Semana Santa: la oportunidad para hacer escapadas cortas para disfrutar del mar, las sierras y la cultura

Cuando se acercan los feriados largos, muchas personas buscan salir de la rutina sin irse demasiado lejos. En ese marco, Mar del Plata ofrece una opción que entusiasma tanto a quienes ya la conocen como a aquellos que aún no tuvieron la oportunidad de visitarla.

En esta época del año, el clima todavía acompaña con temperaturas suaves, lo cual favorece el paseo al aire libre, las caminatas por la costa o el descanso frente al mar. Ya sin el típico calor del verano, los días se prestan para una visita relajada, donde cada actividad encuentra su momento y cada lugar su encanto.

Unos 47 kilómetros de playas se extienden entre los límites de la ciudad. Hay sectores tranquilos, que son ideales para quienes buscan descansar, mientras que otros presentan mayor movimiento y se vuelven perfectos para los que buscan propuestas con más servicios.

A tan solo media hora del centro, el paisaje urbano cede lugar al verde. La Laguna y Sierra de los Padres se consolidaron como un refugio natural con identidad propia. En ese entorno rodeado de vegetación autóctona, muchas familias suelen pasar el día al aire libre. Ya sea en una mesa, bajo los árboles o frente al agua con una caña de pescar, la sensación de pausa se percibe con claridad.

Semana Santa marca un momento particular en la cocina marplatense. Durante esos días, el pescado y los mariscos se convierten en los protagonistas indiscutidos de mesas y menús. En los restaurantes del puerto, donde el aroma del mar se mezcla con el de las cazuelas calientes, se sirve una amplia variedad de platos que se destacan por la frescura de los ingredientes locales.

A cualquier hora del día, es posible probar especialidades dulces que forman parte del imaginario de la ciudad. Churros, alfajores y medialunas siguen presentes en bandejas de confiterías, cafeterías y panaderías.

Durante la tarde o al caer la noche, la cerveza elaborada localmente y el gin de producción regional aparecen como opciones ideales para acompañar una charla distendida. A eso se suma el helado artesanal, que mantiene su popularidad a lo largo de todo el año y que muchas personas incluyen en su paseo cotidiano.

La ciudad no detiene su actividad cultural una vez terminada la temporada alta. Por el contrario, ofrece una variedad de espectáculos teatrales que logran captar la atención de públicos diversos. Obras para toda la familia, propuestas musicales y comedias conviven con ciclos independientes y producciones locales de gran calidad.

A esa agenda se suman espacios culturales con identidad definida. Museos históricos, de arte, de ciencias naturales y otros formatos menos tradicionales despliegan exposiciones permanentes y muestras itinerantes. En muchas ocasiones también se realizan actividades complementarias como charlas, presentaciones musicales o proyecciones.

Durante Semana Santa, muchas personas eligen moverse, y la ciudad se adapta con facilidad a ese tipo de turismo. Hay quienes recorren la costa en bicicleta, los que suben hacia las zonas altas para obtener vistas distintas y aquellos que se animan a realizar paseos en avioneta.

Asimismo, las postales clásicas siguen presentes durante esta época del año. Fotografiarse junto al Monumento a los Lobos Marinos, sentarse frente al mar en el Torreón del Monje o acercarse a los barcos en la Banquina de Pescadores es parte del recorrido emocional de quienes visitan la ciudad.

Los feriados de Semana Santa representan una oportunidad especial para conocer o volver a Mar del Plata. Con paisajes diversos, sabores inolvidables y planes que se ajustan a cada estilo, la ciudad vuelve a posicionarse como una elección acertada.

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