Precisión y un estricto marco regulatorio para importar y exportar productos médicos

Javier Jara, despachante de aduana y titular de un estudio de comercio exterior, analiza los desafíos de un sector crítico donde la urgencia y las normativas definen cada operación

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Javier Jara es despachante de
Javier Jara es despachante de aduana y titular de un estudio de comercio exterior (Foto: Movant Connection)

Al referirse a operaciones de comercio exterior en salud, Javier comenta que “un 80% del éxito depende de trabajar con operadores especializados en salud”. En esta entrevista profundiza en las particularidades del sector farmacéutico y médico, donde las regulaciones estrictas, la coordinación logística y el conocimiento técnico resultan determinantes para garantizar abastecimiento seguro y oportuno.

¿Cuáles son las particularidades de gestionar exportaciones o importaciones en la industria farmacéutica y médica?

Particularmente, la gestión de comercio exterior en el rubro de la salud tiene como punto central que los productos impactan en el bienestar de las personas. No son como cualquier otro bien.

Más allá del marco regulatorio, hay que contemplar toda la cadena logística: desde que sale de la planta, cómo se manipula, para qué se utiliza y qué tipo de tratamiento requiere. En este sentido, el papel del despachante de aduana es clave para coordinar todos los sectores. No se trata de un rubro más, exige recaudos adicionales al momento de importar o exportar. Tanto en importaciones como en exportaciones, las regulaciones son estrictas y determinantes para la operación.

¿Existen diferencias entre insumos y productos terminados?

Todos los productos, tanto para insumos como para el producto terminado que va directo de venta al público o directo a los hospitales, tienen particularidades e intervenciones de cada sector.

En sí, todo lo que es salud se maneja bajo un marco regulatorio del Ministerio de Salud: ANMAT con la parte de tecnología médica y productos médicos, INAME con la parte de medicamentos, y también normas aplicadas a alimentos con fines médicos. Si bien cada uno tiene su marco regulatorio, la operatoria se encara de la misma forma. No es que algo vaya a ser más fácil porque es producto terminado o más complicado porque es un insumo: todos requieren el mismo cuidado.

Hace poco se modificaron normativas que flexibilizan la gestión de algunos insumos médicos. ¿Qué impacto tienen esos cambios?

En este rubro las normativas cambian de manera constante. En particular, se simplificaron trámites para productos de bajo riesgo, como cosméticos o productos médicos clase uno y dos, que son mínimamente invasivos.

Antes se exigían autorizaciones previas; ahora basta con un aviso de importación posterior a la liberación de la carga. Esto no significa menos control, sino que se facilita el procedimiento. En exportación no hubo grandes cambios, porque allí el marco lo fija el país de destino. La simplificación aplica principalmente a las importaciones.

No hay motivo para preocuparse. Lo que cambió fueron los procedimientos administrativos, pero los controles siguen. Los productos de salud deben contar con avales internacionales, como la FDA en Estados Unidos, la Comunidad Europea o Japón. Son organismos de referencia a nivel mundial: si un producto está aprobado allí, es aceptado en la mayoría de los países. No se trata de traer cualquier cosa sin control.

¿Cómo impactan las certificaciones y gestiones con terceros organismos en tiempos y costos dentro de la cadena de abastecimiento?

Hoy el despachante de aduana no solo es un nexo con el área de comercio exterior, sino también con regulatorios, planning y logística interna de cada empresa. Todo debe coordinarse para que no haya desabastecimiento y las plantas mantengan sus tiempos de producción.

Si regulatorios no cuenta con la documentación adecuada, el producto puede quedar retenido en aduana. Eso afecta tanto a hospitales como a plantas. El éxito de la operatoria depende de alinear documentación, tiempos y logística.

¿Cómo se planifica el transporte en este rubro?

Es un sector crítico, aunque no perecedero. Lo urgente surge porque hospitales y entidades suelen trabajar con tiempos muy ajustados. Entonces, coordinar la logística internacional es esencial. Muchas veces se subestima el impacto de los imponderables.

Con la sobrecarga actual en marítimo y aéreo, es común que las cargas queden en tránsito o no embarquen en el primer buque o vuelo. Eso genera demoras. Por eso, diría que un 80% del éxito depende de trabajar con operadores especializados en salud. No es lo mismo mover tornillos que un producto médico.

Refiriéndose a la gestión de
Refiriéndose a la gestión de comercio exterior en el rubro de la salud, Javier comenta que "hay que contemplar toda la cadena logística: desde que sale de la planta, cómo se manipula, para qué se utiliza y qué tipo de tratamiento requiere" (Foto: Shutterstock)

Además de marítimo y aéreo, ¿se utiliza transporte terrestre para el comercio exterior en este sector?

Sí, sobre todo en los países limítrofes. Hay exportaciones de productos médicos en camiones a destinos como Perú o Brasil. De hecho, Brasil es un mercado muy activo en fabricación de productos médicos. El transporte terrestre es habitual y mueve volúmenes importantes dentro del Mercosur.

¿Qué implica un servicio logístico terrestre especializado en salud?

Implica conocer al detalle el producto. Muchas veces los medicamentos deben viajar refrigerados o con control de temperatura. No es lo mismo trasladar en invierno que en verano. Un camión detenido en frontera varios días bajo el sol puede comprometer la carga.

La especialización está en entender esas necesidades: manipulación, transporte y condiciones de conservación. Aunque la resistencia suele estar más vinculada al almacenaje que al transporte, esos días de tránsito pueden ser críticos. El conocimiento del producto es lo que agrega valor en comercio exterior.

¿Qué errores suelen cometer las empresas cuando buscan importar o exportar productos de salud?

El error más común es pensar que cualquier servicio sirve. No es así. Si tenés un problema cardíaco, no vas a un traumatólogo. Acá es lo mismo: contratar un despachante especializado en textil no es lo mismo que contratar uno especializado en salud. Todos los rubros son distintos y, aunque cualquiera esté capacitado, con el tiempo todos terminan especializándose.

Otro error es subestimar los tiempos y los imponderables. Después llegan las quejas porque la carga quedó retenida o hubo un retraso. Por eso, la clave es alinear documentación, tiempos de entrega y contar con profesionales especializados.