El impacto de la revolución agrícola: una huella imborrable en la historia de la humanidad

La transición hacia sistemas sedentarios y productivos permitió la acumulación de excedentes, introdujo complicaciones sanitarias y diferencias económicas que continúan influyendo en la organización moderna

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La domesticación de plantas y
La domesticación de plantas y animales permitió diversificar la dieta, aumentar la población y establecer comunidades sedentarias. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Hace unos 12.000 años, la humanidad experimentó una transformación radical en la región conocida como Creciente Fértil. La llamada Revolución Neolítica, impulsó la transición de sociedades nómadas de cazadores-recolectores a comunidades sedentarias enfocadas en la agricultura y la ganadería. Este cambio sentó las bases de la civilización moderna. Según National Geographic, el proceso coincidió con el final de la última Era del Hielo y el inicio del Holoceno, y su impacto permanece visible en la actualidad en la alimentación, la organización social y el desarrollo tecnológico.

Un proceso global y diverso

La Revolución Neolítica no tuvo lugar al mismo tiempo ni de la misma forma en todos los continentes. El Creciente Fértil —zonas del actual Irak y Anatolia, en Turquía— es identificado como uno de los primeros focos agrícolas, aunque la transición se produjo en diferentes regiones y épocas. National Geographic destaca que, durante este periodo, los grupos humanos dejaron la caza y la recolección como fuentes principales de subsistencia y fundaron asentamientos permanentes, lo que les permitió prever el acceso a alimentos y almacenar excedentes.

Explicaciones sobre el origen del cambio

Las causas que impulsaron el cambio han sido objeto de debate. Un estudio publicado en 2025 y citado por National Geographic sugiere que incendios catastróficos y la erosión del suelo obligaron a las comunidades a buscar nuevas alternativas, lo que favoreció el nacimiento de la agricultura. Esta hipótesis desafía teorías previas, según las cuales el crecimiento poblacional, la competencia por recursos o la integración de ancianos y niños en la producción fueron factores determinantes. Otras propuestas sostienen que la dependencia entre humanos y plantas domesticadas desempeñó un papel principal: las personas intervinieron sobre especies vegetales y estas se adaptaron progresivamente al manejo humano.

Las herramientas de piedra, madera
Las herramientas de piedra, madera y huesos datan de hasta 16.400 años antes de Cristo - crédito Pao Pineda

Domesticación y nuevos cultivos

Independientemente de las causas, la Revolución Neolítica se caracterizó por la domesticación de plantas y animales. Los primeros indicios de recolección de semillas tienen unos 23.000 años, pero la agricultura de cereales —como trigo y cebada— se consolidó hacia el 9.000 a.C.. Con el tiempo, los cultivos se diversificaron con legumbres como guisantes y lentejas, lo que enriqueció la dieta y permitió acumular excedentes de alimentos. El desarrollo agrícola alentó el crecimiento demográfico, ya que la mayor estabilidad alimentaria facilitó el aumento de la población y la necesidad de establecerse permanentemente para cuidar cultivos y reservar semillas.

Herramientas, arquitectura y domesticación animal

La agricultura propició inventos clave. Los primeros agricultores desarrollaron herramientas de piedra, como molinos y hoces, que beneficiaron las tareas agrícolas. La diferenciación de espacios públicos y residenciales surgió como avance arquitectónico, detectado en hallazgos arqueológicos como Sayburc, Turquía. En el ámbito animal, la domesticación de ovejas y cabras en Irak y Anatolia se remonta a unos 12.000 años atrás. Estos animales ofrecieron carne y leche y se usaron como fuerza de trabajo, facilitando prácticas agrícolas más intensivas y eficaces.

Consecuencias sociales y riesgos sanitarios

Las consecuencias de la Revolución Agrícola fueron profundas y variadas. National Geographic subraya que la mayor población y la ampliación de la disponibilidad de alimentos trajeron consigo nuevos desafíos. La dependencia de la tierra y el almacenamiento de recursos generaron desigualdades sociales, ya que el acceso a los alimentos dejó de ser equitativo. El vínculo estrecho con animales domesticados facilitó la aparición de enfermedades infecciosas, y una dieta centrada en cultivos puede haber reducido la diversidad nutricional.

El legado de la Revolución Neolítica

A pesar de estos desafíos, la Revolución Neolítica abrió el camino al surgimiento de sociedades complejas, con grandes centros urbanos, avances tecnológicos y el florecimiento del conocimiento, las artes y el comercio.