El origen del Día del Maestro: Herencia de la Revolución Mexicana

Desde ese entonces la educación fue vista como un motor de transformación social

Guardar
Venustiano Carranza promulgó la Constitución
Venustiano Carranza promulgó la Constitución de 1917 tras la Revolución Mexicana. (VICTORIA RAZO/CUARTOSCURO.COM).

En México, el Día del Maestro se celebra cada 15 de mayo como un homenaje nacional a quienes dedican su vida a la enseñanza.

Aunque hoy en día es una fecha de gratitud y reconocimiento, su origen está profundamente ligado al ámbito político e ideológico de la Revolución Mexicana.

Contexto

La conmemoración fue establecida oficialmente el 27 de septiembre de 1917, cuando el presidente en turno, Venustiano Carranza, uno de los líderes de la Revolución, promulgó el decreto que instituyó el 15 de mayo como Día del Maestro. La propuesta fue impulsada en el Congreso por los diputados Enrique Viesca y Benito Ramírez, quienes argumentaron que la labor del magisterio debía ser reconocida como un eje fundamental en la reconstrucción del país tras años de guerra, desigualdad y analfabetismo.

Carranza y su gobierno veían la educación como un motor de transformación social, capaz de consolidar los ideales revolucionarios de justicia, igualdad y libertad. En ese sentido, los maestros eran considerados no solo transmisores de conocimiento, sino agentes de cambio, encargados de formar a las nuevas generaciones de ciudadanos en los valores del México posrevolucionario.

La elección del 15 de mayo no fue casual pues coincide con la festividad de San Juan Bautista de La Salle, patrono de los educadores y fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, reconocido por sus innovaciones pedagógicas en el siglo XVII. Esta coincidencia dotó a la fecha de un simbolismo adicional, combinando el reconocimiento civil con una tradición religiosa ya arraigada en el calendario cultural del país.

Durante las primeras celebraciones que se llevaron a cabo se organizaban actos públicos, discursos oficiales, y en algunos casos, entrega de medallas y reconocimientos a docentes destacados. Con el tiempo, esta práctica se institucionalizó en todo el sistema educativo nacional, convirtiéndose en una jornada de reflexión, festejo y descanso para todo el personal docente.

Más de un siglo después, el Día del Maestro conserva su espíritu revolucionario, recordando el papel estratégico que desempeñan las y los educadores en la construcción de una sociedad más equitativa. A pesar de los desafíos actuales -como la desigualdad educativa, la brecha digital y la precarización laboral-, la figura del maestro sigue siendo clave para alcanzar un desarrollo nacional sostenible.

La celebración no solo honra la vocación de quienes enseñan, sino también reivindica el lugar de la educación como una herramienta de transformación social, tal como lo soñaron los constituyentes de 1917.