
En octubre se define si la Argentina sigue el camino de la libertad o vuelve a las manos de quienes la hundieron en décadas de decadencia. Desde diciembre de 2023, el gobierno de Javier Milei ha trazado un rumbo claro: transformar nuestro país mediante una redefinición profunda del rol del Estado. Este cambio de paradigma, basado en la inversión privada, la reorganización del aparato público y una desregulación inteligente, está liberando las fuerzas productivas de la Nación y de mi querida provincia de Río Negro. No queremos un Estado omnipresente que asfixie; queremos uno que genere las condiciones para que el sector privado invierta, construya y crezca.
Río Negro no es una provincia más: es un pilar estratégico en la visión federal de Milei. Su ubicación privilegiada, sus costas atlánticas con salida a las rutas marítimas internacionales, su potencial energético, frutícola, industrial y minero, y sobre todo su espíritu competitivo, la convierten en un nodo esencial del nuevo mapa logístico nacional. Este gobierno ha tomado la decisión valiente de desmantelar estructuras estatales ineficientes y confiar en que el mercado, cuando se le otorgan las condiciones correctas, asigna mejor los recursos, identifica prioridades reales y actúa con eficacia. Río Negro está lista para dejar de ser relegada y convertirse en motor del crecimiento argentino.
Para que esta visión se concrete, el Congreso debe ser un aliado de la transformación y de la libertad, no un obstáculo. Un Congreso aliado de Milei es la garantía de que cada reforma no quede frenada por los mismos que viven del privilegio y del gasto público. Las leyes que salgan de allí tienen que dar previsibilidad, confianza e incentivos a quienes producen e invierten en cada rincón del país. Porque sin infraestructura moderna, federal y competitiva, no hay crecimiento posible. Y sin provincias fuertes, no hay Nación posible.
Ganar en octubre es clave para que Javier Milei consolide el respaldo político necesario y avance con decisión en la transformación estructural que ya comenzó. Queremos un Legislativo que legisle para la eficiencia, la inversión productiva y la integración territorial, no para perpetuar privilegios ni estructuras obsoletas. Río Negro, con su valle fértil, su cordillera productiva, su potencial energético y sus costas estratégicas, no pide dádivas: exige libertad para competir y crecer.
Río Negro está lista. Argentina también. En octubre votemos sin miedo: votemos por la libertad, por Milei y por un futuro donde el Estado ya no sea el obstáculo, sino el garante de nuestra grandeza.
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