¿Es bueno usar ropa usada según el Feng Shui? Esto dicen los expertos sobre la energía que conserva

El Feng Shui, disciplina milenaria de origen chino, ha trascendido generaciones gracias a su enfoque holístico en torno al equilibrio entre las personas y su entorno, ya que lejos de ser una simple tendencia decorativa, esta práctica se basa en los principios filosóficos taoístas y tiene como objetivo principal armonizar la energía vital o chi en todos los espacios habitables.

Desde la disposición del mobiliario hasta la selección de los objetos que se conservan o se descartan, cada elemento influye en el bienestar físico, emocional y espiritual, no obstante, el uso de prendas de vestir, especialmente aquellas que son de segunda mano o heredadas, es uno de sus aspectos menos abordados.

Más allá de su valor económico o estético, esta corriente sostiene que la ropa, al igual que cualquier otro objeto, actúa como receptáculo de energía, la cual se acumula, se transforma y tiene el potencial de ejercer una influencia positiva o negativa sobre quien la utiliza. Por esta razón, los expertos en la materia recomiendan realizar una limpieza energética antes de incorporar este tipo de prendas al uso cotidiano.

De acuerdo con Montserrat Beltrán, especialista en Feng Shui, todos los materiales poseen diferentes capacidades para absorber y retener energía, y las telas se encuentran entre los más sensibles. “En el caso de las piedras o el textil, hay que tener especial cuidado con las joyas o la ropa antigua. Estas han estado en contacto con la piel de la persona que la portaba”, señala.

De acuerdo con el blog especializado de Beltrán, esto implica que, si la persona anterior atravesaba estados emocionales negativos como tristeza, enfermedad o inestabilidad, esa energía posiblemente quedó impregnada en la prenda, lo que podría derivar en una transferencia energética hacia el nuevo usuario.

Dentro del Feng Shui existe un concepto conocido como “qi predecesor” que, según la Escuela de Diseño Consciente Feng Shui, se trata de la energía residual que permanece en objetos, espacios y materiales que han estado en manos de otras personas. Según la plataforma educativa, todos los objetos poseen vibraciones y recuerdos acumulados, y estos influyen directa o indirectamente en quienes los poseen posteriormente. “Cuanto más antiguo es el objeto, más recuerdos contiene”, explican.

Esta memoria energética puede ser tanto positiva como negativa, dependiendo de la relación emocional del dueño anterior con dicho objeto. En el caso de la ropa usada, cada prenda guarda sus emociones, sus momentos de alegría, estrés o dolor.

Para eliminar dicha carga residual, Liena Tabakova, también experta en Feng Shui, sugiere lavar la prenda con una taza de vinagre en la lavadora, ya que este ingrediente es considerado desde tiempos antiguos como un neutralizador. Según la revista Glamour, “este líquido fermentado, agrio e incoloro tiene la capacidad de neutralizar la frecuencia de las vibras espirituales, eliminando las negativas y potenciando las positivas”.

A pesar de que muchas personas pueden sentirse incómodas con la idea de absorber una energía ajena, la Escuela de Diseño Consciente advierte que el qi predecesor no siempre es perjudicial, dado que puede tratarse también de una energía de amor, cuidado o felicidad, especialmente en el caso de prendas heredadas de seres queridos.

Un abrigo de una madre, una bufanda de una abuela o una chaqueta de un amigo que ya no está, pueden convertirse en canales de conexión emocional y espiritual, por ello, lo fundamental es observar las emociones individuales al respecto, es decir, si una prenda te hace sentir incómodo, ansioso o triste sin razón aparente, tal vez convenga hacer una limpieza energética o simplemente dejarla ir.

Además de su procedencia, la energía de la ropa también depende de la forma en que se organiza y conserva, pues, según Corina Mendoza, colaboradora de Architectural Digest México y Latinoamérica, el desorden en el clóset puede ser una fuente de estancamiento energético.

De hecho, diversos estudios y teorías citados por la especialista afirman que la acumulación de ropa que no se utiliza suele estar relacionada con apegos emocionales no resueltos. “Está comprobado que sólo utilizamos el 20% del contenido de nuestro clóset”, afirma Mendoza.

Este apego puede generar bloqueos energéticos que afectan diversas áreas de la vida como la prosperidad, la creatividad o las relaciones interpersonales, por ello, una recomendación práctica del Feng Shui es hacer una limpieza periódica del armario, conservando solo aquellas prendas que realmente se utilizan y generan bienestar.

La ropa desgastada o en mal estado, aunque resulte cómoda, puede transmitir una sensación energética de escasez y abandono. En contraste, conservar prendas que representen distintas áreas de la vida personal generan un efecto energético positivo. Las prendas destinadas al ámbito laboral suelen asociarse con la energía de la prosperidad; las de uso casual reflejan vínculos familiares y amistosos; los atuendos formales se relacionan con el éxito y la autoestima; mientras que las prendas alternativas o creativas se vinculan con la expresión personal y el desarrollo creativo.

Una vez realizada esta selección consciente, Mendoza recomienda categorizar y ordenar la ropa de acuerdo con su propósito, lo que favorecerá el flujo del chi dentro del armario, permitiendo que cada aspecto vital tenga una representación energética clara y equilibrada. Además de mejorar la funcionalidad del espacio, esta práctica transformará el acto cotidiano de vestirse en un ejercicio de alineación con metas, emociones y estados de ánimo.