
El Parque de Vida Silvestre de Shanghái, en el este de China, ha emitido una peculiar medida de seguridad que rápidamente se viralizó en redes sociales: los visitantes ya no podrán mostrar videos en sus teléfonos a un joven chimpancé llamado Ding Ding, de apenas dos años, informó el South China Morning Post (SCMP).
Este primate, que aún no ha sido identificado públicamente como macho o hembra, se volvió una sensación en línea gracias a su apariencia tierna y gestos similares a los de un bebé humano. En internet circulan clips en los que se le observa bebiendo leche con las piernas cruzadas, escondiéndose entre los brazos de su cuidador o comiendo pétalo por pétalo una flor de loto, escenas que le han ganado miles de seguidores.
Con el tiempo, comenzaron a difundirse publicaciones donde se afirmaba que Ding Ding había desarrollado un interés especial por los videos cortos. En una de las grabaciones más compartidas, una visitante coloca su teléfono frente al cristal del recinto mientras suena música, y el chimpancé observa con atención la pantalla, rascándose la cara en señal de concentración. Otros testigos aseguraron que parecía disfrutar especialmente de los clips de humor y de los dramas breves.
La popularidad de esta conducta llevó al zoológico a intervenir. Según el diario chino, en septiembre, las autoridades del lugar colocaron un aviso frente al recinto con un dibujo de un chimpancé y un teléfono, acompañado de un rotundo “No” en rojo sobre la palma de la mano. De esa forma, quedó prohibido mostrar dispositivos electrónicos a Ding Ding.
Riesgos para la vista y el bienestar del animal

El personal del zoológico explicó que la decisión responde a motivos clínicos. “Si un chimpancé no puede ver con claridad ni comunicarse con los humanos, puede ponerse ansioso, lo que le provocará problemas de salud”, indicó un trabajador del parque. La advertencia incluye el riesgo de daños en la visión y la posibilidad de que el animal experimente estrés por una estimulación excesiva.
Aunque no existen sanciones para quienes incumplan la norma, el personal enfatizó que los efectos negativos podrían ser significativos. El propio portero del parque ironizó al respecto, recordando que a diferencia de los humanos, “Ding Ding no puede usar gafas”, por lo que cualquier daño ocular sería irreversible.
Según el SCMP, en redes sociales, los clips relacionados superaron los 10 millones de visitas, y los comentarios se multiplicaron. Un usuario pidió: “Por favor, respeten el modo de vida natural de los animales”. Otro sugirió que se le entreguen más juguetes para mantenerlo entretenido, mientras que alguien más bromeó: “Mi hijo es tan adicto a los videos de teléfono como Ding Ding; tal vez el zoológico debería cuidarlo también”.
La atracción de los primates por las pantallas

El gusto de los simios por observar imágenes en movimiento no es un fenómeno aislado, de hecho, investigaciones científicas han documentado que los primates disfrutan de la televisión de manera similar a los humanos.
Un estudio del Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kioto, publicado en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience, registró la actividad cerebral de un mono rhesus mientras veía televisión.
El equipo, liderado por el profesor Nobuo Masataka, utilizó topografía óptica, que se trata de una técnica que emplea luz infrarroja cercana para monitorear la actividad cerebral, y descubrió que el lóbulo frontal del animal se activaba al ver televisión, la misma región que en los humanos se enciende cuando sienten alegría, como cuando un bebé observa la sonrisa de su madre.
Según los hallazgos, las expresiones de miedo y enojo en los monos eran fáciles de identificar, pero las de alegría requerían de estímulos específicos, entre ellos las imágenes en pantalla. Esto confirma que, al igual que los seres humanos, los primates pueden obtener placer de la experiencia audiovisual.
La revista Science ha señalado que los chimpancés destacan por sus habilidades cognitivas avanzadas, usan herramientas, se comunican con vocalizaciones complejas y resuelven problemas con eficacia. En comparación con ellos, los bebés humanos nacen con cerebros menos desarrollados, lo que los hace más vulnerables, pero también abre la puerta a un crecimiento cerebral mucho mayor después del nacimiento, moldeado por la interacción con el entorno.
En este contexto, no sorprende que Ding Ding se sienta atraído por los videos cortos, sin embargo, lo que preocupa a los especialistas es el impacto que esta exposición pueda tener en su desarrollo y bienestar, por lo que es fundamental equilibrar el interés de los visitantes por acercarse a los animales con la necesidad de respetar sus límites naturales.
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