El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) anunció que la temporada de lluvias para el año 2025 dio inicio el 15 de mayo y se prolongará hasta el 30 de noviembre.
La temporada de lluvias es una estación que coincide con la mayor actividad meteorológica en el país, pues en los meses que dura también se encuentra el periodo de ciclones en México (1 de junio a 30 de noviembre).
Las precipitaciones intensas que afectan durante la temporada de lluvias generan un impacto significativo en la infraestructura y la vida cotidiana. Las inundaciones son una de las principales consecuencias, estas ocurren tanto en zonas urbanas como rurales, saturando los sistemas de drenaje y ocasionando desbordamientos de ríos y arroyos.
Otro problema recurrente son los deslaves y derrumbes, especialmente en regiones montañosas o en áreas con suelos inestables, la acumulación de humedad en estas zonas puede desencadenar deslizamientos de tierra.
Además el agua estancada que queda tras las precipitaciones crea condiciones ideales para la proliferación de mosquitos, lo que incrementa los casos de enfermedades como el dengue, zika y chikunguña.
Sin embargo, a pesar de que la temporada de lluvias tiene estragos en el país, también cuenta con consecuencias positivas, sobre todo en países como México con una actividad agraria de importancia.
Las precipitaciones asociadas a la temporada de lluvias han permitido un aumento significativo en los niveles de almacenamiento en las presas de agua en varios estados del país.
Además, aproximadamente el 75% de la agricultura mexicana depende directamente de las lluvias estacionales. Este tipo de cultivos, conocidos como de temporal, es esencial para la producción de alimentos básicos en regiones que carecen de sistemas de riego.
Otro impacto positivo de la temporada de lluvias es la reducción de los incendios forestales. Según lo reportado, la humedad generada por las precipitaciones disminuye significativamente la probabilidad de que se produzcan fuegos, especialmente en áreas que suelen enfrentar sequías prolongadas.
En las zonas urbanas, las lluvias también tienen un efecto inmediato en la calidad del aire. Al arrastrar partículas contaminantes de la atmósfera, las precipitaciones ayudan a reducir temporalmente los niveles de contaminación, lo que resulta en una mejora notable en el ambiente.
Las lluvias también han fomentado el desarrollo de sistemas de captación de agua pluvial en diversas regiones del país. Estos métodos permiten recolectar y almacenar las precipitaciones para diferentes usos, como el doméstico, agrícola e industrial. En un contexto de escasez hídrica, esta práctica se ha convertido en una estrategia útil para promover un uso más sostenible de los recursos hídricos.
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