Salud intestinal: México con casi 2 millones de personas con enfermedades infecciosas

La salud intestinal se ha convertido en un tema prioritario en México, donde se han registrado más de 1.9 millones de casos de enfermedades infecciosas relacionadas con el sistema digestivo.

Esta alarmante cifra, difundida por el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), refleja un problema estructural que requiere atención urgente en materia de prevención, saneamiento y educación en autocuidado.

El impacto de las enfermedades intestinales va más allá de la salud individual y representa una carga económica silenciosa pero significativa. Las molestias digestivas contribuyen a la baja productividad laboral, aumento en consultas médicas, consumo de medicamentos y hospitalizaciones, afectando tanto a los sistemas de salud como a la economía del país.

En este sentido, tan solo el Estado de México y la Ciudad de México acumulan ya más de 117 mil casos de enfermedades digestivas en lo que va de 2025, un reflejo claro del impacto de estos trastornos en grandes concentraciones urbanas.

“La salud digestiva no es un tema menor”, indicó Erika Cabrera, directora de Asuntos Científicos de Opella México, por ello hay que apostar por la innovación y la investigación científica para ofrecer soluciones confiables en pro del equilibrio intestinal y mejorar la calidad de vida de las personas, señaló.

La desinformación y la falta de acceso a servicios básicos de saneamiento agravan la incidencia de estas enfermedades. En comunidades rurales y zonas marginadas, la ausencia de agua potable y condiciones higiénicas deficientes facilitan la proliferación de patógenos intestinales, incrementando el riesgo de infecciones recurrentes.

La microbiota intestinal, conformada por billones de microorganismos que cumplen funciones vitales como la producción de vitaminas, la defensa inmunológica y la regulación del estado de ánimo, juega un papel fundamental en la salud digestiva.

Sin embargo, factores comunes en la vida moderna como el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, la baja ingesta de fibra, el estrés constante y el uso recurrente y desmedido de antibióticos -automedicación-, alteran el equilibrio natural de esta flora bacteriana, provocando un fenómeno conocido como disbiosis intestinal.

Expertos y organismos internacionales coinciden en que el cuidado integral de la microbiota desde etapas tempranas es clave para prevenir complicaciones graves. Entre las recomendaciones destacan una alimentación balanceada rica en fibra y vegetales, mantener una adecuada hidratación, realizar actividad física regular y controlar el estrés.

Adicionalmente, el uso de probióticos se ha consolidado como una estrategia efectiva para restaurar y mantener el equilibrio intestinal. En particular, las esporas de Bacillus clausii —con cepas como O/C, N/R, T y SIN— capaces de resistir el ambiente ácido del estómago y llegar activas al intestino, fortaleciendo la barrera intestinal y limitando el crecimiento de bacterias nocivas.

Con casi 2 millones de casos registrados el país enfrenta el reto de implementar políticas públicas y fomentar hábitos saludables que protejan la microbiota y mejoren la calidad de vida de su población. Actualmente existe información y las herramientas están disponibles para que la sociedad y las autoridades actúen para contener esta creciente problemática.

Por ello, es indispensable impulsar campañas educativas que promuevan prácticas de higiene adecuadas, así como mejorar la infraestructura sanitaria para reducir la carga de enfermedades intestinales en todo el país.