Planificación, liderazgo y desafíos en un escenario de cambios para la logística y el comercio exterior

Diana Mendieta, gerente de comercio exterior de una empresa productora de componentes electrónicos, móviles y autopartes, analiza la relevancia del comercio exterior y la gestión de equipos

Guardar
Diana Mendieta es gerente de
Diana Mendieta es gerente de comercio exterior de una empresa productora de componentes electrónicos, móviles y autopartes (Foto: Movant Connection)

“Cada error o demora se traduce en una pérdida económica”, advierte Diana al describir el impacto directo de las decisiones en la operación diaria. Además describe los desafíos de planificar y liderar en un sector donde la presión y los cambios permanentes marcan el ritmo.

¿Cómo describirías el impacto del comercio exterior en la economía y en la vida cotidiana de las personas?

El comercio exterior impacta todo el tiempo en la vida de las personas, aunque muchas veces no lo percibamos. Gran parte de los productos que consumimos diariamente están atravesados por operaciones de importación o exportación. Desde lo que compramos en el supermercado hasta los electrodomésticos que usamos en casa, la mayoría de las cosas tienen componentes o insumos que vienen de afuera. Por ejemplo, cuando encendemos un televisor o un aire acondicionado, aunque se haya ensamblado en Argentina, la mayoría de sus piezas fueron importadas.

Además, el comercio exterior no solo es relevante por lo que trae de afuera, sino también porque es una de las formas genuinas de generar divisas para el país a través de las exportaciones. Eso impacta en la balanza comercial y, en definitiva, en la economía de todos. El comercio exterior atraviesa muchísimos aspectos de la vida cotidiana y productiva de cualquier país, aunque no siempre se hable de eso con una mirada amplia o positiva.

¿Cuáles son las claves para una gestión efectiva de comercio exterior y qué consecuencias puede traer una mala planificación?

La planificación es la base de una buena gestión de comercio exterior. Aunque suene contradictorio en un área donde los cambios normativos, logísticos y económicos son permanentes, cuanto mejor planifiques, más margen de maniobra tenés. La falta de planificación o cualquier desvío en la operación termina impactando directamente en los costos y en el precio final del producto. En nuestro trabajo, cada error o demora se traduce en una pérdida económica.

Además de la planificación, es fundamental tener una buena articulación con las distintas áreas de la empresa: compras, abastecimiento, logística, finanzas. Todo el proceso depende de ese trabajo en equipo y de una coordinación constante. El comercio exterior no funciona de manera aislada, sino que está integrado a la cadena productiva de principio a fin. Por eso, la gestión efectiva también incluye nutrirse de la experiencia de esas áreas y sostener un diálogo permanente.

¿Cómo es la planificación en comercio exterior según cada sector?

Depende mucho del rubro y de los tiempos que manejan los distintos sectores. En autopartes, por ejemplo, la planificación se hace con muchísima anticipación porque las automotrices trabajan con órdenes de compra globales y a largo plazo. Son acuerdos que se cierran meses o incluso años antes, lo que obliga a tener una mirada muy estratégica y de mediano plazo. Lo mismo pasa con las exportaciones de agro, donde todo se planifica en función de las estacionalidades y de las ventanas comerciales de cada producto.

En cambio, en el rubro de electrónica de consumo o en algunas líneas de producción, la planificación está mucho más atada a la demanda del mercado y a la necesidad de responder rápido a los cambios. Ahí, la flexibilidad y la capacidad de reacción juegan un rol más importante. Por eso, en una empresa como en la que me desempeño, convivimos con distintos tiempos y formas de planificar, y eso también hace que el trabajo sea muy dinámico.

¿Cómo es liderar un equipo en un área como comercio exterior y qué características definís en tu estilo de liderazgo?

Liderar un equipo en comercio exterior implica, antes que nada, tener muy claro que el trabajo no sale solo y que cada persona cumple un rol fundamental en la operación. Hoy estoy a cargo de un equipo de unas 25 personas, divididas por negocios o rubros. Hay quienes se dedican a la operatoria pura de comercio exterior, otros que controlan los costos asociados a cada operación y también hay personal en el depósito fiscal. Cada uno aporta una parte clave en la cadena y mi rol es acompañarlos y asegurar que todos esos eslabones funcionen de manera coordinada.

Además, creo que es importante liderar desde la cercanía y el acompañamiento. Me interesa que cada persona del equipo pueda proponer, buscar mejoras y desafiar lo que ya está establecido. No se trata solo de cumplir con el procedimiento, sino de encontrar formas de optimizarlo y hacerlo más eficiente. Me gusta que cada uno sienta que tiene lugar para aportar su mirada y que se anime a innovar dentro de su tarea. Creo que el desafío más grande como líder es lograr que el equipo se sienta parte de cada logro y de cada avance.

Para Diana, una gestión efectiva
Para Diana, una gestión efectiva dentro del comercio exterior implica "nutrirse de la experiencia" de todas las áreas de la empresa "y sostener un diálogo permanente" (Foto: Shutterstock)

¿Qué perfil profesional funciona bien en este sector? ¿Qué habilidades son clave?

Lo primero que busco es responsabilidad y orden. Son dos cualidades básicas porque cualquier error en este trabajo tiene un costo económico. También es fundamental la agilidad y la capacidad de hacer multitasking. Acá no se trabaja en un solo proyecto a la vez, siempre tenés varias cosas abiertas y puede surgir algo nuevo en cualquier momento. Hay que poder darle la misma importancia a todo y no perder el foco.

Otra habilidad central es la capacidad de adaptarse a los cambios, porque la realidad del comercio exterior es esa: lo que hoy es una norma, mañana puede cambiar. Quien no pueda adaptarse rápido a esos cambios, se queda afuera del ritmo que impone esta actividad.

En este contexto de flexibilización reciente, ¿cómo impactaron los cambios normativos en la gestión diaria?

La verdad es que los cambios de los últimos meses fueron significativos y tienden a facilitar las operaciones. La eliminación de la SIRA, la flexibilización de ciertos controles aduaneros y una mayor previsibilidad en el acceso al mercado de cambios son medidas que alivianan bastante el trabajo diario. Eso permite planificar mejor y reducir algunos cuellos de botella que veníamos arrastrando.

Sin embargo, también nos plantea nuevos desafíos porque el mercado se vuelve más competitivo. Al final del día, casi todos compramos en los mismos proveedores y partimos de precios FOB similares. Entonces, el valor agregado que podemos aportar como profesionales está en cuidar cada etapa del proceso y evitar desvíos que se traduzcan en costos adicionales. Ahí es donde realmente se marca la diferencia.

En ese sentido, la logística también es un factor clave para la competitividad de cualquier operación. Más allá de los cambios normativos, cada eslabón de la cadena logística puede sumar o restar eficiencia y eso se traduce directamente en los costos y en la sustentabilidad de los negocios. Por eso, el desafío está en anticiparse, planificar y acompañar cada instancia del proceso.

Creo que esa es la diferencia que marca el trabajo de los profesionales del comercio exterior: no se trata solo de cumplir una normativa o gestionar un trámite, sino de aportar valor y garantizar que todo funcione de la manera más eficiente posible. Al final del día, ese compromiso es el que permite sostener la actividad, hacerla más competitiva y generar un impacto real en la economía.