¿Quién mató a Édgar Guzmán, hijo de “El Chapo”, según la versión de “El Vicentillo”?

A 17 años del asesinato de Édgar Guzmán López, hijo de “El Chapo”, el enigma sobre quién orquestó el crimen sigue generando dudas

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Édgar Guzmán fue asesinado durante
Édgar Guzmán fue asesinado durante la "guerra" del Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva. (Especial)

A las 9 de la noche del 8 de mayo de 2008, los clientes del City Club en el Desarrollo Urbano Tres Ríos, en Culiacán, escucharon lo que parecía el estallido de una bomba. No era una, eran quinientos disparos de fusil AK-47 y un impacto de bazuca contra el muro del estacionamiento. En menos de tres minutos, el cuerpo de Édgar Guzmán López, hijo mayor de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, quedó tendido en el asfalto junto a los de César Ariel Loera y Arturo Meza Cázares.

Habían sido ejecutados a quemarropa por una célula armada. La ciudad entera se paralizó. Durante días, las calles se vaciaron. La policía no apareció en el lugar hasta que todo terminó. Los vecinos hablaban de una guerra, pero nadie sabía con certeza quién la había desatado.

Según la versión escrita por Vicente Zambada Niebla, hijo del Ismael “El Mayo” Zambada, en los documentos que dieron origen al libro El traidor de Anabel Hernández, el ataque no fue producto de un enfrentamiento entre cárteles enemigos. Lo que ocurrió aquella noche fue un error de fuego interno dentro del propio Cártel de Sinaloa.

¿Qué cuenta El Vicentillo?

La facción de El Mayo
La facción de El Mayo Zambada habría ordenado la muerte de Édgar Guzmán, según se cuenta en el libro "El Traidor". (Jovani Pérez | Infobae México)

Según el testimonio de “El Vicentillo”, la muerte del hijo favorito de “El Chapo” no fue una represalia de los Beltrán Leyva, como se sostuvo en versiones oficiales y periodísticas durante años, sino que fue consecuencia de una operación mal ejecutada por el brazo armado que comandaba Gonzalo Inzunza Inzunza, alias “Macho Prieto”, el mismo sicario que durante años sirvió como escudo y punta de lanza de “El Mayo” Zambada.

El operativo se había montado por información de inteligencia interna: alguien del grupo de Arturo Beltrán Leyva, hasta hacía poco aliado del Cártel de Sinaloa, aparecería en el centro comercial.

La orden fue terminante: nadie debía salir de casa esa noche. Pero Édgar no tenía su radio encendido. Había salido con su esposa y su primo a hacer compras.

Su camioneta, según el testimonio recogido por Jesús Gaxiola, colaborador cercano, coincidía con la descripción del vehículo objetivo. Cuando los hombres de Inzunza la vieron, no dudaron. Uno gritó “¡es ése!” y todos abrieron fuego 500 veces. Usaron armas largas, granadas y una bazuca. El cuerpo de Guzmán López quedó irreconocible. Tenía 22 años.

Griselda López Pérez, madre de Édgar, se dijo “cansada como madre de que se les señale como narcos”. En su momento, la familia creyó que los responsables eran los Beltrán Leyva. Frida Muñoz Román, esposa de Édgar y madre de su hija, identificó el cuerpo. También creyó que se trató de una venganza enemiga.

Así reaccionó El Chapo, según El Vicentillo

Edgar Guzmán y el Chapo
Edgar Guzmán y el Chapo (Fotoarte: Steve Allen)

En ese momento, nadie sabía —o nadie quiso decir— que había sido un error, cuenta El Vicentillo. Los tres jóvenes habían sido confundidos con enemigos. El fuego no vino de fuera, sino desde adentro. El Cártel de Sinaloa había matado a su propio heredero.

Cuando los sicarios se dieron cuenta, informaron de inmediato. La noticia llegó al Chapo, que entonces se encontraba en movimiento. La reacción fue seca: “ni modo”, habría respondido.

No pidió venganza, no buscó culpables. Nadie fue castigado. “Todo ese grupo siguió trabajando”, recuerda Gaxiola. Pero la frialdad del momento no reflejaba el dolor que lo atravesaba.

Años después, Vicente Zambada relataría que su padre intentó consolar a Guzmán Loera, que le dijo que había sido un error, que no había intención. “Él lloró”, escribió El Vicentillo. “Dijo que era lo que más quería en la vida. Que se le había ido su vida con él”.

Anabel Hernández relata en El Traidor que más tarde, en una conversación en la cárcel, cuando le preguntaron por Édgar, el capo respondió: “Hoy no voy a hablar de mijo. Lo lloro”.

El mausoleo de Édgar Guzmán,
El mausoleo de Édgar Guzmán, el hijo de 'El Chapo' (Infobae)

El 10 de mayo de 2008, Culiacán amaneció sin flores. Joaquín Guzmán había ordenado comprar todas las rosas disponibles en la ciudad, cerca de 50 mil, para el funeral de su hijo. Las flores cubrieron el ataúd, la capilla, el cementerio. Fue un gesto excesivo, devastador, pero inolvidable. Ninguna madre de Culiacán recibió flores ese Día de las Madres, relatan los medios locales.

El gesto fue interpretado como un símbolo de poder, pero también como la única forma en que el Chapo encontró para despedirse. El episodio dio origen a un corrido interpretado por Lupillo Rivera: “50 mil rosas rojas se vendieron en Culiacán, llegando el 10 de mayo listos para celebrar. Pero unos días antes se nos fue Édgar Guzmán (…) El montonal de rosas a ninguna madre enviaron, todas fueron para un hombre que siempre respetaron”.

Desde entonces, la imagen se volvió parte del mito. La tumba de Édgar, en Jardines del Humaya, sigue recibiendo flores cada año. Y en Culiacán, ese 10 de mayo quedó inscrito como el Día de las Rosas que no fueron para las madres, sino para el hijo muerto del jefe.

¿Qué pasó con Macho Prieto y el resto de los sicarios?

Gonzalo Inzunza Inzunza, conocido como el Macho Prieto, fue uno de los jefes de sicarios más temidos y poderosos del Cártel de Sinaloa. A finales de los noventa ya operaba su propia célula criminal de cerca de 50 hombres.

Su reputación violenta atrajo al Mayo Zambada, quien lo reclutó para operar en dos frentes: transporte de drogas y operaciones armadas. Con el tiempo, se convirtió en una figura con mando propio: coordinaba rutas, emboscadas, ejecución de enemigos y manejaba hasta 200 hombres armados. Vicente Zambada escribió que su poder era tan grande que podía “entrar en cualquier lugar para capturar a los enemigos”.

'El Macho Prieto' asesinó a
'El Macho Prieto' asesinó a Edgar Guzmán (Infobae)

Pero ese poder tuvo un quiebre irreversible el 8 de mayo de 2008. Inzunza dirigía un operativo para ubicar a un supuesto infiltrado del grupo de los Beltrán Leyva. Una camioneta negra coincidió con la descripción del objetivo. Sin verificar, un sicario dio la orden. Dispararon. Minutos después, el Macho Prieto supo que habían asesinado al hijo del Chapo Guzmán. Se reportó el error. Pero fue un error sin castigo inmediato. A corto plazo, no pasó nada. A largo plazo, la estructura que lo protegía comenzó a erosionarse.

Después del crimen, Inzunza se volvió un hombre incómodo. Mató a un colaborador cercano del entorno familiar del Mayo. Se refugió en Baja California, luego en Sonora. El 18 de diciembre de 2013, fue abatido por la Marina en Puerto Peñasco.

 Según algunas versiones, la información que llevó a su ubicación salió del mismo cártel que lo había cobijado. Otras sostienen que el Chapo exigió su ejecución como acto de venganza diferida.

Según relatos recogidos por el periodista Miguel Ángel Vega en su libro El Fixer, los miembros de la célula que ejecutaron a Édgar Guzmán también murieron. Uno por uno, fueron eliminados.

Un sicario identificado como Jesús sobrevivió porque esa noche no fue al operativo: se estaba recuperando de una fractura. Años después, confesó que supo de inmediato lo que significaba: “Todos los que jalaron el gatillo fueron asesinados”. Abandonó el crimen. Se convirtió en taquero.