El café en ayunas: aliado para la concentración y el metabolismo, aunque puede causar molestias si el cuerpo no lo tolera bien

La cafeína ingerida en ayunas se absorbe rápidamente, potenciando la concentración y el gasto energético, aunque los efectos varían según la sensibilidad de cada persona y pueden incluir molestias gástricas o alteraciones hormonales

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Consumir café sin alimentos puede aumentar el estado de alerta y el metabolismo, aunque en personas sensibles puede provocar molestias digestivas, hormonales o ansiedad, por lo que se recomienda observar la respuesta individual del organismo (TikTok /@dr.enriquesoltanik)

Tomar una taza de café en ayunas es un hábito extendido. Muchos lo hacen antes del desayuno, otros incluso lo reemplazan. Este ritual matutino tiene efectos inmediatos en el organismo: despierta, acelera el metabolismo, mejora el ánimo.

Pero no es igual para todos. Si bien se conocen beneficios relacionados con la concentración y la quema de grasa, también se han registrado efectos adversos como acidez, irritación estomacal o alteraciones hormonales. Los expertos coinciden en que cada organismo reacciona de forma distinta y que el equilibrio es clave para aprovechar sus propiedades sin poner en riesgo la salud digestiva o emocional.

Un impulso para el cerebro y el cuerpo

Beber café sin haber comido
Beber café sin haber comido permite una acción más directa de la cafeína y sus antioxidantes, lo que incrementa la concentración y favorece la quema de grasa desde las primeras horas. (Freepik)

El café, al consumirse sin alimentos previos, pasa rápidamente al torrente sanguíneo. Este proceso hace que su componente principal, la cafeína, actúe con más velocidad. Como consecuencia, se potencia el estado de alerta y se eleva la capacidad de concentración. Algunas investigaciones sugieren que este efecto puede ser útil en actividades que requieren agilidad mental, sobre todo en las primeras horas del día.

Además, esta bebida contiene compuestos antioxidantes, como los polifenoles, que ayudan a reducir el impacto de los radicales libres. En ayunas, su absorción no se ve interferida por otros alimentos, lo que permitiría una acción más eficiente en la protección celular.

Otro beneficio frecuente es el aumento del gasto energético: la cafeína estimula el sistema nervioso central, provocando un leve incremento en la termogénesis y facilitando la quema de grasas como fuente de energía.

Estado anímico y regulación hormonal

Una taza de café puede
Una taza de café puede activar el sistema nervioso y mejorar el humor, pero su impacto en el cortisol podría generar efectos indeseados si el cuerpo es sensible al estímulo. (Freepik)

El café en ayunas no solo activa el cuerpo, también incide en el estado emocional. Gracias a la liberación de dopamina y otras sustancias vinculadas con el placer, muchas personas sienten una sensación de bienestar y motivación tras la primera taza. Esta reacción es aprovechada por quienes inician el día con tareas demandantes o necesitan un estímulo para ponerse en marcha.

Sin embargo, no todo es favorable. Algunos estudios advierten que beber café antes de ingerir alimentos puede elevar los niveles de cortisol, una hormona que se asocia al estrés.

Aunque este efecto es pasajero en quienes lo consumen habitualmente, puede amplificar cuadros de ansiedad o insomnio en personas sensibles. También hay quienes reportan palpitaciones, temblores o agitación cuando lo toman sin haber comido nada previamente.

El equilibrio hormonal es complejo, y el café puede ser un disparador en organismos vulnerables. Por eso, se recomienda observar cómo responde el cuerpo a este hábito y considerar horarios más adecuados para su consumo.

Molestias gástricas y efectos secundarios

Al llegar solo al estómago,
Al llegar solo al estómago, el café puede provocar acidez, urgencia digestiva o interferencias con la glucosa, especialmente en quienes tienen condiciones preexistentes. (Freepik)

Uno de los riesgos más comunes del café en ayunas está relacionado con el sistema digestivo. La acidez que genera puede irritar la mucosa gástrica y producir malestar, sobre todo en personas con antecedentes de gastritis, reflujo o colon irritable. También puede intensificar los movimientos intestinales, generando urgencia para ir al baño y, en algunos casos, deshidratación leve.

Otro aspecto a tener en cuenta es su efecto sobre los niveles de azúcar en sangre. Algunos especialistas advierten que, en determinadas personas, la cafeína podría interferir en la sensibilidad a la insulina, alterando el metabolismo de la glucosa. Esto no afecta a todos por igual, pero sí debe ser vigilado en quienes tienen antecedentes de diabetes o hipoglucemia.

El cuerpo humano tiene mecanismos de defensa, y cuando el café llega solo al estómago, sin acompañamiento alimenticio, puede interpretar esta señal como una agresión. Por eso, es habitual que algunos nutricionistas recomienden tomarlo acompañado de un pequeño bocado o, al menos, después de haber bebido agua.

Claves para un consumo responsable

Para que el café sea
Para que el café sea aliado y no un enemigo, es clave respetar los límites diarios, cuidar su calidad y acompañarlo con hidratación adecuada, según cada necesidad corporal. (Freepik)

Para disfrutar de los beneficios del café sin sufrir sus efectos secundarios, es fundamental moderar su ingesta. Las recomendaciones generales apuntan a no superar las cuatro tazas diarias, lo que equivale a unos 400 miligramos de cafeína. Además, se aconseja evitar el azúcar y las cremas artificiales, que no aportan nutrientes y pueden generar picos de glucosa.

También puede ser útil esperar entre 30 y 45 minutos después de despertarse antes de tomar café, permitiendo que el cuerpo complete su ciclo natural de activación con el cortisol matinal. Esta pausa ayuda a que el organismo no dependa exclusivamente del estímulo externo de la cafeína.

Elegir cafés menos ácidos, como los de tueste medio o bajo, o incluso versiones descafeinadas, puede ser una buena alternativa para quienes sufren molestias estomacales. La hidratación también es clave: acompañar el café con agua ayuda a evitar efectos diuréticos excesivos y protege al cuerpo de la deshidratación.

En definitiva, el café en ayunas no es ni un enemigo ni un salvador universal. Es una herramienta, y como tal, su eficacia depende del contexto en que se use. Entender las señales del cuerpo, ajustar las dosis y no convertirlo en un reemplazo de los alimentos son pasos esenciales para que este ritual cotidiano se transforme en un aliado, no en una carga.