
Al referirse a la logística internacional, Lucas comenta que este “es un rubro muy cambiante, donde la información es vital y tener un cliente contento es muy difícil”. En esta nota, detalla las particularidades de la logística internacional en el contexto social, técnico y cultural que transitamos en la actualidad.
¿Cuál es tu mirada sobre la actualidad del transporte y la logística internacional?
Creo que desde hace tiempo la logística internacional viene con cambios profundos, donde lo disruptivo ya es lo normal. El mundo está cambiando muy rápido. Hacía mucho que no había guerras, ni pasos cerrados como el canal de Suez. Eso hizo que la logística hoy sea primordial para todos.
La pandemia también marcó un antes y un después. Ahí se empezó a valorar mucho más toda la cadena de supply chain, porque antes su funcionamiento se daba por sentado. Nos dimos cuenta también que centralizar todo en uno o pocos proveedores no era bueno.
La constante hoy es el cambio. Ya no va a haber más normalidad en el sentido clásico. En definitiva, la actualidad del sector la veo desafiante, y hay que estar preparado para eso.
¿Cómo impactó en tu trabajo y en el de los forwarders este nuevo contexto?
Para los agentes internacionales significó reinventarse otra vez. Es un rubro muy cambiante, donde la información es vital y tener un cliente contento es muy difícil.
Casi ninguna línea marítima puede cumplir con los “transit time”. Antes de la pandemia tenían una confiabilidad del 90-95% y hoy ninguna llega al 70%. Eso obliga a tener más stock de seguridad o asumir costos extras, porque no hay precisión en los tiempos.
Entonces, ¿qué decisión tomás como empresa? Ahí es donde estamos nosotros, tratando de asesorar lo mejor posible. Pero es difícil brindar certezas, porque ni siquiera nosotros las tenemos.
¿Qué diferencias percibís entre la logística argentina y la del resto de América Latina?
Argentina tiene muchas fortalezas: diversidad productiva, capacidad de exportar e importar muchas cosas. Pero en infraestructura estamos lejos. Un tren de Salta a Buenos Aires puede tardar 20 días y no hay un servicio eficiente para llegar al puerto con regularidad. Eso encarece todo, por lo que seguimos siendo un país muy caro.
Hay mucho por hacer y creo que es momento de que el Estado y los privados trabajen codo a codo. Si realmente queremos ser productivos y estar a la altura, no se puede hacer de otra manera.
Mencionaste el tren, y eso remite al multimodalismo. ¿Cómo lo ves en Argentina?
Tenemos un país largo, ancho, con características únicas, como Brasil o Estados Unidos, donde el multimodalismo es primordial. Tenemos ríos navegables y una infraestructura ferroviaria antigua, pero con mucho potencial.
Por mediocridades, tanto políticas como privadas, no se hacen las inversiones necesarias. La hidrovía es fenomenal, podría ser una potencia exportadora y, sin embargo, estamos sin licitación de dragado, por ejemplo. Son todas pequeñas-grandes cosas que nos hacen perder años.
¿Cómo ves la dinámica actual de importaciones y exportaciones?
Para que un país crezca se necesitan al menos dos puntos de importación por año. No hablo de política, pero las medidas actuales en cuanto a comercio exterior creo que van por el camino correcto: bajar retenciones, bajar impuestos.
La competencia es sana, porque en una economía cerrada no se compite, es como cazar en un zoológico y eso pasó durante muchos años. Las reglas de juego deben ser iguales para todos, con un único tipo de cambio y sin cepos. Así Argentina va a estar en los ojos del mundo, porque si no hay libertad para transferir dividendos, no van a venir inversiones.
La importación va a ser necesaria y eso es bueno porque obliga a competir. Ya que, si no competís, no sabés si tu producto es realmente bueno.

¿Cuál es tu mirada sobre el liderazgo y la tecnología en logística internacional?
Liderar lleva mucho tiempo. No solo en carga horaria, sino emocional. Siempre se dice que se lidera con el ejemplo, y es verdad. Hay que ser sincero, tener valores. El compromiso, el compañerismo, ir con la verdad… si traicionás eso, por más herramientas que tengas, no vas a ser un buen líder.
En cuanto a la tecnología, vino para ayudarnos. En logística internacional todavía estamos bastante atrasados, pero creo que la inteligencia artificial va a dar un salto enorme.
Por otro lado, los jóvenes vienen mucho más preparados para la tecnología, nacieron con eso. Nosotros somos más analógicos, nos gusta el papel, pero las empresas que sepan aprovechar la diversidad generacional van a lograr un gran mix.
¿Cómo viviste personalmente tu proceso de actualización tecnológica?
Soy “Modelo 76”… ya casi 50 años. Uno se va actualizando, recalculando, como dice el GPS. Tenemos que estar a la altura. Porque si no, el mundo te pasa por arriba.
El vocabulario cambia, la juventud cambia, los sistemas cambian. Hay que aggiornarse, no solo para no quedar fuera de foco, sino para poder hablar con tus hijos.
Antes tenías cinco canales de aire. Hoy hay cientos. Y mis hijos no ven tele por cable, ven todo por aplicaciones. Si no entendés eso, te quedás afuera.
¿Querés dejar algún mensaje para quienes recién empiezan en el mundo de la logística internacional?
Creo que lo importante es poder cumplir tus sueños. Es difícil para mucha gente joven, pero se puede.
Yo nunca me fui del país. Cuanto más conozco el mundo, más me gusta el mío. No soy dueño de la empresa donde trabajo, soy empleado. Pero la compañía me dio muchas oportunidades de crecer profesional y personalmente.
Desde mi lugar trato de ayudar a otros a que puedan hacer ese camino también. A los jóvenes les recomendaría que se esfuercen por encontrar su lugar y que vivan el proceso con alegría. Porque la vida puede ser larga o corta, pero tiene que ser feliz.
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