Agentes de IA: productividad, transformación y nuevos desafíos

Toman decisiones, ejecutan acciones y aprenden con mínima o ninguna supervisión humana

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Un hombre y una figura
Un hombre y una figura robótica se comunican a través de una interfaz digital, intercambiando iconos y datos en un entorno futurista. La imagen ilustra el avance de la inteligencia artificial y su integración en la vida cotidiana, destacando la colaboración entre humanos y máquinas en la era digital. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Hoy, casi todas las organizaciones aspiran a convertirse en empresas impulsadas por inteligencia artificial. Sin embargo, solo el 1% se considera realmente madura para adoptarla, según McKinsey. Y mientras la industria evoluciona rápidamente de chatbots a copilotos y ahora a agentes autónomos de IA —también llamados sistemas agénticos—, las empresas que no actúen pronto corren el riesgo de quedarse atrás.

Estos agentes no solo generan texto o responden preguntas. Toman decisiones, ejecutan acciones y aprenden con mínima o ninguna supervisión humana. Gartner predice que para 2028, el 33% de las aplicaciones empresariales incorporarán IA agéntica, permitiendo que hasta el 15% de las decisiones laborales cotidianas se tomen de forma autónoma.

El impacto ya es tangible

Los agentes autónomos están comenzando a transformar procesos en múltiples sectores. En atención al cliente, brindan soporte 24/7 y resuelven una amplia variedad de consultas. En logística, optimizan inventarios y automatizan tareas repetitivas. En recursos humanos, seleccionan currículums, agendan entrevistas y agilizan la contratación.

Un caso destacado en América Latina es el de Grupo Falabella en Colombia, que al integrar un agente basado en IA con WhatsApp, logró que más del 70% de las consultas sobre pedidos se resolvieran por esta vía en solo tres semanas. Esto no solo redujo la carga operativa, sino que también mejoró significativamente la experiencia del cliente.

Una fuerza laboral aumentada

El verdadero potencial de esta tecnología no es reemplazar, sino complementar al talento humano. Al hacerse cargo de tareas repetitivas, los agentes permiten que los equipos se concentren en funciones estratégicas, creativas y de mayor valor agregado. Esto se traduce en mayor productividad, eficiencia operativa y escalabilidad.

Deloitte estima que el 25% de las compañías que hoy usan IA generativa lanzarán pilotos de IA agéntica este año. La carrera no ha hecho más que comenzar.

Confianza, ética y supervisión

Como toda tecnología emergente, los agentes autónomos traen consigo desafíos importantes. La confianza es uno de ellos. Según Salesforce, el 93% de los trabajadores de oficina no considera totalmente confiables los resultados de la IA en tareas laborales. Y el 60% de los consumidores cree que, a medida que esta tecnología avanza, la confianza se vuelve más importante que nunca.

Para avanzar con solidez, las organizaciones deben garantizar que sus sistemas de IA estén entrenados con datos precisos, sean respetuosos de la privacidad y operen bajo marcos éticos claros. La transparencia sobre cómo funcionan los agentes —y la rendición de cuentas sobre sus acciones— será crucial para fortalecer la confianza de usuarios, colaboradores y reguladores.

Hacia una adopción responsable

La implementación exitosa de esta tecnología requiere un enfoque multilateral. Gobiernos, empresas, sociedad civil y academia deben trabajar juntos para establecer directrices claras y salvaguardas sólidas. También se necesita invertir en formación continua, de modo que los equipos humanos comprendan cómo interactuar y colaborar con la IA, extrayendo su máximo valor.

Ya no se trata de si debemos adoptar agentes de IA, sino de cómo hacerlo de forma responsable, estratégica y con visión a largo plazo. Con marcos regulatorios adecuados, principios éticos robustos y talento bien preparado, podremos construir un futuro más productivo e inclusivo, impulsado por una fuerza laboral híbrida: humana y digital.