En lo profundo de la selva africana, un sonido grave y rítmico recorre el aire: es el tamborileo de un chimpancé que golpea con fuerza las raíces prominentes de un árbol. Esta escena, que se repite en distintas regiones del continente, ha sido estudiada por científicos durante décadas.
Si bien se sabía que los chimpancés utilizaban estos sonidos para comunicarse, un estudio reciente demostró que los chimpancés no solo tamborilean, sino que lo hacen con patrones rítmicos definidos, que varían según la subespecie y posiblemente según la cultura de cada grupo.
Este descubrimiento da una nueva perspectiva sobre los orígenes evolutivos de la música y del comportamiento humano. La investigación revela que los chimpancés, nuestros parientes más cercanos, son capaces de producir ritmos complejos con una estructura reconocible, lo que sugiere que algunos de los elementos fundamentales de la musicalidad podrían haber estado presentes millones de años antes de la aparición del Homo sapiens.
Los hallazgos de la investigación
Según la profesora Catherine Hobaiter, primatóloga de la Universidad de St. Andrews y autora principal del estudio, este hallazgo constituye una prueba sólida de que los componentes básicos del ritmo ya existían en el ancestro común que los seres humanos comparten con los chimpancés.
El estudio, liderado por la estudiante de doctorado Vesta Eleuteri y publicado en la revista Current Biology, analizó más de 370 eventos de tamborileo realizados por 47 chimpancés de seis comunidades, pertenecientes a dos subespecies distintas: Pan troglodytes verus (chimpancés occidentales) y Pan troglodytes schweinfurthii (chimpancés orientales). Los datos fueron recolectados a lo largo de 25 años, constituyendo el mayor conjunto de información sobre percusión de chimpancés en estado salvaje que existe hasta la fecha.
El análisis detallado del comportamiento rítmico de los chimpancés reveló que todos los ejemplares estudiados producían patrones de percusión no aleatorios. Es decir, sus tamborileos seguían una estructura con cierto grado de previsibilidad, un rasgo esencial para identificar la existencia de ritmo. Este patrón no se limita a una frecuencia constante, sino que varía entre subespecies y, posiblemente, entre grupos.
Los chimpancés occidentales fueron observados generando golpes con intervalos equidistantes, muy similares al tictac de un reloj. En cambio, los chimpancés orientales alternaban entre intervalos más cortos y más largos, produciendo un ritmo similar al “swing” en la música humana. Esta diferencia estructural sugiere que cada grupo ha desarrollado estilos propios de percusión, una suerte de “firma rítmica” influenciada por la socialidad y cultura de su especie.
Además, los chimpancés occidentales tienden a producir más golpes durante un mismo evento de percusión, a pesar de que la duración de estos eventos sea similar a la de sus pares orientales. Esto indica que su ritmo es más rápido. Los investigadores también descubrieron que estas percusiones se combinan con vocalizaciones conocidas como “pant-hoots”, una forma de llamado que puede escucharse a gran distancia. La forma en que se integran estas vocalizaciones con el tamborileo también varía según la subespecie, ya que los occidentales suelen comenzar a tamborilear durante la fase temprana de la vocalización, mientras que los orientales lo hacen justo antes del grito culminante.
Si bien el motivo detrás de estas diferencias aún no está del todo claro, los científicos descartan factores ecológicos como la causa principal, ya que chimpancés de distintas subespecies que habitan ambientes similares no comparten patrones de ritmo.
Según Hobaiter, estas diferencias probablemente reflejen contrastes en las estructuras sociales. Por ejemplo, los chimpancés orientales, conocidos por su comportamiento más agresivo y grupos más numerosos, podrían necesitar formas más complejas de comunicación, mientras que los occidentales, que viven en comunidades más pequeñas e igualitarias, pueden valerse de un ritmo más uniforme para transmitir información.
Comunicarse con tambores y llamadas
El tamborileo de los chimpancés ha sido observado desde hace tiempo como una forma de comunicación, especialmente útil para intercambiar información a largas distancias en la selva densa. Sin embargo, este nuevo estudio demuestra que no se trata solo de una conducta funcional, sino de una manifestación estructurada con componentes que podrían considerarse rudimentos musicales.
Además de golpear raíces con sus manos y pies, los chimpancés occidentales en algunas regiones también han desarrollado una técnica adicional y usan piedras como instrumentos de percusión. En un segundo estudio publicado en Biology Letters, el biólogo Marc Naguib y su equipo observaron durante años a comunidades de chimpancés en Guinea-Bisáu que recolectaban piedras y las lanzaban contra los troncos de los árboles, aparentemente como una forma ritualizada de comunicación.
Estos animales no utilizaban las piedras como herramientas para abrir frutos o cavar, sino que las acumulaban cerca de ciertos árboles y las empleaban exclusivamente para producir sonido. Este comportamiento, poco común y localizado en comunidades específicas, sugiere un aprendizaje social y una posible transmisión cultural. De hecho, los investigadores encontraron que el tamborileo con piedras se acompañaba de cambios en las vocalizaciones: antes de lanzar una piedra, los chimpancés solían jadear más intensamente y balancearse con menor frecuencia, lo que indica que esta actividad tenía una función específica dentro del repertorio comunicativo.
Estos resultados refuerzan la idea de que los chimpancés no solo poseen la capacidad de crear ritmo, sino que pueden modificarlo, adaptarlo y transmitirlo dentro de su grupo, lo que implica procesos cognitivos complejos.
Antepasados compartidos en el ritmo y el lenguaje

La existencia de ritmo en el comportamiento de los chimpancés tiene implicaciones profundas para el estudio de la evolución humana, según refiere National Geographic. Estos nuevos hallazgos sugieren que la base biológica del ritmo ya estaba presente en el ancestro común entre humanos y chimpancés, hace más de seis millones de años.
Según Hobaiter, aunque los chimpancés no producen melodías o canciones como las humanas, su percusión rítmica comparte elementos esenciales con la música: repetición, variación, estructura y función comunicativa.
“Antes de que los humanos fueran humanos, los simios que deambulaban por África ya tenían algunos componentes básicos del ritmo”, explicó. Estas capacidades podrían haber servido como un precursor para el lenguaje, al permitir una sincronización entre individuos y la codificación de mensajes complejos a través de señales auditivas.
La presencia de diferencias culturales entre grupos de chimpancés —algo que también se ha documentado en otras conductas como el uso de herramientas, las técnicas de caza y ahora la música— está llevando a los científicos a replantear la forma en que se diseñan las políticas de conservación. Proteger la biodiversidad ya no significa solo resguardar una especie, sino también preservar sus culturas. “Si se pierde una cultura, como ocurre con los humanos, no se recupera”, advirtió Naguib.
Últimas Noticias
La diminuta rana coquí de Puerto Rico, un ícono que enfrenta el camino hacia la extinción
Este anfibio y su emblemático canto se plasman en leyendas, pinturas y canciones, pero la pérdida de su hábitat debido al cambio climático amenazan su existencia

El rescate de más de 150 perros y gatos revela condiciones extremas de hacinamiento en un hogar de EEUU
El hombre que tenía a los animales quería ayudarlos al darles una casa, pero además de no contar con los recursos suficientes, padece de problemas de salud mental

Félix, el oso que pasó 34 años de sufrimiento en un restaurante de Eslovenia, es trasladado a un santuario
En el país europeo, los osos tienen una población extensa; sin embargo, muchas personas cazan a los osos para colocarlos como atracciones o para ocupar sus pieles y su carne para productos exóticos

La conmovedora historia de Grey, el perro que perdió una pata, fue rescatado y tuvo un inesperado reencuentro
La vida de este can estuvo marcada por la tragedia, sin embargo se llenó de esperanza gracias al apoyo de un refugio en Europa del Este y un apoyo emocional inesperado

La razón por la que los perros tienen la nariz húmeda
La humedad en el sistema nasal de los caninos mejora su capacidad para oler y les ayuda a regular la temperatura corporal
