Norberto Rivera participó en las exequias del Papa Francisco; este es el significado de la vestimenta que portó

El arzobispo emérito de México, Norberto Rivera Carrera, se unió este miércoles a los cardenales del mundo que acompañaron el traslado de los restos del papa Francisco hacia la Basílica de San Pedro, en el inicio de las ceremonias de exequias del primer pontífice latinoamericano.

Rivera, de 82 años, caminó junto a otros cardenales en la procesión solemne que escoltó el ataúd de Jorge Mario Bergoglio desde la capilla de la residencia de Santa Marta hasta la plaza vaticana, en un rito transmitido por el Centro Televisivo del Vaticano.

Aunque por su edad Rivera ya no tiene derecho a voto en el próximo cónclave, sí participa con voz en las reuniones del Colegio Cardenalicio, según confirmó el Episcopado Mexicano a través de sus redes sociales.

“El Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Emérito de nuestra Arquidiócesis, acudió a la Basílica de San Pedro para unirse en oración con el resto de cardenales del mundo por el eterno descanso del papa Francisco”, informó la Arquidiócesis en un mensaje difundido junto a una imagen del prelado durante la ceremonia.

El mexicano es uno de los seis prelados del país que estarán presentes en estos encuentros, aunque solo dos de ellos —José Francisco Robles Ortega y Carlos Aguiar Retes— conservan la calidad de electores.

Durante la procesión en el Vaticano, Norberto Rivera vistió una sotana negra cubierta por un roquete blanco, además del solideo rojo y una cruz pectoral, prendas distintivas del rango cardenalicio. A diferencia del hábito coral —la vestimenta completamente roja que suelen portar los cardenales activos en ceremonias formales—, el arzobispo emérito optó por esta indumentaria, acorde a su condición de cardenal emérito.

La Arquidiócesis Primada de México explicó a través de redes sociales que, en celebraciones solemnes como las exequias de un papa, es común que los cardenales eméritos —aquellos que han dejado sus cargos pastorales activos— usen vestiduras negras como signo de luto y unidad espiritual.

El solideo rojo, en particular, mantiene su simbolismo tradicional dentro de la Iglesia: representa la disposición de los cardenales a derramar su sangre por la fe. Durante la procesión, se escuchó la lectura del salmo 22, “El Señor es mi pastor, nada me falta”, en un ambiente de recogimiento que marcó el inicio de las ceremonias de despedida al papa Francisco en la Basílica de San Pedro.

La presencia de Norberto Rivera en estas exequias marcó su tercera participación en el proceso previo a un cónclave, tras haber estado en las elecciones de los papas Benedicto XVI y Francisco. Aunque en 2013 asistió bajo suspensión debido a las acusaciones de encubrimiento de casos de abuso sexual, estuvo presente en la elección de Bergoglio, quien aceptó su renuncia al arzobispado en 2017 al cumplir 75 años, edad de jubilación canónica.

Rivera fue creado cardenal en 1998 por Juan Pablo II, lo que le dio derecho a participar en los cónclaves mientras mantuvo la edad requerida. Ahora, aunque ya no cuenta con esa prerrogativa, sigue formando parte del cuerpo cardenalicio, que incluye tanto a los electores como a los eméritos.

Dentro del grupo mexicano, solo dos cardenales mantienen el derecho a sufragio: el arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, y el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes. Ambos superaron la edad de 75 años, pero continúan activos debido a la prórroga concedida por Francisco. Además de Rivera, los otros cardenales mexicanos son los eméritos Juan Sandoval Íñiguez, Alberto Suárez Inda, y Felipe Arizmendi Esquivel, quienes también han quedado fuera del grupo de votantes.

El actual panorama del Colegio Cardenalicio mexicano muestra una representación disminuida, con solo dos electores posibles entre más de un centenar de cardenales de todo el mundo, situación que limita la influencia de México en la elección del próximo pontífice.

El acto en el que participó Norberto Rivera correspondió a la segunda etapa inmediata tras la muerte del papa Francisco, centrada en la capilla ardiente y el acompañamiento del cuerpo hacia su reposo temporal en la basílica vaticana. El funeral formal está previsto para este sábado, cuando culminarán las exequias, de acuerdo con los cambios que el propio Francisco estableció antes de morir.

El rito fue encabezado por el camarlengo del Vaticano, el cardenal Kevin Farrell, quien pronunció una oración pidiendo a Dios que reciba al pontífice en “su morada de eterna luz y paz”.

En las primeras horas de la capilla ardiente, cerca de 20 mil fieles acudieron a presentar sus respetos al pontífice, según datos del Vaticano, en una jornada marcada por largas filas, el repique de campanas y plegarias continuas. El cuerpo del papa Francisco reposa en un ataúd sencillo, con su rosario entre las manos y casulla roja, en el centro de la basílica de San Pedro, tal como fue su voluntad.