10 descubrimientos arqueológicos que cambiaron la historia de la humanidad

Estos hallazgos marcaron un hito en la humanidad, no solo por su valor histórico, sino por su impacto en la comprensión de nuestra evolución cultural, social y lingüística

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Howard Carter descubrió la tumba
Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón en 1922 con más de cinco mil objetos casi intactos desde hace tres mil años. (AP)

La arqueología, según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es la disciplina científica encargada de interpretar y analizar los vestigios materiales del pasado humano para reconstruir su historia, desde las épocas más antiguas hasta momentos más recientes. Esta rama del conocimiento se fundamenta en el análisis de evidencias de actividad humana, como artefactos, estructuras y restos medioambientales, los cuales proporcionan información clave sobre los modos de vida, las creencias y las tecnologías utilizadas por las civilizaciones del pasado.

Los yacimientos arqueológicos, también conocidos como sitios o asentamientos, representan concentraciones de estos restos, y pueden localizarse tanto en la superficie como bajo tierra mediante diversas técnicas de prospección, como la geofísica, el radar de penetración en el suelo y el análisis de imágenes satelitales.

La arqueología también implica un estudio profundo de los entornos en los que estas civilizaciones se desarrollaron, por ejemplo, la identificación de restos de cultivos, el análisis de estructuras urbanas o la interpretación de arte rupestre ayudan a entender cómo los pueblos antiguos interactuaban con su entorno, cómo organizaban sus sociedades y cómo se relacionaban con otras culturas, contribuyendo al conocimiento del desarrollo humano, revelando las costumbres, herramientas, creencias y dinámicas sociales de los pueblos que han forjado la historia humana.

Cuáles son los 10 descubrimientos arqueológicos más importantes

Cuando Howard Carter observó la
Cuando Howard Carter observó la opulenta colección de Tutankamón, reveló no solo piezas milenarias, sino nuevas rutas en la exploración de Egipto. (Archivo Infobae)

Entre todos los hallazgos, destacan algunos que hicieron una diferencia significativa en el curso de la humanidad, no solo por su valor histórico, sino por el valor que tuvieron en el entendimiento de la evolución cultural, social y tecnológica.

1. Tumba de Tutankamón, Luxor, Egipto

En 1922, el arqueólogo Howard Carter realizó uno de los descubrimientos más emblemáticos de la arqueología mundial: la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, en Luxor, Egipto.

Según National Geographic, este hallazgo marcó un antes y un después en el estudio de las civilizaciones antiguas, pues la tumba, que permaneció prácticamente intacta durante más de tres mil años, contenía más de cinco mil objetos, incluidos sarcófagos, joyas y artefactos que reflejaban la opulencia del joven faraón, un descubrimiento que reveló detalles muy específicos sobre la vida y la muerte en el antiguo Egipto e impulsó el interés global por la arqueología.

La Piedra del Sol exhibe
La Piedra del Sol exhibe las creencias religiosas y los avances calendáricos de la cultura mexica tras su hallazgo en 1790. (Cuartoscuro)

2. Piedra del calendario solar azteca, Ciudad de México

En 1790, durante trabajos en la Plaza Mayor de la Ciudad de México, se desenterró la Piedra del Calendario Solar Azteca, un monolito de aproximadamente 24 toneladas. Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), esta pieza, también conocida como la Piedra del Sol, representa el mito de los cinco soles y tiene grabada la fecha “13 caña” (1479), año en que se estima fue concluida bajo el mandato de Axayácatl.

El monolito, con el dios del Sol Tonatiuh grabado en su centro, no solo era un calendario para medir el tiempo, sino que también pudo haber sido utilizado como una superficie para sacrificios rituales.

Guerreros de terracota de Xiam,
Guerreros de terracota de Xiam, China. (EFE)

3. Ejército de Terracota, Xi’An, China

En 1974, un grupo de campesinos en la provincia de Shaanxi, en China, descubrió fragmentos de figuras de arcilla mientras cavaban un pozo. Este hallazgo resultó ser el Ejército de Terracota, una colección de miles de figuras de tamaño real que representan soldados, caballos y carruajes creados hace más de dos mil años por orden del primer emperador chino, Qin Shi Huang.

De acuerdo con el Museo Arqueológico de Alicante, este descubrimiento es considerado una de las mayores maravillas arqueológicas del mundo. Además de los soldados, las excavaciones revelaron aves acuáticas de bronce, músicos y acróbatas de terracota, lo que sugiere que el emperador buscaba recrear su corte.

4. El Hombre de Cheddar, Inglaterra

National Geographic detalla que, en 1903, en la cueva de Gough, en el condado de Somerset, Inglaterra, se encontró el esqueleto de un hombre que vivió hace unos diez mil años, al cual se le apodó el Hombre de Cheddar, un hallazgo que desafió las ideas preconcebidas sobre la pigmentación de los europeos antiguos.

Según el University College de Londres, los estudios genéticos realizados en estos restos revelaron que el Hombre de Cheddar tenía piel oscura, lo que contradice la creencia de que los europeos siempre tuvieron piel clara. Finalmente, los resultados de la investigación concluyeron que este cambio en la pigmentación se debe a migraciones humanas y adaptaciones genéticas ocurridas hace aproximadamente 25 mil años, sin embargo, “el tono de piel del grupo humano al que perteneció el Hombre de Cheddar, así como el de otros individuos encontrados en España, concretamente en León, no lo haría hasta más tarde”.

Los Rollos del Mar Muerto
Los Rollos del Mar Muerto incluyen textos bíblicos y apócrifos preservados desde el periodo helenístico hasta el primer siglo d.C. (EFE)

5. Rollos del Mar Muerto, Cisjordania

En 1947, beduinos que exploraban una cueva cerca de Khirbet Qumran, en la costa noroeste del Mar Muerto, descubrieron los primeros siete rollos de lo que se conocería como los Manuscritos del Mar Muerto. Según el Museo de Israel, estos textos, escritos entre los siglos III a.C. y I d.C., resultaron fundamentales para entender la historia del judaísmo y los orígenes del cristianismo.

Posteriormente, en los años siguientes, se encontraron fragmentos de unos 950 rollos adicionales. De acuerdo con la institución, “tres de los rollos fueron adquiridos inmediatamente por el arqueólogo EL Sukenik en nombre de la Universidad Hebrea; los otros fueron adquiridos por el Metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Siria en Jerusalén Este, Mar Athanasius Samuel. En 1948, Samuel contrabandeó los cuatro rollos que tenía en su posesión a los Estados Unidos; no fue hasta 1954 que el hijo de Sukenik, Yigael Yadin, también arqueólogo, pudo traerlos de vuelta a este país.

En los años siguientes, de 1949 a 1956, se descubrieron fragmentos adicionales de unos 950 rollos diferentes, tanto por beduinos como por una expedición arqueológica conjunta de la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa y el Museo Rockefeller, bajo la dirección del profesor padre Roland de Vaux”, pero desde entonces, no se han encontrado más.

6. La inscripción de Rosetta, Egipto

En 1799, soldados franceses del ejército de Napoleón Bonaparte encontraron en Rosetta, en el delta del Nilo, una piedra con inscripciones en tres idiomas: jeroglíficos, demótico y griego antiguo. Según National Geographic, este hallazgo permitió al lingüista Jean-François Champollion descifrar los jeroglíficos egipcios en 1821, lo que marcó el inicio de la egiptología moderna.

Las pinturas de la Cueva
Las pinturas de la Cueva de Lascaux representan fauna del Paleolítico superior y se asocian con actividades simbólicas y espirituales. (National Geographic)

7. Cueva de Lascaux, Francia

En el sudoeste de Francia, cerca de la villa de Montignac, se encuentra la Cueva de Lascaux, un sitio que alberga algunas de las pinturas rupestres más impresionantes del mundo. Según la Enciclopedia de la Historia del Mundo, estas obras, que datan de entre 17 mil y 15 mil años a.C., representan animales como caballos, bisontes y venados, y se cree que tenían un propósito ritual o espiritual.

El arte de Lascaux, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, es un testimonio de la sofisticación de los humanos del Paleolítico superior, pues se cree que la región era un punto central de las culturas de esa época.

Las ruinas de Pompeya. (EFE)
Las ruinas de Pompeya. (EFE)

8. Las ruinas de Pompeya, Italia

El 24 de agosto del año 79 d.C., la erupción del Monte Vesubio sepultó la ciudad romana de Pompeya bajo toneladas de ceniza volcánica. Según National Geographic, este desastre natural preservó edificios, arte y cuerpos, lo que después ofrecería una visión detallada de la vida en la antigua Roma, ya que, desde su redescubrimiento en el siglo XVIII, Pompeya ha sido un laboratorio para la arqueología moderna, sin embargo, aunque gran parte de la ciudad ha sido excavada, aproximadamente un tercio permanece enterrado.

9. La ciudad perdida de Petra, Jordania

Conocida como la “ciudad perdida”, Petra, en Jordania, fue redescubierta en el siglo XIX por el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt. Según los registros históricos, difundidos por National Geographic, esta ciudad, habitada por los nabateos, fue abandonada en el siglo VI d.C. y quedó oculta bajo la arena.

Contrario a lo que muchos piensan, Petra no fue construida en piedra, sino excavada y esculpida directamente en la roca, formando un conjunto monumental único que le valió su inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad en 1985, pues, además de todo, los trabajos para realizarse debieron ser inmensos, ya que en esta ciudad llegaron a habitar más de 30 mil personas.

La ciudad inca de Machu
La ciudad inca de Machu Picchu, en Perú, se redescubrió globalmente en el siglo XX. (Andina)

10. Machu Picchu, Perú

Esta antigua ciudad inca, uno de los tesoros más valiosos de Perú, fue construida a mediados del siglo XV y se cree que funcionó como una de las residencias del noveno inca del Tahuantinsuyo, Pachacútec, además de albergar un santuario. Su nombre, que significa “montaña vieja”, hace referencia a su ubicación, a 2 mil 453 metros de altura sobre un promontorio rocoso entre los cerros Huchuy Picchu y Huayna Picchu.

Según National Geographic, se edificó alrededor del año 1400 y fue abandonada progresivamente en el siglo siguiente tras la invasión del Imperio inca por los españoles. Ahora se sabe que en la zona se llevaron a cabo actividades religiosas, culturales, de observación astronómica y agrícolas.

El “descubrimiento” de Machu Picchu por el resto del mundo ocurrió oficialmente en 1911, cuando el arqueólogo y profesor estadounidense Hiram Bingham, de la Universidad de Yale, fue guiado al lugar por Melchor Arteaga, un residente local peruano, quien, posteriormente, en 1912, dirigió las primeras excavaciones.