
La arracacha, también llamada zanahoria blanca, es un tubérculo originario de los Andes con una historia milenaria en la alimentación de comunidades rurales.
Este producto agrícola, de aroma suave y sabor delicado, no solo es valorado en la gastronomía, sino también en la medicina popular y en la nutrición moderna.
Sus propiedades energéticas, su aporte de fibra y sus minerales esenciales la han convertido en un alimento aliado de la salud. Cada vez más presente en mercados y cocinas, la arracacha reivindica su rol como parte fundamental de una dieta balanceada.
Un tubérculo con raíces ancestrales

La arracacha ha acompañado a los pueblos andinos desde tiempos prehispánicos. Su cultivo se adaptó a las montañas y valles, convirtiéndose en fuente básica de alimentación para generaciones enteras. Conocida por sus raíces gruesas de tono blanco, amarillo o morado, forma parte de la herencia agrícola que aún perdura en comunidades campesinas.
Además de su importancia histórica, se reconoce por su fácil digestión y su uso en diversas preparaciones tradicionales. Guisos, sopas y purés se enriquecen con su textura cremosa, lo que la hizo indispensable en las cocinas familiares. La arracacha fue considerada durante siglos un alimento de prestigio, ligado a la seguridad alimentaria en regiones de altitud media.
Fuente de energía y nutrientes esenciales

La arracacha es apreciada por su riqueza nutricional. Su composición incluye almidones de fácil asimilación, lo que la convierte en un alimento energético adecuado para niños, adultos y personas mayores. Contiene vitaminas del complejo B, fundamentales para el sistema nervioso y el metabolismo, así como vitamina A que favorece la salud visual y la protección de la piel.
Entre los minerales presentes destacan el calcio y el fósforo, ambos relacionados con el fortalecimiento de huesos y dientes. También contiene hierro, necesario para prevenir la anemia y mantener el transporte de oxígeno en la sangre. Su aporte de potasio contribuye al equilibrio de líquidos y a la regulación de la presión arterial.
La arracacha es una excelente alternativa a otros tubérculos, ya que ofrece carbohidratos de absorción lenta y es rica en micronutrientes que fortalecen el organismo.
Aliada de la digestión y la salud intestinal

La fibra que contiene la arracacha le confiere un papel destacado en la salud intestinal. Al favorecer el tránsito digestivo, ayuda a prevenir el estreñimiento y mantiene el equilibrio de la flora intestinal. Su consumo regular contribuye a mejorar la absorción de nutrientes y a promover una sensación de saciedad, lo que la hace recomendable en dietas de control de peso.
Su suavidad digestiva la vuelve un alimento ideal para personas en recuperación de enfermedades o con estómagos sensibles. Por eso, es común que se utilice en preparaciones ligeras dirigidas a niños pequeños, adultos mayores o pacientes con necesidades alimenticias especiales. La arracacha, además, aporta compuestos antioxidantes que ayudan a reducir el impacto de los radicales libres en el organismo.
De la chacra a la mesa: versatilidad gastronómica

La arracacha no solo es saludable, también es versátil. Puede cocinarse hervida, al vapor o asada, y se incorpora en recetas tradicionales y modernas. Su sabor delicado recuerda a una mezcla entre apio y zanahoria, lo que la convierte en un ingrediente atractivo para chefs que buscan rescatar insumos autóctonos.
En purés, reemplaza fácilmente a la papa. En sopas, aporta textura y aroma característicos. Incluso se utiliza en repostería, pues su harina sirve para preparar panes y bizcochos libres de gluten. También se aprovechan sus hojas y tallos tiernos en la cocina local, demostrando la amplitud de usos que ofrece esta planta.
Su cultivo, además, favorece la diversificación agrícola y mantiene vivas prácticas ancestrales de manejo de la tierra.
Una joya olvidada que gana reconocimiento

Durante mucho tiempo, la arracacha estuvo relegada frente a otros tubérculos de mayor consumo global, como la papa o la yuca. Sin embargo, en los últimos años ha despertado interés por sus cualidades nutricionales y por el rescate de la biodiversidad alimentaria. Organizaciones locales y productores vienen promoviendo su revalorización en mercados urbanos, impulsando su inclusión en dietas modernas y en menús escolares.
La tendencia hacia una alimentación más saludable ha favorecido este redescubrimiento. La arracacha, con su bajo contenido de grasas y su aporte equilibrado de nutrientes, responde a las demandas actuales de consumidores que buscan alimentos naturales, sostenibles y de gran valor nutritivo.
Hoy en día, la arracacha se abre camino en ferias, restaurantes y programas de alimentación comunitaria, mostrando que un producto ancestral puede tener plena vigencia en la mesa contemporánea. Su historia, sus bondades y su versatilidad la colocan como uno de los grandes tesoros de la despensa andina.
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