Así sonó la campana mayor de la Catedral Metropolitana de CDMX por el fallecimiento del Papa Francisco | Video

El repique forma parte del protocolo litúrgico que marca el inicio del luto oficial en la Iglesia católica

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El repique de campanas en
El repique de campanas en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México anunció el fallecimiento del papa Francisco. (Captura de pantalla)

La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México hizo sonar este lunes las 100 campanadas fúnebres con las que la Iglesia católica anuncia el fallecimiento de un Papa. El repique, que se escuchó en el Centro Histórico poco después de confirmarse la muerte de Francisco a los 88 años, forma parte de una antigua tradición litúrgica que marca el inicio del periodo de luto oficial tras la muerte del pontífice.

El tañido de la campana mayor —una de las más pesadas del continente, fundida en 1793 y conocida como Santa María de Guadalupe— fue percibido desde distintos puntos de la capital. Su sonido, grave y espaciado, tiene como propósito comunicar a los fieles la muerte del obispo de Roma y cabeza de la Iglesia católica, así como expresar el duelo de la comunidad eclesiástica.

El Campanero Mayor Ernesto Pérez dando parte de los 100 toques de Sede Vacante con la Campana Mayor de Catedral. (Facebook: Catedral Metropolitana)

El acto fue acompañado por un mensaje del Venerable Cabildo Metropolitano, órgano eclesiástico responsable de las celebraciones litúrgicas en la catedral. A través de redes sociales, el Cabildo elevó sus oraciones por “el regreso a la Casa del Padre de nuestro amado papa Francisco en este lunes de Pascua”, aludiendo a la fecha en la que ocurrió el fallecimiento, apenas un día después de que el pontífice se asomara débilmente al balcón de la basílica de San Pedro para la bendición pascual.

Mensaje de la Catedral Metropolitana
Mensaje de la Catedral Metropolitana de la CDMX tras la muerte del Papa Francisco. (Captura de pantalla)

Tradición funeraria

La muerte de un papa activa una serie de ritos y protocolos establecidos en el documento Universi Dominici Gregis, promulgado por Juan Pablo II en 1996. Entre ellos se encuentra la activación de señales acústicas, como el repique de campanas, cuyo objetivo es anunciar a la comunidad eclesial el inicio del periodo conocido como sede vacante, durante el cual la Santa Sede queda sin titular hasta la elección de un nuevo pontífice.

En México, como en otras partes del mundo con fuerte presencia católica, la costumbre de anunciar la muerte de un Papa con campanas remite a la época colonial y continúa vigente como expresión de comunión simbólica con Roma. La Catedral Metropolitana, considerada la sede más importante de la Iglesia en el país, desempeña un papel central en este protocolo.

Repique de campanas en la Catedral Metropolitana tras la muerte del Papa Francisco. (X/@AztecaNoticias)

El repique consta de cien campanadas, una cifra establecida por tradición para marcar la importancia del suceso. Las campanas no solo funcionan como medio de comunicación litúrgico, sino que también refuerzan el carácter ceremonial del momento y buscan convocar a los fieles a la oración.

El fallecimiento del papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y jesuita en la historia, generó manifestaciones de duelo en varias catedrales del continente. En México, país con la segunda población católica más numerosa del mundo, su figura generó especial cercanía debido a su enfoque pastoral, sus discursos en favor de los migrantes y su tono crítico frente a las estructuras de poder dentro y fuera de la Iglesia.

Durante su pontificado, iniciado en marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio realizó varios viajes a América Latina, incluido México en 2016, donde ofició misa en la propia Catedral Metropolitana y visitó la Basílica de Guadalupe. En aquella ocasión, destacó el papel de la Iglesia mexicana en contextos de violencia e inequidad social.

Tras su muerte, confirmada este lunes por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, se prevé el inicio de los novenarios —nueve días consecutivos de misas fúnebres en todo el mundo—, así como la convocatoria a un cónclave en un plazo de entre 15 y 20 días. En ese cónclave participarán cerca de 130 cardenales electores, de los cuales más de dos tercios fueron nombrados por Francisco.