
El 10 de junio de 1926, Antoni Gaudí murió tras haber sido atropellado por un tranvía tres días antes, en la plenitud de su carrera y con 73 años .
El arquitecto se accidentó el 7 de junio de 1926, cuando se dirigía a la iglesia de San Felipe Neri para encontrarse con su confesor, Agustí Mas i Folch.
Según reseña ABC, al cruzar la Gran Vía de las Cortes Catalanas, entre las calles Gerona y Bailén, un tranvía lo arrolló y lo dejó inconsciente. Su aspecto descuidado y la falta de documentación provocaron que varios transeúntes y conductores lo confundieran con un mendigo y no le prestaran auxilio inmediato.
Solo la intervención de un guardia civil, que detuvo un taxi y se aseguró de que el herido fuera trasladado al Hospital de la Santa Cruz, permitió que recibiera atención médica.
El capellán de la Sagrada Familia, Gil Parés i Vilasau, lo reconoció al día siguiente, pero las lesiones resultaron irreversibles: presentaba varias costillas rotas, una contusión en la pierna derecha y una grave hemorragia interna. Los médicos descartaron su traslado a un centro privado debido a la gravedad de su estado.
La noticia de la identidad del herido se propagó rápidamente por la ciudad, lo que llevó a una multitud a acercarse al hospital para conocer el estado de salud del célebre arquitecto.
Su historia con un industrial que se transformó en su mecenas y lo marcó para siempre

Nacido en Riudoms o Reus en 1852 —un dato aún incierto en su biografía—, Gaudí se trasladó a Barcelona en 1868 para estudiar Arquitectura. En su juventud frecuentó la vida nocturna, pero con el tiempo adoptó un estilo de vida austero, marcado por comidas frugales, largas caminatas diarias de hasta diez kilómetros y ayunos que pusieron en riesgo su salud, según indicó ABC.
En 1878 se encontró con Eusebi Güell, que había quedado impresionado por una vitrina diseñada por Gaudí, y a partir de eso, Güell se convirtió en su amigo y mecenas, encargándole proyectos como las puertas de la finca, la casa y las bodegas Güell, el Parque Güell y la iglesia de la colonia homónima.
Su primer encargo importante, la Casa Vicens, le otorgó notoriedad y le abrió las puertas a proyectos de mayor envergadura. Entre 1904 y 1910, construyó la Casa Batlló y la Casa Milà, consideradas entre sus obras más emblemáticas.
Todo cambió cuando le encargaron continuar con las obras de la Sagrada Familia
En 1883, Gaudí recibió el encargo de continuar las obras del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, proyecto al que se consagró hasta su muerte. El arquitecto modificó por completo el diseño original y convirtió el templo en su obra cumbre.
Desde 1915, dedicó casi todo su tiempo a la Sagrada Familia, donde finalmente fue inhumado en la cripta, la única parte del templo que vio terminada junto a la Fachada del Nacimiento.

Las muertes que afectaron su vida y forjaron su personalidad
En cuanto a su vida personal, Gaudí cambió de residencia en varias ocasiones desde su llegada a Barcelona. Durante su etapa de estudiante, vivió en pensiones del Barrio Gótico. En 1906, se instaló en una casa propia en el Parque Güell, construida por su ayudante Francisco Berenguer. Allí vivió con su padre, fallecido ese mismo año a los 93 años, y su sobrina Rosa Egea Gaudí. Permaneció en esa casa hasta 1925, cuando se trasladó al taller de la Sagrada Familia.
La década de 1910 resultó especialmente difícil para Gaudí. En 1912, perdió a su sobrina Rosa; en 1914, falleció su principal colaborador, Francisco Berenguer; en 1915, una grave crisis económica casi paralizó las obras de la Sagrada Familia; en 1916, murió su amigo José Torras y Bages, obispo de Vich; en 1917, se interrumpieron las obras de la Colonia Güell; y en 1918, falleció su amigo y mecenas Eusebi Güell.
La vida y obra de Antoni Gaudí ha sido objeto de numerosos estudios, libros y documentales, que exploran tanto sus logros profesionales como los aspectos más curiosos y personales de su biografía. La magnitud de su legado arquitectónico y la singularidad de su trayectoria vital continúan atrayendo la atención de investigadores y público general.
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