Insumos críticos y distancias largas: la otra cara de la práctica quirúrgica

Horacio Mayer, cirujano plástico y director de educación de Icoplast, destaca cómo las regulaciones, la logística y la comunicación científica determinan los resultados médicos

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Horacio Mayer es cirujano plástico
Horacio Mayer es cirujano plástico y director de educación de Icoplast (Foto: Movant Connection)

“Un implante equivocado puede suspender una cirugía”, advierte Horacio. En esta entrevista, recorre cómo funcionan las compras internacionales de insumos quirúrgicos, los retos de la distribución local y el valor de la cirugía plástica tanto en su dimensión estética como en la reparadora.

¿Cómo describirías la dinámica de las compras internacionales de insumos quirúrgicos y su logística asociada?

La logística de los productos utilizados en cirugía plástica, estética y reparadora depende en gran medida de empresas importadoras y distribuidoras, que a su vez trabajan con compañías de logística responsables de entregar el insumo al centro médico o al profesional. La logística es fundamental, porque sin determinados insumos es imposible realizar ciertos procedimientos.

Un ejemplo clásico es el aumento mamario. Los implantes deben entregarse con al menos un día de antelación en el centro médico. Si llegan tarde o con un modelo equivocado, la cirugía puede suspenderse.

En el caso de las reconstrucciones mamarias por cáncer, la logística cobra aún más peso. Muchas veces el implante enviado no coincide con la necesidad real de la paciente, y eso obliga a recurrir de urgencia al distribuidor. Se envían motocicletas desde depósitos que no siempre están cerca del hospital o la clínica, lo que puede demorar hasta una hora y media con la paciente ya anestesiada.

Hasta el momento, solo un hospital de la Argentina ha logrado mantener un stock permanente de implantes mamarios, lo que permite ajustar tamaños en el momento sin depender de urgencias externas. No todos tienen esa ventaja. En provincias como Corrientes, por ejemplo, los cirujanos dependen de distribuidores en Rosario y muchas veces terminan usando implantes que no son los ideales. Por eso insisto: la logística es clave para garantizar calidad en los resultados.

¿Cuáles son los países líderes como proveedores de materiales e insumos en tu especialidad?

Hay que diferenciar entre cirugía estética y reconstructiva. En cirugía estética, en Latinoamérica destacan Brasil, Costa Rica y México, y en las Américas, Estados Unidos. En Europa, Francia, Alemania y Holanda, mientras que en los últimos años Corea del Sur ha crecido mucho como productor.

En cirugía reconstructiva, los principales proveedores de microscopios y dispositivos para microcirugías son Japón y Alemania. También hay accesorios complementarios, como las prendas compresivas, donde lideran Estados Unidos, España y Brasil. Estas prendas se usan tanto en cirugías estéticas como en la recuperación de pacientes quemados, porque ayudan a mantener la cicatriz plana y evitar deformaciones.

¿Qué tan rápido llegan las innovaciones a la Argentina?

Suelen demorar. Todo dispositivo médico debe ser autorizado por la ANMAT, y ese proceso puede tardar entre uno y tres años. Además, está el factor del costo. Un ejemplo claro: los implantes mamarios ultralivianos desarrollados en 2015 en Israel recién llegaron a Argentina el año pasado. Estos implantes, un 30% más livianos gracias a micropartículas de borosilicato, son una gran opción para pacientes con problemas de columna o exceso cutáneo.

En Chile cuestan la mitad, y en Argentina el doble, por los impuestos internos. Esa diferencia de precios y la burocracia explican las demoras. En Europa, en cambio, basta con el sello de la Comunidad Europea para que un producto esté disponible en todos los países. Acá no: cada autorización se gestiona aparte.

Horacio comenta que, en cirugía
Horacio comenta que, en cirugía plástica "la logística es fundamental, porque sin determinados insumos es imposible realizar ciertos procedimientos" (Foto: Shutterstock)

¿Cómo describís el aporte de tu profesión a la sociedad?

Mucha gente piensa en la cirugía plástica solo como algo estético, pero en realidad son dos caras indivisibles: la estética y la reparadora. No hay una buena reconstrucción sin componente estético, ni una cirugía estética de calidad sin principios reconstructivos.

Un profesor que tuve mientras estudiaba en el extranjero me regaló un libro escrito por Joseph Murray, el único cirujano plástico ganador de un Premio Nobel, que relataba cómo la cirugía plástica puede corregir estigmas físicos y traumas psicológicos. Murray decía que éramos “cirujanos del alma”, porque reconstruir a una mujer tras un cáncer de mama o a un paciente quemado es también devolverle autoestima, vínculos y vida social.

Una mujer mastectomizada muchas veces se siente amputada. La reconstrucción le permite recuperar seguridad en su cuerpo y en su entorno afectivo. Lo mismo pasa con un paciente quemado: sin reconstrucción, suele quedar segregado socialmente. La cirugía plástica facilita la integración social, no solo mejora una estética.

¿Qué mensaje te gustaría dejarle a nuestros lectores?

Comunicar es esencial. En medicina, comunicar significa publicar. Y publicar en inglés es la única manera de que los aportes trasciendan. En Latinoamérica hay profesionales brillantes que no publican en inglés y terminan siendo plagiados. Otros autores traducen sus ideas, las presentan como propias y la historia se queda con ese registro.

Yo insisto siempre en que los médicos jóvenes deben aprender a escribir y publicar en inglés, recolectar datos, ser metódicos y curiosos. Vivimos en un mundo globalizado: si no comunicamos en un lenguaje común, corremos el riesgo de que nuestro mensaje quede limitado a lo local. Publicar es la forma de trascender más allá de nuestras vidas.