
Imaginemos a un CEO iniciando su jornada: su teléfono no deja de vibrar con notificaciones, el correo se inunda de asuntos urgentes, varias reuniones colman la agenda y su mente salta de una preocupación a otra.
En el mundo empresarial actual —hiperconectado y saturado de estímulos— enfocar la atención se ha vuelto un desafío constante. Sin embargo, dominar el Neuro Focusing puede ser la clave oculta para impulsar la productividad y reducir el estrés en líderes y equipos.
La atención, un recurso escaso y valioso
El psicólogo Daniel Goleman, autor de Focus: el motor oculto de la excelencia advierte que la atención es un activo mental subestimado pero crucial para desenvolverse con éxito en la vida y en los negocios.
El entorno digital nos empuja a la multitarea constante —revisar mensajes en medio de reuniones, alternar entre decenas de pestañas del navegador, responder llamadas mientras se redacta un informe— bajo la creencia falaz de que “hacer más cosas a la vez es sinónimo de productividad”.
Pero la ciencia indica lo contrario: nuestro cerebro no está diseñado para la multitarea intensiva. Cuando creemos que estamos haciendo varias cosas simultáneamente, la mente salta rápidamente de una tarea a otra, y esto trae aparejado un “costo de cambio” cognitivo cada vez. Cada cambio de foco requiere un tiempo para que el cerebro se reoriente, lo cual ralentiza el progreso general y aumenta el consumo de energía mental.
En una encuesta de 2022 publicada por Harvard Business Review muchos profesionales reconocieron que la multitarea disminuía su rendimiento
Un estudio de la Universidad de California descubrió que, tras una interrupción, un empleado puede tardar varios minutos en retomar plenamente la concentración en la tarea original. Más allá del tiempo neto, lo que se pierde es el ritmo, el tempo y el timing de lo que veníamos haciendo. En paralelo, una investigación de la Wake Forest University liderada por el profesor Anthony Sali confirmó mediante resonancias magnéticas que los cambios de tarea frecuentes sobrecargan la mente, especialmente en tareas complejas que requieren profunda concentración.
No es de extrañar entonces que en una encuesta de 2022 publicada por Harvard Business Review muchos profesionales reconocieran que la multitarea disminuía su rendimiento, contrariamente al mito popular. El precio oculto de la dispersión no solo se mide en minutos perdidos, sino también en calidad de trabajo y bienestar. Alternar constantemente de foco conduce a más errores y despistes: es fácil pasar por alto detalles críticos cuando la mente está “en constante cambio” de contexto.
Hacer menos para lograr más: la ciencia detrás del enfoque
Numerosos estudios coinciden en que enfocar la atención en una cosa a la vez multiplica la eficacia, mientras que dispersarse entre múltiples frentes la reduce. Cuando centramos todos nuestros recursos cognitivos en una tarea prioritaria, la ejecutamos mejor y en menos tiempo. En cambio, al dividir la atención, ninguna actividad recibe el 100% de nuestro potencial.
Un informe de la Asociación Americana de Psicología (APA) reveló que más de la mitad de los trabajadores perciben que la multitarea deteriora su rendimiento cognitivo y su capacidad de retener información. Es revelador que el 60% de los encuestados reportó que multitaskear les elevaba el estrés y mermaba su desempeño, socavando a la larga su productividad.
La neurociencia nos da una pista clara: el cerebro opera en serie, no en paralelo, para las tareas que exigen concentración. Cuando intentamos abarcar varias tareas demandantes, en realidad el cerebro enciende y apaga diferentes circuitos en rápida sucesión. Ese micro corte repetido rompe el “flujo” de trabajo. Mihály Csíkszentmihályi, pionero de la psicología positiva, acuñó el término estado de flujo para describir la inmersión profunda en una actividad con alto grado de enfoque.
En el estado de flujo, perdemos la noción del tiempo porque estamos completamente absortos y rindiendo al máximo de nuestras capacidades.
Empresas innovadoras como Microsoft reportaron que al instituir “no-meeting days” la eficiencia de sus equipos aumentó notablemente
La investigación de Csíkszentmihályi demostró que la productividad y la satisfacción se disparan al alcanzar este estado de concentración plena. Según la APA, saltar entre tareas puede hacer que se tarde hasta un 40% más de tiempo en completarlas en comparación con abordarlas secuencialmente. Y no solo se pierde tiempo: cambiar de contexto repetidamente aumenta la probabilidad de cometer el triple de errores, algo crítico cuando se trata de decisiones ejecutivas o tareas de alta precisión.
Empresas que lideran con enfoque
Veámoslo en términos empresariales concretos. Supongamos que un gerente intenta terminar un reporte financiero complejo mientras atiende llamadas y mensajes urgentes. Si decidiera bloquear una hora de concentración exclusiva en el análisis financiero (sin interrupciones), probablemente avance más en ese lapso que en tres horas interrumpidas.
Empresas innovadoras como Microsoft reportaron que al instituir “no-meeting days” la eficiencia de sus equipos aumentó notablemente, ya que se facilita ese flujo ininterrumpido de trabajo de calidad. Otro ejemplo inspirador es el caso de Aetna, una gran compañía de seguros de EEUU. Su CEO, Mark Bertolini, introdujo un programa corporativo de meditación y yoga para sus empleados, con la idea de ayudarles a enfocar la mente y manejar el estrés.
Los resultados fueron contundentes: más de 13.000 empleados que participaron reportaron un 28% menos de estrés y ganaron en promedio 62 minutos semanales de productividad gracias a su mente más enfocada y calmada. En términos anuales, eso representó unos $3.000 dólares de valor añadido por empleado simplemente por mejorar su capacidad de concentración y bienestar. Además, la calidad de su descanso aumentó (20% mejor sueño) y experimentaron menos dolor físico.
El Neuro Focusing como antídoto del estrés
Si la productividad es la cara racional del Neuro Focusing, la reducción del estrés es su contracara emocional. Estrés y dispersión suelen ir de la mano en la vida corporativa moderna. Pensemos en la ansiedad que genera tener la mente en mil temas inconclusos, o la tensión de intentar responder a todo al mismo tiempo.
Al entrenar el foco atencional, estamos también entrenando la calma mental. Concentrarse en una sola tarea reduce esa sensación de sobrecarga porque acota nuestra atención al aquí y ahora, liberándonos —al menos temporalmente— del peso de todo lo demás.
La evidencia psicológica respalda este vínculo. En el estudio de la Asociación Americana de Psicología, además de las implicaciones para el rendimiento, se halló que la multitarea frecuente afecta al bienestar mental: casi la mitad de las personas advirtió una disminución de su bienestar general por cambiar de tarea constantemente. Otra investigación de la Universidad de Houston profundizó en el aspecto emocional: descubrió que la rutina constante de superponer tareas provoca emociones negativas como estrés y frustración, erosionando la satisfacción laboral con el tiempo.
Cuando logramos sumergirnos plenamente en una sola actividad, la mente encuentra un respiro. Al cerrarle la puerta a distracciones y pendientes durante un periodo delimitado, disminuye la liberación de cortisol (la hormona del estrés) asociada a la sobreestimulación. Además, completar aunque sea una tarea importante proporciona una micro-satisfacción que reduce la ansiedad por las demás responsabilidades pendientes.
La ciencia del enfoque: cómo el cerebro aprende a concentrarse
Resulta fascinante profundizar en por qué el Neuro Focusing funciona tan bien. La ciencia del cerebro nos muestra que la atención es algo así como el director de orquesta de nuestra mente: cuando dirige bien, todos los “músicos” (memoria, creatividad, razonamiento) tocan armónicamente; cuando falta dirección, reina el ruido.
Investigadores de Harvard observaron, mediante resonancias magnéticas, que tras solo 8 semanas de entrenamiento en atención plena (mindfulness) se reduce la densidad de materia gris en la amígdala —la región cerebral clave en la respuesta al estrés y la ansiedad— y, paralelamente, aumenta la densidad en áreas asociadas a la atención y la regulación emocional. Es decir, enfocar la mente regularmente puede literalmente debilitar el centro neurológico del estrés.
Las investigaciones incluso han detectado efectos físicos preocupantes: personas habituadas a la multitarea intensa muestran una menor densidad de materia gris en regiones como el cíngulo anterior, implicada en el control emocional y la toma de decisiones. Esto sugiere que la dispersión crónica no solo afecta momentáneamente, sino que podría reconfigurar el cerebro hacia patrones menos eficientes y más reactivamente estresados.
Estrategias prácticas para implementar el Neuro Focusing
Reconocer el valor del enfoque es el primer paso; el siguiente es llevarlo a la práctica en el día a día empresarial. Afortunadamente, existen estrategias concretas y ejemplos aplicados que han demostrado efectividad para CEOs, gerentes y equipos completos.
- Monotarea deliberada: Adoptar la regla de “una cosa a la vez” puede transformar radicalmente la dinámica laboral. Por ejemplo, agrupar tareas similares en bloques de tiempo evita los cambios constantes de contexto. Si respondemos todos los correos en una franja fija en lugar de a cada momento, liberamos el resto del tiempo para proyectos de mayor valor sin interrupciones. Muchos ejecutivos exitosos agendan en su calendario horas específicas para tareas profundas durante las cuales se aíslan de interrupciones.
- Higiene digital y entorno propicio: Silenciar notificaciones del móvil o correo electrónico durante periodos de concentración, cerrar aplicaciones o chats innecesarios y mantener un espacio de trabajo ordenado. Algunas empresas fomentan prácticas como “No Slack Fridays” (viernes sin mensajería interna) o designan salas libres de tecnología para quien necesite pensar sin pantallas de por medio.
- Mindfulness y pausas regenerativas: Incorporar prácticas de atención plena en la jornada laboral ayuda a entrenar la concentración y reducir el estrés simultáneamente. Empresas de vanguardia como Google, SAP o Apple llevan años ofreciendo a sus empleados programas de mindfulness y espacios de meditación, reconociendo el retorno de inversión: empleados más enfocados, creativos y resilientes al estrés.
- Priorizar y saber decir “no”: Practicar una priorización rigurosa, apoyados en herramientas como la Matriz de Eisenhower (urgente vs. importante) para decidir a qué dedicar su atención limitada. Delegar tareas secundarias es otra táctica esencial: confiar en el equipo y descentralizar responsabilidades libera al líder para concentrarse en lo que solo él/ella puede hacer.
- Cultura que valora la concentración: Desde la alta dirección comunicar claramente el valor del Neuro Focusing. Algunas empresas implementan días sin reuniones o horarios de silencio en los que se espera que todos trabajen en proyectos importantes sin molestar ni ser molestados. Un estudio sobre empresas que redujeron sus reuniones semanales en 40% designando jornadas libres de juntas encontró mejoras significativas en la productividad y disminución del agotamiento del personal.
Conclusión: el liderazgo del siglo XXI es atención consciente
En un entorno empresarial dominado por la prisa, la hiperconectividad y la presión por resultados inmediatos, el Neuro Focusing emerge como un superpoder silencioso. Paradójicamente, la forma de acelerar y ganar ventaja puede ser primero frenar y reorientar nuestra atención hacia una sola cosa a la vez.
La práctica de enfocar la atención cognitiva y emocional nos invita a retomar las riendas de nuestras mentes, a respirar en medio de la tormenta de estímulos y a responder con claridad estratégica en lugar de reaccionar con desgaste.
Adoptar el Neuro Focusing no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Requiere disciplina personal y apoyo organizacional. Pero sus frutos son transformadores: equipos enfocados en metas claras, que trabajan con menos fricción mental y gestionan el estrés proactivamente.
En la próxima decisión que tomes, en la próxima tarea que emprendas, te invito a probar este enfoque: detente, respira, clarifica tu objetivo y avanza con atención plena. Verás cómo en ese sencillo acto reside un poder extraordinario para lograr más con menos estrés, liderando con la mente clara y el corazón tranquilo.
El autor es experto en Gestión del Estrés, Inteligencia Emocional y Neurocomunicación Intergeneracional aplicada a la productividad y bienestar organizacional. Expositor, consultor y escritor
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