
El 7 de enero de 2015, México perdió a uno de sus periodistas más influyentes y valientes: Julio Scherer García, fundador de la revista Proceso y figura clave del periodismo crítico en el país.
A una década de su fallecimiento, se sigue recordando su legado y una de las entrevistas más audaces de su carrera: el encuentro con Ismael “El Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, publicada en abril de 2010.
Recientemente el periodista Luis Chaparro compartió en el podcast de Gusgri una anécdota inédita sobre el encuentro que sostuvieron el periodista y el veterano capo.
¿Cómo fue el encuentro?
El encuentro fue posible gracias a un complicado proceso de negociación que permitió al entonces director de la revista Proceso acceder a una de las figuras más herméticas del narcotráfico mexicano.

Según narró Scherer en su crónica, la entrevista con “El Mayo” fue precedida por un operativo de traslado marcado por el secretismo y la incertidumbre.
El periodista describió cómo el desasosiego lo acompañó desde el inicio de la travesía. Sin seguridad personal, sin escoltas y únicamente con su acompañante, fue trasladado en un operativo cuidadosamente diseñado: cuatro vehículos diferentes y una caminata extensa lo llevaron hasta una casa discreta, donde esperó durante horas hasta recibir la señal para continuar.
Finalmente, en la oscuridad de la noche, fue trasladado a un refugio en las montañas, una estructura rústica rodeada por hombres armados y lista para ser abandonada en caso de emergencia.
Scherer, con la naturalidad que lo caracterizaba, saludó al capo cuando este se presentó: “Tenía mucho interés en conocerlo”, le dijo “El Mayo” mientras extendía la mano. El encuentro tuvo lugar en un cobertizo de madera, con un paisaje de montañas como telón de fondo y bajo un sol implacable. Zambada, vestido con pantalones de mezclilla, playera y gorra, ofreció un almuerzo mientras conversaban de forma tranquila y pausada.
La incomodidad de El Mayo

Durante su participación en el podcast de Gusgri, el periodista Luis Chaparro reveló que durante el encuentro Scherer habría incomodado a Zambada García, pues lo habría cuestionado sobre el paradero de Joaquín “El Chapo” Guzmán, su entonces amigo y compadre.
“Me dijeron que El Mayo cortó un poquito la entrevista, que fue un poco así como que hablaron rapidito y cuando iba a entrar ya en una entrevista un poquito más extensa, pues El Mayo se despidió muy educadamente de Julio Scherer, diciéndole que ya se tenía que retirar. Pero creo que le molestó que le preguntaran por El Chapo”, contó Chaparro.
Según el también podcaster de “Cazagringos”, esta pregunta hizo enojar al líder del Cártel de Sinaloa, quien consideró que el foco de la entrevista debía estar exclusivamente en él.
Chaparro relató que tras la incómoda pregunta sobre El Chapo, Zambada cuestionó de forma directa a Scherer si quería ver a su compadre, a lo que éste contestó que sí.
“¿Usted se interesa por El Chapo? –Sí, claro. –¿Querría verlo? –Yo lo vine a ver a usted. –¿Le gustaría…? –Por supuesto. –Voy a llamarlo y a lo mejor lo ve. La conversación llega a su fin”, se lee tal cual en la crónica que hizo el periodista en el 2010.
Esta interacción marcó un cierre abrupto a lo que pudo haber sido una conversación más extensa y reveladora entre el periodista y el capo, consideró Chaparro.
Cabe apuntar que en el texto que escribió Scherer, al menos el apodo “El Chapo” aparece unas 11 veces escrito, en donde se alude a él por su supuesta boda con Emma Coronel, las veces que “El Chapo” sintió más cerca al Ejército, cómo lo detuvieron y su fortuna.
¿Qué le dijo El Mayo a Scherer?

A pesar del momento incómodo, Scherer logró obtener información única sobre “El Mayo” y su visión del narcotráfico.
Durante el encuentro, el capo habló de su vida familiar, describiendo a su esposa, cinco mujeres, 15 nietos y un bisnieto, todos viviendo cerca de los ranchos que controlaba. “El monte es mi casa, mi familia, mi protección, mi tierra, el agua que bebo”, dijo Zambada.
Cuando Scherer preguntó si temía ser capturado, el capo fue contundente: “Tengo pánico de que me encierren [...] No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar que sí, que me mataría”.
También reconoció que el narcotráfico está profundamente arraigado en la sociedad mexicana, describiéndolo como un problema estructural imposible de resolver con la captura de líderes. “El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí”, reflexionó.
El encuentro terminó con un gesto inesperado: “El Mayo” ofreció tomarse una foto con Scherer, prueba irrefutable del encuentro. En la imagen, publicada junto con el reportaje en Proceso, el capo aparece sonriente y relajado.
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