
Durante generaciones, muchas personas han creído firmemente que consumir alimentos fríos mientras se tiene dolor de garganta puede empeorar los síntomas o incluso provocar enfermedades respiratorias.
Esta idea ha sido transmitida en hogares, escuelas y consultorios médicos tradicionales. Sin embargo, los especialistas en salud han aclarado que esta creencia no tiene una base científica sólida y que, en muchos casos, los alimentos fríos no solo no dañan, sino que incluso pueden aliviar las molestias en la garganta.
El dolor de garganta puede tener diversas causas: infecciones virales como los resfriados o la gripe, infecciones bacterianas como la faringitis estreptocócica, irritaciones por el uso excesivo de la voz o por exposición a contaminantes ambientales, entre otras.

Ante estos síntomas, algunas personas optan por evitar por completo bebidas frías, helados o alimentos a temperaturas bajas, por miedo a que el malestar se agrave. No obstante, los médicos señalan que lo más importante no es la temperatura del alimento, sino su textura, composición y el nivel de irritación que pueda causar en la mucosa inflamada.
En realidad, los alimentos fríos pueden ayudar a reducir temporalmente el dolor de garganta, ya que provocan una especie de efecto anestésico local que adormece los tejidos afectados y disminuye la inflamación.
Por eso, en muchos tratamientos pediátricos o después de intervenciones como la extracción de amígdalas, los médicos recomiendan consumir paletas heladas, yogur frío o nieve para calmar las molestias. Además, los líquidos fríos pueden ayudar a mantener la garganta hidratada, lo cual es fundamental durante una infección.
Por supuesto, esto no significa que todos los alimentos fríos sean recomendables. Es importante evitar aquellos que sean muy azucarados, ácidos o que contengan ingredientes que puedan irritar aún más la garganta, como algunas bebidas carbonatadas o jugos cítricos.

También se debe tener en cuenta la tolerancia personal: si una persona percibe que un alimento frío le causa más molestia o provoca espasmos en la garganta, lo ideal es optar por opciones tibias o a temperatura ambiente.
Por otro lado, si el dolor de garganta es causado por infecciones bacterianas, lo esencial es acudir al médico para recibir el tratamiento adecuado. En estos casos, ni los alimentos fríos ni los calientes por sí solos curarán el problema, aunque sí pueden ayudar a aliviar los síntomas.
En conclusión, no hay evidencia científica que indique que comer cosas frías cause o empeore un dolor de garganta. Al contrario, en ciertos casos pueden ser útiles para calmar el malestar. La clave está en escuchar al cuerpo, evitar alimentos irritantes, mantener una buena hidratación y, ante síntomas persistentes o severos, consultar con un profesional de la salud. Así, más allá de los mitos, se pueden tomar decisiones informadas para cuidar adecuadamente la salud de la garganta.
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