Dominancia en primates: estudio sorprende al revelar que machos y hembras compiten por el poder sin un sexo dominante claro

Las hembras y machos primates tienen igual probabilidad de imponerse; las relaciones de género dependen del contexto social y ecológico, no solo de la biología ni roles tradicionales

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En la mayoría de las
En la mayoría de las sociedades de primates, machos y hembras compiten por el poder sin un dominio absoluto, con disputas frecuentes entre ambos sexos dentro de los grupos sociales. (EUROPA PRESS)

Los patrones de poder entre machos y hembras en las sociedades de primates son mucho más variados y complejos de lo que se pensaba tradicionalmente. En muchas poblaciones, no existe un dominio absoluto de un sexo sobre el otro y las diferencias pueden ser moderadas o incluso inexistentes.

Un estudio, publicado en la revista PNAS y liderado por la Universidad de Montpellier, el Instituto Max Planck y el Centro Alemán de Primates, reveló que solo en 25 poblaciones existe un claro predominio masculino, mientras que en 16 poblaciones domina el sexo femenino. Esto implica que en el 70% de los casos las diferencias de poder son moderadas o prácticamente inexistentes, lo cual rompe con la visión tradicional de un dominio masculino absoluto.

La investigación destaca que “las disputas entre machos y hembras son sorprendentemente comunes, representando casi la mitad de las peleas en grupos sociales”.

Factores evolutivos y estrategias de dominancia en primates

Mientras los machos primates obtienen
Mientras los machos primates obtienen poder mediante la fuerza física, las hembras emplean estrategias reproductivas y sociales, especialmente en especies monógamas o arborícolas, donde tienen mayor control sobre la selección de pareja. (Freepik)

El trabajo científico explica que los factores evolutivos juegan un papel crucial en la distribución del poder entre estas especies: “Es fundamental señalar que, mientras que los machos primates obtienen poder mediante la fuerza física y la coacción, el empoderamiento de las hembras se basa en vías alternativas, como las estrategias reproductivas para obtener el control sobre los apareamientos”, señala Elise Huchard, investigadora de la Universidad de Montpellier.

Asimismo, los científicos señalan que el dominio femenino se presenta principalmente en especies donde las hembras son monógamas, es decir, cuando tienen un tamaño similar al de los machos o se alimentan en los árboles, ya que bajo estas circunstancias, cuentan con mayor control sobre la selección de pareja y pueden ejercer su influencia a través de estrategias alternativas.

Por el contrario, el dominio masculino predomina en especies terrestres donde los machos son físicamente más grandes y mantienen relaciones con múltiples hembras.

El contexto ecológico también juega un papel fundamental en las interacciones de poder entre machos y hembras. El predominio femenino es más frecuente en especies solitarias o que viven en pareja, donde la competencia por recursos es intensa y los riesgos para las crías son menores, lo cual les permite tener mayor influencia social y reproductiva, ya que pueden gestionar mejor el acceso a recursos y reducir conflictos que podrían poner en peligro a sus descendientes.

Implicaciones para entender las relaciones de género humanas

Las hembras y machos de
Las hembras y machos de primates tienen probabilidades similares de imponerse, lo que desafía las ideas tradicionales sobre roles de género y dominancia en la naturaleza. (REUTERS/Carla Carniel)

“El descubrimiento muestra que las hembras tienen casi las mismas probabilidades de dominar a los machos que viceversa, y que en la mayoría de las sociedades de primates no existen diferencias claras de poder entre los sexos”, explica Huchard.

En consecuencia, los autores de la investigación advierten que “las relaciones de género deben considerarse en relación con sus contextos sociales y ecológicos, y no como un reflejo fijo y natural de la biología”, abriendo la puerta a a entender la diversidad y complejidad de las dinámicas de poder más allá de los estereotipos tradicionales.

Finalmente, el estudio invita a replantear las teorías sobre la evolución social y el género, mostrando que “las visiones tradicionales sobre los orígenes naturales de los roles de género son demasiado simplistas y no reflejan la realidad observada en la naturaleza”.