El extraño material que para los aztecas tenía mucho más valor que el oro

Incluso se permitió la llegada de esta materia prima desde territorios enemigos o independientes, como Tlaxcala, Metztitlán y la región purépecha

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Los objetos estudiados provienen de
Los objetos estudiados provienen de contextos rituales y no rituales explorados en la Zona Arqueológica del Templo Mayor. Foto Gerardo Peña, INAH

El oro jugó un papel determinante durante el proceso de la conquista española sobre las civilizaciones que ocupaban el territorio mexicano, pues este metal precioso, junto a la plata, fue la esencia de la econonomía durante todo el periodo colonial.

Las crónicas señalan que fue el oro que el tlatoani Moctezuma entregó a Hernán Cortés lo que despertó el interés de los europeos sobre el nuevo continente, sin embargo, para los pueblos de Mesoamérica, había materiales con un valor muy suuperior, y en el caso de los aztecas, era la obsidiana, particularmente la de color verde.

Un reciente estudio ha revelado que la Sierra de Pachuca fue la principal fuente de obsidiana verde utilizada por el reino mexica, aunque este vidrio volcánico también provenía de al menos otros siete yacimientos distribuidos en Mesoamérica.

La obsidiana verde de Pachuca, conocida como toltecaliztli, tenía un valor especial para los sacerdotes y las élites mexicas debido a su color y calidad, lo que la hacía ideal para la fabricación de objetos rituales complejos.

Cuchillo miniatura. Foto Mirsa Islas,
Cuchillo miniatura. Foto Mirsa Islas, cortesía PTM

Este material, además de su importancia simbólica, era altamente apreciado como materia prima en la elaboración de herramientas y ornamentos.

Ell Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizó 788 artefactos de obsidiana hallados en el Templo Mayor de Tenochtitlan, lo cual permitió comprender la complejidad de las relaciones comerciales de esta civilización, así como la variabilidad en el uso de este material en contextos rituales y no rituales.

Disco de obsidiana. Foto Mirsa
Disco de obsidiana. Foto Mirsa Islas, cortesía PTM

El estudio, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, fue realizado por un equipo de especialistas encabezado por el arqueólogo Diego Matadamas Gomora, en colaboración con el Proyecto Templo Mayor (PTM) del INAH y la Universidad de Tulane en Estados Unidos.

Este trabajo se basó en análisis químicos por fluorescencia de rayos X, una técnica no invasiva que permitió determinar la composición geoquímica de los artefactos.

Las piezas analizadas datan de entre 1375 y 1520 y corresponden a seis de las siete etapas constructivas del Templo Mayor.

De acuerdo con Matadamas Gomora, esta investigación constituye la muestra más grande de artefactos de obsidiana estudiada hasta la fecha, lo que permitió realizar un análisis diacrónico sobre el uso de este material a lo largo del tiempo.

Los resultados revelaron que, en las primeras etapas constructivas de Tenochtitlan, predominaba la obsidiana proveniente de Pachuca y Otumba, pero tras la derrota de los tepanecas de Azcapotzalco y la formación de la Triple Alianza, la diversidad de fuentes aumentó significativamente.

En las etapas posimperiales, se identificaron hasta siete yacimientos distintos, incluyendo El Paraíso (Querétaro), Tulancingo y Zacualtipán (Hidalgo), que no habían sido previamente documentados en el Templo Mayor.

El arqueólogo explicó que las investigaciones previas planteaban dos hipótesis principales sobre la distribución de la obsidiana en el imperio mexica: una que sugería que el Estado controlaba directamente la explotación y distribución de este material, y otra que proponía un sistema de mercado dinámico en el que la obsidiana podía llegar desde diversas regiones sin necesidad de tributo.

Según los nuevos hallazgos, ambos sistemas coexistieron, lo que refleja la complejidad de las relaciones comerciales de los mexicas.

Incluso se permitió la llegada de obsidiana desde territorios enemigos o independientes, como Tlaxcala, Metztitlán y la región purépecha, lo que sugiere que el comercio de este material estaba por encima de las restricciones políticas del Estado.