
El mate es parte de la rutina diaria, del trabajo, del estudio y de los momentos de encuentro. Pero detrás de ese símbolo cultural hay un proceso que exige planificación, coordinación y una logística que funciona los 365 días del año.
La yerba mate no sólo necesita condiciones agrícolas específicas: también depende de transporte, infraestructura, procesos industriales y una red de distribución que conecta zonas productivas con miles de puntos de venta en el país.
Además, la industria vive un momento especial. Los últimos informes del sector muestran que 2024 cerró con exportaciones históricas, con volúmenes muy por encima de los de años anteriores.
La cadena logística desde el origen: del corte de la hoja al estacionamiento
El recorrido comienza en las plantaciones, donde la cosecha de hoja verde es altamente estacional y depende tanto del clima como de la disponibilidad de caminos transitables. Esa materia prima debe trasladarse de inmediato a los secaderos, ubicados cerca de las zonas de cultivo. Allí se realiza el secado inicial y el “canchado”, una etapa en la que las hojas ya secas se parten en trozos grandes para facilitar su almacenamiento y su maduración posterior. Ese producto intermedio es la base con la que luego trabajarán los molinos.
Tras secarse y ser canchada, el insumo pasa a un período de estacionamiento que puede extenderse durante meses. En esta instancia necesita espacio, condiciones estables y un manejo cuidadoso para desarrollar el aroma, el color y el sabor característicos.
Ese primer traslado —uno de los más delicados de toda la cadena— se realiza casi exclusivamente en camiones. La infraestructura vial rural condiciona el ingreso a los secaderos, especialmente en épocas de lluvia. Aun así, es un tramo que se repite diariamente y que sostiene el flujo productivo.
Una vez estacionada, la yerba canchada viaja a los molinos, ubicados en zonas urbanas o industriales. Este segundo tramo logístico abarca distancias más largas y requiere vehículos con mayor capacidad de carga. En el lugar, se completa el proceso: se muele fino, se clasifica, se mezcla y finalmente se envasa en distintos formatos según su destino.
Distribución nacional: el viaje que garantiza el mate en cada hogar
Con el producto ya fraccionado, comienza la fase de mayor volumen y frecuencia: la distribución en todo el país. La yerba viaja en camiones hacia centros logísticos, mayoristas y supermercados. La reposición diaria o semanal mantiene el flujo constante hacia miles de comercios de cercanía.
A diferencia de otros productos, la demanda es estable y alta durante todo el año. Incluso en meses de mayor calor, el consumo no se retrae significativamente, lo que obliga a sostener un esquema de distribución continua. La logística urbana —carga, descarga, almacenamiento, última milla— completa un recorrido que, aunque invisible para el consumidor, sostiene una de las infusiones más consumidas del país.

Exportaciones en alza: una cadena logística que empieza a mirar al mundo
El mate dejó de ser un hábito exclusivamente local. En los últimos años creció la demanda en comunidades de argentinos en el exterior y, paralelamente, se multiplicaron los consumidores internacionales.
Los últimos registros del sector muestran que el 2024 cerró con volúmenes récord de exportación, superando ampliamente las cifras habituales que rondaban los 40 millones de kilos. Este salto se consolidó gracias a tres factores:
- Mayor presencia en ferias y circuitos globales,
- Más empresas exportadoras y mayor diversificación de actores,
- Un crecimiento fuerte en mercados con gran potencial.
Hoy, Siria sigue siendo un destino clave, pero también crecen las colocaciones en Chile, Estados Unidos, España y otros países europeos. Además, aparece un fenómeno nuevo: el ingreso a India, un mercado masivo donde el consumo de infusiones es central.
Este interés no surge solo por la búsqueda global de bebidas naturales, sino también por la difusión cultural del mate a través de redes sociales, deportistas de alto perfil y figuras públicas que lo incorporaron a su vida cotidiana. Ese fenómeno expandió la curiosidad en audiencias que antes no lo conocían y abrió la puerta para que la yerba mate argentina gane espacio en mercados masivos.
La combinación de ambos circuitos —el interno y el exportador— revela la magnitud de una cadena logística que evolucionó para sostener tanto la tradición cotidiana como su creciente presencia global. El mate, que acompaña rutinas y vínculos desde hace generaciones, hoy depende de un entramado operativo que conecta plantaciones, industrias, rutas, centros de distribución y puertos.
En este Día Nacional del Mate, la infusión más emblemática del país muestra que detrás de cada paquete hay una red que se moderniza, crece y proyecta a la Argentina en nuevos mercados, manteniendo viva una costumbre que trasciende fronteras.
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