
La presión arterial alta exige atención no solo a los medicamentos y revisiones médicas, sino también a las decisiones cotidianas.
Algunas de las bebidas más populares pueden poner en riesgo a quienes padecen hipertensión, según han documentado organismos internacionales de salud.
La ingesta de bebidas azucaradas, energéticas y con cafeína aparece entre los factores que pueden desestabilizar la presión arterial y agravar las consecuencias para este grupo de la población.
La hipertensión y el impacto de lo que se bebe
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión arterial ocurre cuando los valores de presión se sitúan en 140/90 mmHg o superiores.
“La hipertensión puede provocar complicaciones severas, como infarto o insuficiencia renal, cuando no se detecta o no se controla”, afirma la entidad sanitaria internacional. La alimentación influye de forma directa en el control de la enfermedad, y esto incluye tanto los sólidos como los líquidos.

El National Institutes of Health (NIH) recalca que mantener controlada la presión arterial requiere evitar ciertos productos. Los principales riesgos incluyen el sobrepeso, un alto consumo de sodio y, de acuerdo con sus análisis, la selección de bebidas incorrectas.
Tres bebidas que los hipertensos deben evitar
Especialistas en salud cardiovascular y nutrición han compilado una lista de bebidas habituales en el consumo de muchas culturas que pueden tener un efecto negativo en personas hipertensas.
1. Bebidas azucaradas
Las bebidas con azúcar añadida, como refrescos, jugos ultraprocesados y energizantes saborizados, han sido asociadas con incrementos en los niveles de presión arterial. Según el NIH, “el consumo regular de bebidas azucaradas eleva el riesgo de hipertensión, además de fomentar la ganancia de peso, un factor de riesgo relevante para eventos cardiovasculares y diabetes”.
Optar por agua, infusiones sin azúcares o jugos naturales puede resultar más seguro para quienes necesitan mantener su presión bajo control. Este tipo de bebidas afecta la regulación normal del sistema cardiovascular por su impacto en el metabolismo de la glucosa y la generación de sobrepeso.

2. Bebidas energéticas
Las bebidas energéticas son populares por su capacidad para aumentar temporalmente el estado de alerta. Sin embargo, contienen altos niveles de cafeína y taurina, ingredientes que pueden disparar la presión arterial momentáneamente. Un estudio difundido por el Journal of the American Heart Association señala que las personas con antecedentes de enfermedades cardíacas ven acrecentados los riesgos al consumir este tipo de productos.
Las recomendaciones de cardiólogos y especialistas en salud pública, recogidas por diversas fuentes, incluyen la exclusión de las bebidas energéticas en la dieta de pacientes hipertensos.

3. Café y cafeína
El café es parte de la rutina diaria de millones de personas, pero representa un riesgo potencial para quienes viven con presión arterial elevada.
De acuerdo con la Clínica Mayo, la cafeína contenida en esta bebida puede provocar picos en la presión, aunque su intensidad varía según el perfil individual. “El consumo de cafeína debe moderarse si se requiere controlar la presión arterial de forma consistente. Infusiones descafeinadas representan una alternativa adecuada para muchos”, recomienda la institución.

El papel del alcohol y otras bebidas
Además de las tres categorías anteriores, existe evidencia que vincula el consumo prolongado o excesivo de bebidas alcohólicas con el aumento sostenido de la presión arterial. Un artículo publicado en el World Journal of Cardiology describe cómo el alcohol incrementa la frecuencia cardíaca y contribuye al descontrol de la hipertensión.
Los expertos sugieren mantener la ingesta de alcohol en niveles mínimos o prescindir completamente de estas bebidas en el caso de quienes han sido diagnosticados con hipertensión arterial.
Recomendaciones clave para personas con presión alta
El manejo de la presión arterial implica acciones diarias que muchas veces pasan inadvertidas. Organismos como la OMS y el NIH aconsejan:
- Privilegiar el consumo de agua e infusiones sin azúcar.
- Leer etiquetas para descartar bebidas con contenidos altos de azúcar o estimulantes.
- Consultar a médicos especialistas sobre alternativas seguras.
- Considerar la presión arterial individual antes de modificar hábitos de consumo.
- Priorizar una dieta baja en sodio y rica en frutas, verduras y legumbres.
“La identificación de bebidas de riesgo y su exclusión puede marcar una diferencia relevante en el control de la hipertensión”, resume el NIH. La educación constante sobre los peligros de productos popularizados como inocuos contribuye a mejorar la calidad de vida y reducir las complicaciones ligadas a este trastorno.
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