Qué tan dañinas con las tortillas de harina

Este alimento es un clásico de la cocina nacional

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Tortillas de harina, ideal para
Tortillas de harina, ideal para muchos platillos - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las tortillas de harina se consumen ampliamente en diversas regiones, sobre todo en el norte de México y en países como Estados Unidos, especialmente entre comunidades latinas.

Son un alimento básico en muchos hogares y una alternativa a las tortillas de maíz. También son el ingrediente principal de deliciosos platillos como los burritos o las sincronizadas. Del mismo modo, suelen ser el acompañante perfecto para preparaciones como el alambre o la carne al pastor.

Aunque son tradicionales y deliciosas, su valor nutricional y sus posibles efectos adversos para la salud de las tortillas de harina han sido objeto de análisis por parte de especialistas en nutrición.

Las tortillas de harina se preparan tradicionalmente con harina de trigo, agua, sal y grasa. La combinación de estos ingredientes define su textura suave y su sabor característico. A diferencia de las tortillas de maíz, las de harina suelen tener un mayor contenido calórico y mayor cantidad de grasas, sobre todo cuando se les añade manteca animal en el proceso de elaboración.

Los nutrientes de las tortillas de harina

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Desde el punto de vista nutricional, una tortilla de harina de tamaño mediano (alrededor de 40 gramos) aporta aproximadamente 120 calorías, 3 gramos de grasa, 20 gramos de carbohidratos y cerca de 2 gramos de proteína. Esta composición puede variar según los ingredientes y el método de preparación. En comparación, una tortilla de maíz del mismo tamaño suele aportar menos calorías y casi nada de grasa, ya que el maíz nixtamalizado no requiere la adición de aceites o manteca para su preparación.

Uno de los principales puntos de preocupación con las tortillas de harina es su alto contenido en carbohidratos refinados y grasas saturadas, especialmente si se utiliza manteca de cerdo. El consumo frecuente de alimentos ricos en carbohidratos refinados puede contribuir al aumento de los niveles de glucosa en sangre, lo cual representa un riesgo para personas con diabetes o con predisposición a desarrollar esta enfermedad. Además, los alimentos ricos en grasas saturadas se asocian con un aumento del colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Otro elemento a considerar es la presencia de aditivos y conservadores en las tortillas de harina comercializadas de forma industrial. Para mejorar su textura y alargar su vida útil, pueden contener estabilizantes, emulsionantes y sodio en cantidades elevadas. Un consumo excesivo de sodio se relaciona con hipertensión y problemas renales.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

A pesar de estos aspectos negativos, las tortillas de harina también ofrecen algunos beneficios. Son fuente de energía y aportan ciertos minerales como hierro y calcio, aunque en cantidades inferiores a las tortillas de maíz elaboradas con el sistema de nixtamalización. Además, su practicidad y facilidad para acompañar distintos platillos explican su popularidad. Para quienes presentan intolerancia al gluten, las tortillas de harina no son recomendables, ya que el trigo es una fuente importante de esta proteína.

El impacto sobre la salud depende de la frecuencia y la cantidad en que se consumen. Un consumo ocasional de tortillas de harina, dentro de una dieta equilibrada, no representa un alto riesgo para la mayoría de las personas sanas. El problema surge cuando se convierten en un alimento cotidiano acompañado de otros productos ricos en grasas y sodio, como frituras o embutidos.

Las tortillas de harina pueden formar parte de una dieta variada con moderación, siempre que se preste atención al tamaño de las porciones y a la calidad de los ingredientes. Optar por versiones caseras elaboradas con aceites vegetales y controlar la cantidad de sal contribuye a reducir los riesgos asociados a su consumo frecuente.