Queratocono, la enfermedad que deriva de frotarse demasiado los ojos

Esta condición modifica la curvatura de la córnea; en casos severos, requiere un trasplante

Guardar
Este padecimiento deforma las córneas,
Este padecimiento deforma las córneas, haciéndolas parecer un cono. Foto: (Jesús Tovar Sosa/Infobae)

El queratocono, una enfermedad ocular progresiva que afecta la córnea, altera la forma natural de esta estructura transparente y curva en la parte frontal del ojo, transformándola en un cono. Este cambio provoca visión borrosa y distorsionada, dificultando actividades cotidianas como leer o conducir.

Esta condición puede desarrollarse desde la adolescencia tardía hasta los primeros años de la adultez, con un empeoramiento gradual de los síntomas a lo largo de 10 a 20 años.

De acuerdo con los especialistas, el queratocono no tiene una causa completamente definida, aunque se ha identificado una predisposición genética en algunos casos. Aproximadamente uno de cada 10 personas con esta enfermedad tiene un familiar que también la padece.

Además, factores como alergias oculares crónicas y el hábito de frotarse los ojos de manera frecuente e intensa están estrechamente relacionados con su aparición y progresión. Este último hábito, en particular, genera microtraumatismos en la córnea, debilitando las fibras de colágeno que le otorgan forma y resistencia, lo que facilita su deformación.

Los síntomas del queratocono varían según la etapa de la enfermedad. En las fases iniciales, las personas pueden experimentar visión borrosa leve, distorsión de las líneas rectas, sensibilidad a la luz y enrojecimiento ocular.

Foto: (https://www.oftalmologiacastillo.com/enfermedades/queratocono-anillos-intracorneales/)
Foto: (https://www.oftalmologiacastillo.com/enfermedades/queratocono-anillos-intracorneales/)

A medida que la enfermedad avanza, los síntomas se agravan, incluyendo un aumento significativo de la miopía y el astigmatismo, cambios frecuentes en la graduación de los lentes y dificultad para usar lentes de contacto debido a la incomodidad y el mal ajuste.

En casos severos, la córnea puede desarrollar cicatrices, lo que reduce aún más su transparencia y empeora la calidad de la visión.

El diagnóstico del queratocono se realiza mediante un examen ocular de rutina. Los oftalmólogos evalúan la curvatura de la córnea y, en algunos casos, generan un mapa detallado de su superficie utilizando tecnología computarizada. Este procedimiento permite identificar cambios en la forma de la córnea y determinar el estado de la enfermedad.

El tratamiento del queratocono depende de la gravedad de los síntomas. En las etapas iniciales, la visión puede corregirse con gafas o lentes de contacto rígidos, que ayudan a mantener el enfoque adecuado.

En casos más avanzados, se emplean técnicas como los Intacs, pequeños dispositivos curvos que se colocan quirúrgicamente en la córnea para aplanarla y mejorar la visión. Otra opción es el cross-linking corneal, un procedimiento que utiliza luz ultravioleta y riboflavina para fortalecer la córnea y detener su deformación.

Es necesario evitar frotarse los
Es necesario evitar frotarse los ojos directamente. Foto: (Freepik)

En situaciones extremas, cuando la córnea está severamente dañada, se puede recurrir a un trasplante de córnea, reemplazando el tejido afectado por uno sano proveniente de un donante.

Los expertos subrayan la importancia de evitar frotarse los ojos, especialmente en personas con queratocono o predisposición a desarrollarlo. Este hábito puede agravar los síntomas y acelerar la progresión de la enfermedad.

Para aliviar la picazón ocular, se recomienda el uso de lágrimas artificiales, compresas frías o medicamentos antialérgicos bajo supervisión médica.

Además de los factores mencionados, existen otros riesgos asociados al queratocono, como el uso prolongado de lentes de contacto mal ajustados y ciertas condiciones genéticas, entre ellas el síndrome de Down y el síndrome de Ehlers-Danlos. Por ello, es fundamental que las personas con antecedentes familiares o síntomas relacionados consulten a un oftalmólogo ante cualquier cambio en su visión.