Cuál es el tejido en donde se genera la sangre y cómo se debe cuidar

La función de la sangre es transportar oxígeno, nutrientes, hormonas y desechos, además de defender el cuerpo contra infecciones y regular la temperatura y el pH.

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La función de la sangre
La función de la sangre es transportar oxígeno, nutrientes, hormonas y desechos, además de defender el cuerpo contra infecciones y regular la temperatura y el pH. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El tejido hematopoyético, ubicado en la médula ósea roja, es el responsable de la producción de todas las células sanguíneas del cuerpo humano. Este proceso, conocido como hematopoyesis, es esencial para el funcionamiento del organismo, ya que genera glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, cada uno con funciones vitales.

Este tejido se encuentra principalmente en los huesos planos y esponjosos, como el esternón, las costillas, la pelvis, las vértebras, el cráneo y las epífisis del fémur y el húmero.

Los glóbulos rojos o eritrocitos son los encargados de transportar oxígeno a través del cuerpo, mientras que los glóbulos blancos o leucocitos desempeñan un papel crucial en la defensa contra infecciones.

Por su parte, las plaquetas o trombocitos son fundamentales para la coagulación de la sangre, evitando hemorragias. La médula ósea roja, donde se encuentra este tejido, es clave para mantener el equilibrio y la salud del sistema sanguíneo.

La sangre es un tejido
La sangre es un tejido que transporta oxígeno y nutrientes en un proceso en el que beneficia a los órganos y tejidos del cuerpo a través de la circulación en la que participan el corazón y los pulmones. Foto: (iStock)

Para garantizar el buen estado del tejido hematopoyético, es fundamental adoptar hábitos saludables.

Una alimentación equilibrada es uno de los pilares principales. Nutrientes como el hierro, el ácido fólico, la vitamina B12, la vitamina C y las proteínas son esenciales para la formación y maduración de las células sanguíneas.

El hierro, por ejemplo, es indispensable para la formación de hemoglobina y se encuentra en alimentos como carnes rojas, legumbres y espinacas. El ácido fólico, necesario para la producción de glóbulos rojos, se obtiene de verduras verdes, legumbres y cereales.

En tanto, la vitamina B12, que contribuye a la maduración de las células sanguíneas, está presente en huevos, lácteos y carne. Por otro lado, la vitamina C, que mejora la absorción del hierro, se encuentra en frutas cítricas y pimientos, mientras que las proteínas, esenciales para la construcción celular, se obtienen de carnes, huevos y legumbres.

Además de la dieta, evitar sustancias tóxicas es crucial para proteger la médula ósea. El tabaco puede afectar la oxigenación del cuerpo y dañar este tejido, mientras que el consumo excesivo de alcohol puede interferir con la producción de células sanguíneas.

Macrofotografía revela la danza vital
Macrofotografía revela la danza vital de células sanguíneas bajo el microscopio, desvelando secretos en el mundo de la ciencia, la salud y la cardiología. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Mantener un estilo de vida activo también contribuye al buen funcionamiento del tejido hematopoyético. La práctica de ejercicio regular mejora la circulación sanguínea, estimula la producción celular y favorece el transporte eficiente de oxígeno y nutrientes.

El cuidado del sistema inmune es otro factor importante. Dormir lo suficiente y manejar el estrés son medidas que ayudan a que la médula ósea funcione de manera óptima. Sin embargo, ciertas enfermedades, como infecciones virales, o tratamientos médicos, como la quimioterapia, pueden afectar temporalmente el proceso de hematopoyesis.

Por último, realizar chequeos médicos regulares es fundamental para detectar posibles deficiencias o enfermedades relacionadas con la médula ósea, como la anemia o la leucemia. Exámenes como el hemograma permiten evaluar el estado de las células sanguíneas y tomar medidas preventivas o correctivas en caso de ser necesario.

El tejido hematopoyético desempeña un papel esencial en la salud del organismo, y su cuidado depende de una combinación de factores, desde una alimentación adecuada hasta la adopción de hábitos saludables y la atención médica periódica.