El lado oscuro de la fama: magnicidios y asesinatos que estremecieron a la humanidad

Emperatrices, poetas, activistas y presidentes fueron víctimas de la violencia, dejando tras de sí marcas indelebles en la cultura y la política mundial

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La historia fue testigo de
La historia fue testigo de grandes asesinatos que cambiaron el destino del país y el mundo (Crédito: The grosby group)

El cadáver de un poeta permanece oculto en la tierra de Granada, una emperatriz exhala su último suspiro junto al lago de Ginebra, y un presidente estadounidense cae bajo el fuego en una limusina descapotable frente a miles de personas... Los asesinatos de figuras célebres no solo truncaron destinos personales, sino que provocaron guerras y despiadadas luchas de poder en todas las latitudes.

Mucho antes de la era moderna, la Roma republicana vivió uno de sus episodios más dramáticos cuando Julio César fue acribillado por quienes temían su ambición imperial. Durante los idus de marzo (días de buenos augurios que tenían lugar los 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los 13 del resto de los meses del año) del 44 a.C., senadores como Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino finalizaron la vida del dictador con veintitrés puñaladas.

Pese a sus intenciones, la sangre derramada condujo al nacimiento del Imperio bajo Octavio Augusto e ilustró cómo la violencia política puede engendrar nuevas formas de gobierno.

Nada preservó la vida de Isabel de Austria, conocida universalmente como Sissi. El 10 de septiembre de 1898, en los muelles de Ginebra, la emperatriz fue apuñalada por el anarquista italiano Luigi Lucheni. La monarca paseaba sin escolta y cayó víctima de un ataque urdido originalmente contra otro aristócrata.

Según señaló National Geographic, el azar y la violencia política tejieron el destino de Sissi, cuyo asesinato evidenció la creciente amenaza a las casas reales europeas en la antesala del siglo XX.

En tanto, en Estados Unidos, la figura de Abraham Lincoln simbolizó la resistencia de la Unión y la abolición de la esclavitud, hasta que, el 15 de abril de 1865, el confederado John Wilkes Booth lo ejecutó de un disparo en el teatro Ford de Washington.

La frase “Sic semper tyrannis” resonó mientras Lincoln se convertía en mártir de la unidad americana y la lucha por la igualdad.

El día que murió Mahatma
El día que murió Mahatma Ghandi (Crédito: The grosby group)

Décadas más tarde, John F. Kennedy recorría las calles de Dallas cuando dos tiros lo arrancaron brutalmente de la vida pública el 22 de noviembre de 1963. Lee Harvey Oswald fue señalado como autor del disparo, aunque su asesinato posterior a manos de Jack Ruby dejó abiertos enigmas irresueltos que aún alimentan las teorías conspirativas. Su muerte paralizó a toda la sociedad estadounidense y marcó un antes y un después en la política del país.

Pero no solo el poder político fue blanco de la violencia histórica. El 8 de diciembre de 1980, el mundo perdió a una de sus voces más influyentes cuando John Lennon, exintegrante de The Beatles, recibió cuatro disparos mortales de Mark David Chapman frente al edificio Dakota en Nueva York.

Chapman confesó que buscaba notoriedad: “Lo asesiné porque era muy, muy, muy famoso”, una frase que sintetizó la tragedia cultural de una generación.

Mahatma Ghandi fue líder del
Mahatma Ghandi fue líder del movimiento nacionalista que llevó a su país a lograr la independencia del Imperio británico (EFE/Archivo Vidal)

Del mismo modo, la India moderna también cuenta su historia a través del lamento por la pérdida violenta de sus líderes. Mahatma Gandhi murió baleado a manos de Nathuram Godse el 30 de enero de 1948, y casi cuatro décadas después, el 31 de octubre de 1984, Indira Gandhi sucumbía a las balas de sus propios guardaespaldas, Beant Singh y Satwant Singh, como respuesta a la operación militar en el Templo Dorado de Amritsar. La primera ministra recibió 31 disparos y su muerte sumió al país en caos y duelo.

El impulso de cambio social encarna otras víctimas emblemáticas. Martin Luther King, pilar de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, fue asesinado el 4 de abril de 1968 por James Earl Ray en Memphis y recibió una condena de 99 años de prisión, mientras el sueño de igualdad de King quedaba inconcluso pero reforzado en la memoria colectiva.

Retrato del poeta Federico García
Retrato del poeta Federico García Lorca en Madrid (EFE//ct./Archivo)

Europa tampoco escapó a la violencia. Federico García Lorca desapareció el 18 de agosto de 1936, fusilado en Granada al inicio de la Guerra Civil española. Recientes investigaciones mencionadas por EFE apuntan tanto a enemistades familiares como a motivos políticos. Su cuerpo sigue sin ser hallado, como recordatorio de una época signada por la represión cultural.

Pero no solo los enfrentamientos entre humanos sellaron tragedias irreparables. La muerte de Dian Fossey, primatóloga y defensora de los gorilas de montaña, llegó el 26 de diciembre de 1985, cuando fue hallada con heridas de machete en su cabaña de Ruanda. Nadie ha esclarecido el crimen, pero su legado persiste en la batalla por la supervivencia de especies en peligro.

La España de finales del siglo XIX y principios del XX también experimentó el filo de la violencia política. El asesinato de Antonio Cánovas del Castillo en 1897 a manos de Michele Angiolillo y el de Juan Prim y Prats en 1870 delinearon el escenario turbulento del país, entre venganzas por represión, insurgencias y luchas de poder de difícil atribución.

La ambición y la traición tampoco perdonaron a los emperadores. Calígula, soberano romano, fue víctima de una conspiración de la guardia pretoriana en el año 41 d.C., precipitado por excesos y humillaciones a la élite.

El deseo de cambio político también detonó otras tragedias globales, como el magnicidio del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo el 28 de junio de 1914, perpetrado por Gavrilo Princip. Con este disparo se desató la Primera Guerra Mundial, que dejó más de 20 millones de muertos y modificó el mapa europeo de forma irreversible.

Malcom X, referente del movimiento
Malcom X, referente del movimiento afroamericano (Hartford Archivio Storico Olycom)

No menos desconcertante resultó el asesinato de Malcolm X, abanderado del movimiento afroamericano; el 21 de febrero de 1965, durante un mitin en Nueva York, tres hombres acabaron con su vida y dejaron sin respuesta los oscuros móviles tras el crimen.

Asimismo, en Hollywood el pánico y el horror se hicieron presentes con el asesinato de Sharon Tate, embarazada, en su hogar de Los Ángeles el 9 de agosto de 1969, a manos de los seguidores de Charles Manson. Se trató de un acto que marcó el final del sueño hippie y expuso la fragilidad de la inocencia colectiva ante la violencia irracional.

Charles Manson, el hombre que
Charles Manson, el hombre que asesinó a Sharon Tate (AP Photo)

Cada uno de estos asesinatos revela el profundo poder de una sola bala, un solo golpe, una sola traición: capaces de transformar sociedades y despertar a generaciones enteras.

De Roma a Nueva York, de Mahatma Gandhi a Malcolm X, la muerte violenta de líderes y creadores es el sustrato invisible detrás de los giros más abruptos en la historia. Las oscuras motivaciones tras estos crímenes, y sus hondas consecuencias, continúan en el presente.