
“La logística actual nos exige evaluar todo el tiempo”, destaca Gisel al analizar cómo cambió la dinámica entre empresas y operadores logísticos. En esta entrevista, repasa los desafíos de planificar en un contexto incierto, el impacto de las nuevas tecnologías y el valor de los vínculos sostenibles para construir cadenas de suministro más ágiles, humanas y eficientes.
¿Cómo manejás la planificación de compras y la logística internacional en un contexto tan cambiante como el argentino?
Creo que el mayor desafío para las empresas hoy es mantenerse en un mercado atravesado por una apertura y un nivel alto de incertidumbre. Eso impacta directamente en las operaciones.
Desde el área de supply trabajamos con una combinación de estrategia, flexibilidad y anticipación. Proyectamos escenarios, evaluamos alternativas y nos preparamos para cambios intempestivos: desde un cambio regulatorio hasta una modificación en el tipo de cambio o en políticas logísticas globales.
Un aspecto fundamental es la comunicación, tanto externa con proveedores y operadores logísticos, como interna con nuestros equipos. Tener una demanda planificada lo más realista posible permite generar un cronograma de compras dinámico, que nos ayude a ser eficientes y a satisfacer las necesidades del cliente con soluciones integrales y a medida.
¿Cómo es la dinámica de trabajo entre áreas para que todo funcione?
Supply es una de las áreas más transversales de toda la organización. Interactúa con comercial, compras, finanzas, producción, inventarios, distribución y demás. Eso requiere formas de trabajo colaborativas.
Las habilidades blandas y técnicas tienen que convivir. Conocer de gestión de inventarios, comercio exterior, desarrollo de proveedores, integración de sistemas de información e indicadores de gestión es clave.
El diferencial lo da el factor humano: la confianza, la escucha activa, la comunicación clara. Cuando el equipo prioriza los objetivos colectivos por sobre los individuales, no hay límites en la capacidad de respuesta. Ese es el gran diferencial.
¿Qué aspectos críticos considerás al diseñar una cadena de suministro adaptada a productos durables de uso cotidiano como los electrodomésticos?
Si bien no son productos de consumo masivo, el cliente espera encontrarlos en el momento que los necesita. Por eso, la clave está en lograr un equilibrio entre disponibilidad y rotación, evitando quiebres de stock y, a la vez, capital inmovilizado. Todo con la suficiente flexibilidad para adaptarse a contextos tan cambiantes.
En cada eslabón de la cadena hay que trabajar de forma sostenible, confiable y flexible. Eso nos permite responder con eficiencia y no perder competitividad.
¿Qué habilidades técnicas y blandas considerás esenciales en esta área? ¿Y cómo evaluás el rendimiento del equipo?
Técnicamente, son claves la planificación de la demanda, la gestión de inventarios, la resolución de conflictos en comercio internacional, el manejo de sistemas de información y la construcción de tableros de control. Pero lo humano marca la diferencia.
Yo valoro mucho generar conversaciones dentro del equipo: sobre la operación, sobre temas difíciles y sobre lo que no se dice. Evaluar solo con un indicador puede ser injusto, porque hay muchos factores externos que inciden en los resultados. Por eso sumamos instancias de seguimiento, de feedback y de alineación constante.
Lo que más busco es compromiso, motivación y que el equipo entienda el impacto de su trabajo en toda la cadena.

¿Qué tendencias creés que pueden transformar el área en los próximos años?
Supply Chain ya viene sufriendo transformaciones aceleradas. El monitoreo en tiempo real nos da una visibilidad que antes no existía. Y con la integración de la inteligencia artificial a los sistemas de información, eso va a ir cada vez más rápido.
El desafío es cultural: qué tan preparadas están las organizaciones para dar espacio a estas nuevas formas de trabajo. No se trata solo de capacidades técnicas, sino también de confianza. De confiar en decisiones que se toman a partir del cruce entre IA y sistemas. Creo que esto recién empieza y todavía no somos del todo conscientes del alcance que puede tener.
¿Qué rol tienen los proveedores logísticos en este contexto?
La operación fue cambiando con el contexto. Hay que desarrollar nuevos proveedores y ser muy claros en lo que buscamos. Ya sea un operador logístico o un proveedor de insumos, lo importante es que podamos tener relaciones de largo plazo y con total transparencia.
La logística actual nos exige evaluar todo el tiempo si tener warehouse propio o tercerizar, si el operador logístico tiene la capacidad de responder a las necesidades específicas de nuestras líneas de producción. Porque el cliente no va a esperar: si no encuentra el producto, se va a la competencia. Entonces, todo lo que trabajemos con proveedores tiene que estar alineado con ese ritmo.
¿Se está avanzando en la integración tecnológica con los operadores?
Es uno de los mayores desafíos. La inteligencia artificial plantea relaciones más integradas, donde los sistemas estén conectados, incluso con los proveedores de mis proveedores. Eso es lo que da visibilidad y capacidad de respuesta. No sé si hoy todas las empresas están ahí, pero hacia allá vamos.
¿Qué rol juega el área de supply chain en la competitividad de una empresa?
Es fundamental. Tiene impacto directo en el desarrollo de proveedores, en los costos, en la distribución y en la respuesta al cliente. Eso es clave para que la producción nacional pueda sostenerse frente a la competencia internacional.
La apertura del mercado fue rápida y con reglas poco claras. Pero las empresas que logren dar lineamientos claros a la operación y traducirlos a cada etapa van a ser las que se mantengan. Para eso, el área de supply tiene que ser consistente, flexible y estar enfocada tanto en la experiencia del cliente como en la sustentabilidad del negocio.
Creo que el mayor desafío es entender con claridad los lineamientos de la organización, que sean sostenibles y que el equipo los entienda para poder reinventar cómo hacemos lo mismo con otros resultados. No se trata de repetir tareas del pasado: eso ya no alcanza. Hay que tener compromiso, confianza y buscar nuevas formas.
Creo que las cadenas de suministro del futuro van a ser más inteligentes, más ágiles y más enfocadas al cliente. Pero dependerá de qué tan preparados estemos para absorber los beneficios de la tecnología y adaptar nuestras herramientas a ese futuro.
El desafío está de nuestro lado: entender las nuevas necesidades y dar respuestas que aseguren la sustentabilidad a largo plazo.
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