
El suicidio constituye una de las principales problemáticas de salud mental en el mundo y en el Perú. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 700 mil personas mueren cada año por esta causa, siendo los adolescentes y jóvenes uno de los grupos más vulnerables. En el contexto nacional, el Ministerio de Salud (Minsa) ha alertado que los casos de suicidio cometidos por adolescentes van en aumento, especialmente en zonas urbanas como Lima, Callao, Arequipa y Trujillo. Según reportes del Seguro Social de Salud (EsSalud), durante los últimos años se ha incrementado la atención en emergencias psiquiátricas vinculadas a intentos autolesivos, lo que refleja la urgencia de atender este problema con un enfoque preventivo y comunitario.
La adolescencia es una etapa de cambios profundos: físicos, psicológicos y sociales. En ella, los adolescentes construyen su identidad, enfrentan presiones escolares, familiares y sociales, y atraviesan transformaciones hormonales que afectan sus emociones. Estos factores, sumados a la dificultad para regular los impulsos, hacen que los adolescentes tengan un riesgo más alto de cometer suicidio en comparación con otras etapas de la vida.
¿Por qué el riesgo de suicidio es más alto en adolescentes?

El riesgo de suicidio en adolescentes es más alto que en otras etapas de la vida por una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales.
- Cambios biológicos y cerebrales
- Durante la adolescencia el cerebro todavía está en desarrollo, especialmente la corteza prefrontal, que regula el control de impulsos y la toma de decisiones.
- Esto puede llevar a que reaccionen con mayor intensidad a situaciones de estrés y tengan más conductas impulsivas.
- Factores emocionales y psicológicos
- La adolescencia es una etapa de construcción de identidad y de fuerte búsqueda de pertenencia.
- La depresión, ansiedad y otros trastornos emocionales suelen aparecer en este periodo.
- La dificultad para manejar emociones intensas como la tristeza, la culpa o la frustración puede aumentar el riesgo.
- Presión social y escolar
- Los adolescentes enfrentan presión académica, conflictos familiares, problemas económicos y expectativas sociales.
- El bullying, tanto presencial como en redes sociales, es un factor de riesgo muy importante.
- Aislamiento y falta de apoyo
- La sensación de no ser comprendidos por adultos o pares puede intensificar sentimientos de soledad.
- La ausencia de redes de apoyo emocional aumenta la vulnerabilidad.
- Acceso a información y métodos
- Internet y las redes sociales pueden exponer a los adolescentes a contenidos dañinos o incluso incitarlos a normalizar la idea del suicidio.
- Factores de riesgo adicionales
- Historia de abuso físico, emocional o sexual.
- Consumo de alcohol y drogas.
- Antecedentes familiares de suicidio o enfermedad mental.
Cómo reducir el riesgo de suicidio en los adolescentes

La familia es el primer espacio de protección y acompañamiento emocional para los adolescentes. Existen varias acciones que los padres, madres o cuidadores pueden implementar para reducir el riesgo de suicidio:
- Promover la comunicación abierta y sin juicios: escuchar a los adolescentes con empatía y sin minimizar sus problemas ayuda a que se sientan comprendidos.
- Detectar señales de alerta: cambios drásticos en el comportamiento, aislamiento, expresiones de desesperanza o comentarios sobre la muerte no deben ser ignorados.
- Fortalecer la autoestima: reconocer los logros, valorar los esfuerzos y evitar comparaciones negativas contribuye a que los adolescentes se sientan valorados.
- Regular el uso de redes sociales: supervisar el contenido al que acceden y promover un uso responsable de internet es clave para evitar la exposición a mensajes dañinos.
- Fomentar hábitos saludables: la práctica de deporte, el sueño adecuado y una alimentación equilibrada impactan directamente en la salud mental.
Salud mental y prevención del suicidio
El acompañamiento profesional es esencial para abordar el suicidio en adolescentes. Tanto la psicología como la psiquiatría cumplen un rol preventivo y terapéutico:
- Diagnóstico temprano: un psicólogo puede identificar trastornos emocionales como depresión o ansiedad antes de que se agraven.
- Tratamiento adecuado: en casos más complejos, los psiquiatras pueden recetar medicación que estabilice el estado de ánimo o reduzca la impulsividad.
- Psicoterapia individual y familiar: brinda herramientas al adolescente para manejar el estrés y a la familia para mejorar la comunicación y el apoyo mutuo.
- Reducción del estigma: buscar ayuda profesional normaliza la conversación sobre salud mental y reduce la idea de que los problemas emocionales deben ocultarse.
- Prevención a largo plazo: un tratamiento integral no solo disminuye el riesgo de suicidio inmediato, sino que también fortalece la resiliencia del adolescente para enfrentar futuras crisis.
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