Cuando trascender es más que una palabra: historias de trasplante de órganos en primera persona

“Victoria llegó al hospital con pocas expectativas de vida, pero un trasplante le dio una segunda oportunidad. Hoy, su historia es un testimonio de esperanza y de la fuerza que puede surgir cuando la vida se ve amenazada, pero también cuando la generosidad de otros regala una nueva chance”.

Este extracto, que forma parte de la historia de Victoria, muestra que siempre hay esperanza, incluso cuando parece que se ha esfumado. Ella, junto a Matías, Alejandra, Maxi y muchos otros, son protagonistas de que la donación de órganos no solo es un acto altruista, que por supuesto lo es, sino también una decisión de ir más allá. De Trascender.

Esta fue la palabra que el reconocido internacionalmente médico cirujano Gabriel Gondolesi, especialista en trasplantes y Premio Konex 2023 en Ciencia y Tecnología, y el médico intensivista pediátrico Julio Trentadue, eligieron para convertir aquello que viven a diario en un relato y un legado que se plasmó en un libro. Un texto que resume, en historias de vida, este Día Nacional de la Donación de Órganos.

El 30 de mayo es una jornada que conmemora el nacimiento del hijo de la primera paciente que dio a luz tras recibir un trasplante hepático en un hospital público. Pero más allá del símbolo, la fecha adquiere sentido al mirar la realidad: en la actualidad, 7.350 personas esperan un trasplante de órganos y 2.843, uno de córneas. De ellos, 183 son pacientes pediátricos. Solo en los primeros cinco meses de 2025, se realizaron 1.613 trasplantes —900 de órganos y 713 de córneas— gracias a 787 procesos de donación, según informó el INCUCAI a Infobae.

Aunque son fríos números sobre un papel (o, en este caso, una pantalla), también son historias que siguen vivas gracias a la decisión de alguien, que en su momento más “oscuro” decidió trascender y dar nueva vida. Incluso, de aquellos que, sin pensar en su ausencia, decidieron que “los órganos no van al cielo”, una frase que se repite una y otra vez.

“La donación de órganos, sin duda, es el acto de mayor grado de altruismo que tiene el ser humano. Dar sin pedir nada a cambio, en pos de prolongar la vida de alguien o mejorarla,” dijo Gondolesi a Infobae, quien realizó los primeros trasplantes intestinales en Latinoamérica.

“Cada uno de esos chicos nos enseñó algo. Nos enseñaron a resistir cuando creíamos que no había más fuerza, y a creer incluso cuando pensábamos que ya no se podía,” agregó el doctor Trentadue, jefe del Departamento de Pediatría de la Fundación Favaloro (MN 58043), y líder en trasplante pediátrico, a este medio.

En la Argentina, casi 10.000 personas esperan un trasplante para seguir viviendo o mejorar considerablemente su calidad de vida. La cifra, que informa el INCUCAI, sintetiza una realidad marcada por la urgencia, pero también por la esperanza y las decisiones difíciles.

Cada paciente en lista de espera es una historia suspendida, una vida que depende no solo de la medicina, sino del acto solidario de otro ser humano. Y cada respuesta es un “adiós” que se manifiesta en alguna parte de la Argentina o el mundo.

Detrás de cada intervención, hay equipos médicos y familiares que dijeron “sí” en el momento más doloroso y una red sanitaria que trabaja en tensión constante. Como señala Gondolesi, jefe de Trasplante Hepático e Intestinal de la Fundación Favaloro (MN 94709), “menos del 10% de quienes fallecen pueden ser donantes reales, por eso es fundamental no negar esa posibilidad cuando se presenta”.

Esta afirmación refleja la realidad que enfrentan aquellos que esperan. El experto, quien encabezó trasplantes de alta complejidad, incluidas intervenciones multiviscerales únicas en la región, destaca que la donación es un gesto profundamente humano: “No tenemos que ser egoístas el día que nos toque morir. Nuestros órganos deben ser usados para salvar la vida de otro”.

Por su parte, Trentadue suma: “Si comprendiéramos que, ante la inevitabilidad de la pérdida propia, podemos generar la ayuda máxima para otro, tendríamos muchos más donantes”. En su especialidad, donde los pacientes son niños con enfermedades irreversibles, la donación se convierte en la única alternativa de vida. Sin embargo, es donde menor cantidad de donantes se registran. A menudo, los equipos médicos deben recurrir a casos de donantes adultos para salvar vidas infantiles, un desafío logístico y emocional que se vuelve aún más complejo.

Los números, aunque impactantes, no reflejan por completo lo que ocurre detrás de cada trasplante. Gondolesi recuerda, con la voz cargada de emoción, el caso de un niño que recibió un trasplante multivisceral, uno de los procedimientos más complejos en la cirugía de trasplante. Es que la medicina, en estos casos, no solo se trata de salvar vidas, sino de devolver aquello que perdieron y que, en la espera, veían imposible de recuperar.

A lo largo de los años, médicos como Gondolesi y Trentadue no solo perfeccionaron sus habilidades, sino que aprendieron a esperar lo inesperado y a enfrentar decisiones que a veces son tan urgentes que no hay margen para el error.

Un esfuerzo que se da en los quirófanos, pero también en la constante educación y sensibilización sobre la donación de órganos, un campo que todavía enfrenta muchas barreras culturales y emocionales.

“Los pacientes que atraviesan el proceso de trasplante no solo luchan por su vida, sino que se enfrentan a un desafío interno, emocional, que se vuelve crucial para su recuperación,” explica Trentadue.

En el contexto de la Ley Justina, sancionada en 2018, el marco legal permite que todos los adultos mayores de 18 años sean considerados donantes, salvo que expresen lo contrario. A pesar de ello, en muchas ocasiones los familiares de los pacientes fallecidos deben dar el consentimiento, lo que genera una situación emocionalmente compleja para quienes deben tomar la decisión.

“La donación de órganos es el acto de mayor altruismo que puede tener una persona”, recalcó Gondolesi. “Si nos preguntamos cuánto más placer nos da sentir que ayudamos a alguien que padecer la necesidad de esa ayuda, sería más fácil decidir donar”, completó Trentadue.

“Cuando un chico se va de alta, volvemos a respirar, pero si lo perdemos, escribo. Escribo para entender, para enseñar,” dice Trentadue.

Esta frase refleja cómo, en este caso la escritura, el equipo médico logra procesar el impacto emocional de cada caso, especialmente aquellos más difíciles de enfrentar. Para él, escribir no solo es una forma de entender lo vivido, sino también una manera de transmitir esas lecciones a otros. Con el tiempo, esas reflexiones se convirtieron en una fuente de aprendizaje colectivo que fortaleció al equipo médico.

Gondolesi también comparte cómo este proceso de escribir y reflexionar sobre las vivencias en la medicina de trasplante fue lo que los llevó a crear un legado diferente: “Queríamos un libro que llegara a todos, médicos y no médicos, que transmita lo que sentimos quienes acompañamos este proceso. Lo hicimos para que el mensaje llegue más allá del hospital”.

Cada trasplante implica mucho más que una intervención quirúrgica, es una historia de resiliencia que se convierte en una de las mayores lecciones de la medicina de trasplante, donde la esperanza y el esfuerzo colectivo se entrelazan para dar nuevas oportunidades a aquellos que más lo necesitan.

Gondolesi, por su parte, resaltó: “La voluntad de vivir que vi en los chicos y en sus familias. El deseo de vivir es más fuerte que todo”. Porque la medicina, en este sentido, no solo es ciencia; es una constante lucha por brindar esperanza a quienes enfrentan la posibilidad de la muerte.

Cada trasplante, aunque es una operación médica compleja, tiene un impacto mucho mayor: es una oportunidad de transformar vidas. La generosidad de los donantes, quienes en su último acto de altruismo otorgan la posibilidad de vivir a otro ser humano, es un regalo invaluable.

Este 30 de mayo, conmemorando el Día Nacional de la Donación de Órganos, es un recordatorio de que, como señala el INCUCAI, “la donación de órganos es un acto que salva vidas”. Es un “dar sin pedir nada a cambio”, que repiten los expertos una y otra vez. Es, en definitiva, un acto de amor que trasciende la vida misma.

Una acción que, en el caso del libro, reúne 20 relatos conmovedores que narran experiencias de niños y adultos en torno a la donación y el trasplante de órganos, y refleja la complejidad emocional y el impacto humano que atraviesan pacientes, familias y profesionales médicos, donde la empatía y la comunicación resultan esenciales. Un texto que se convirtió en plataforma para la difusión de la Fundación Gondolesi, dedicada a promover la educación, la investigación y la asistencia a pacientes que requieren trasplantes, y subraya la relevancia de la solidaridad y la esperanza en el cuidado de la salud integral.

Esta jornada, el INCUCAI destaca el poder transformador de la donación, un gesto de generosidad que trasciende lo tangible y va más allá de la vida misma, transformando destinos.

Si bien la Ley Justina aprobada en 2018 establece que todas las personas mayores de 18 años son consideradas donantes a menos que expresen lo contrario, desde el INCUCAI detallan que cada ciudadano puede manifestar su voluntad de ser donante, facilitando el proceso para aquellos que desean contribuir a salvar vidas. ¿Cómo se hace?

• A través de la app Mi Argentina, creando una cuenta y validando la identidad.
• Firmando un acta de expresión en el INCUCAI o en los organismos provinciales de ablación e implante.
• Solicitando que la voluntad quede registrada en el DNI.
• Enviando un telegrama gratuito a través del Correo Argentino.

Donar órganos es un acto que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, una decisión que puede dar esperanza a muchas personas.