“Una ejecución con mensaje”: Riva Palacio da a conocer claves en el asesinato de funcionarios cercanos a Brugada

El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, figuras clave en el equipo de Clara Brugada, fue una ejecución calculada que dejó al régimen expuesto y vulnerable, según advierte Raymundo Riva Palacio

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Ximena Guzmán y José Muñoz,
Ximena Guzmán y José Muñoz, dos pilares del equipo de Brugada, fueron asesinados a plena luz del día. Para Riva Palacio, no fue un ataque improvisado. (Redes sociales)

El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores de más alto nivel de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, ha cimbrado no sólo a la administración capitalina sino a todo el entramado político nacional. El crimen, ocurrido la mañana del martes 20 de mayo en una de las arterias más transitadas de la ciudad, abrió múltiples interrogantes sobre el trasfondo, los posibles móviles y el mensaje que se quiso enviar con una ejecución tan calculada como pública.

El periodista Raymundo Riva Palacio, en su columna Estrictamente Personal titulada “Dudas y claves de una ejecución”, difundida este miércoles, señala que este atentado no sólo tocó a Brugada en lo más profundo, al arrebatarle a dos de sus más cercanos colaboradores, sino que también provocó momentos de desconcierto dentro del Palacio Nacional. La reacción de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien recordó a Guzmán y Muñoz como integrantes del núcleo más leal al obradorismo, fue un reflejo del impacto que este doble homicidio ha causado en el régimen.

Un crimen dirigido con precisión

De acuerdo con las primeras indagatorias y las imágenes de una cámara de seguridad, el ataque fue ejecutado con frialdad quirúrgica. Los disparos, explica Riva Palacio, se centraron en Ximena Guzmán, secretaria particular de Brugada y amiga cercana desde hace más de 15 años. Los impactos de bala, dirigidos al parabrisas del vehículo a la altura de la cabeza de Guzmán, parecen haberle causado la muerte al instante. José Muñoz, asesor político clave, recibió disparos cuando el asesino huía, lo que sugiere que podría no haber sido el objetivo principal.

El ataque ocurrió a las 7:30 de la mañana en calzada de Tlalpan y calle Napoleón, cerca de la estación Xola del Metro, en un momento de alta afluencia vehicular y peatonal. El hecho de que el asesino eligiera ese lugar, tan expuesto y vigilado, despierta sospechas sobre la intención detrás del crimen: mostrar músculo, enviar un mensaje y dejar huella.

Raymundo Riva Palacio sugiere que
Raymundo Riva Palacio sugiere que el asesinato fue una ejecución profesional, planeada para exhibirse y golpear el núcleo del poder capitalino. EFE/FRANCISCO GUASCO/Archivo

¿Quién lo ordenó? ¿Por qué así?

Las primeras conclusiones apuntan a que este no fue un acto espontáneo ni un crimen pasional. Tampoco, al menos en apariencia, un asesinato con móviles políticos inmediatos. Pero su resonancia, sobre todo en el círculo más duro del obradorismo, plantea una amenaza velada al proyecto de nación impulsado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y continuado por Sheinbaum.

El periodista no descarta que el crimen esté relacionado con intereses criminales de mayor calado. Recuerda que en el penúltimo año del sexenio pasado, el gabinete de Seguridad alertó al expresidente López Obrador de que el Cártel Unión Tepito, con fuerte presencia en la capital, había puesto precio a la cabeza de Brugada, en represalia por reacomodos político-criminales en Iztapalapa. En respuesta, se reforzó su seguridad, pero con el paso del tiempo esas medidas se relajaron.

Este dato cobra nueva relevancia frente al asesinato profesional de Guzmán y Muñoz. ¿Podría tratarse de una advertencia? ¿Un ajuste de cuentas indirecto? ¿O un intento por reposicionar territorios y estructuras de poder dentro de la capital?

No fue un crimen ordinario

El ejecutor no actuó como un aficionado. Cubierto parcialmente con una pañoleta, huyó a pie en dirección contraria al tránsito. Mostró destreza con el arma y conocimiento del entorno, lo que sugiere entrenamiento y planeación. El lugar del crimen también es clave: un punto recurrente en la rutina de Guzmán, quien recogía a Muñoz todas las mañanas para dirigirse juntos al Palacio del Ayuntamiento.

El sitio del crimen, en
El sitio del crimen, en calzada de Tlalpan, revela la intención del asesino de enviar un mensaje de fuerza, según interpreta Riva Palacio. FOTO: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM

Esto refuerza la hipótesis de que el asesino o quienes lo contrataron tenían acceso a información privilegiada sobre los movimientos de las víctimas. Las autoridades deberán ahora determinar si el sicario actuó solo o es parte de una red mayor, y si su vida también corre peligro al ser una pieza desechable del engranaje criminal.

Ecos de otros atentados

El impacto del crimen recuerda al fallido atentado de 2020 contra Omar García Harfuch, entonces secretario de Seguridad capitalina, a manos del Cártel Jalisco Nueva Generación. Y también al asesinato de Milton Morales, coordinador de Estrategia y Operaciones Policiales, en julio del año pasado.

Estos antecedentes evidencian que la Ciudad de México, antes considerada un bastión relativamente ajeno a la violencia del crimen organizado, está bajo una presión creciente. La ejecución de Guzmán y Muñoz podría ser un nuevo punto de inflexión.

Un crimen con mensaje

Finalmente, Riva Palacio plantea una pregunta inquietante: si el objetivo era matar a Guzmán, ¿por qué no hacerlo en su casa, en condiciones más seguras para el asesino? ¿Por qué escoger un punto expuesto, a plena luz del día, y arriesgarse? La respuesta podría estar en el simbolismo del acto: un mensaje brutal, lanzado al corazón del poder capitalino.

En este contexto, urge que las investigaciones no sólo esclarezcan los hechos y den con los responsables materiales, sino que descubran las razones detrás del crimen. Porque en política, como en el crimen organizado, el mensaje detrás de una bala suele ser más importante que la bala misma.