
La dramática historia new age de un estudiante universitario que se hace de oro con una idea multimillonaria poco después de ponerse la toga de graduación ha sido un sueño muy americano durante gran parte del siglo XXI.
Mientras Europa se quedaba rezagada tras el boom tecnológico, los fundadores de Google, Meta y Microsoft, que aún reinan en el mundo, empezaban su andadura desde las sudorosas residencias universitarias de Harvard y Stanford.
Sin embargo, varias startups europeas están demostrando que no se quedarán atrás en la revolución de la IA, ya que por París fluye ahora más capital que por ningún otro lugar del continente. Según datos de Dealroom analizados por el fondo de capital riesgo Accel, las startups francesas de IA son las mejor financiadas entre sus homólogas europeas e israelíes.
Empresas como Mistral, Owkin y Hugging Face han ayudado a las startups francesas de IA a acumular capital por valor de 2.300 millones de dólares para impulsar sus florecientes operaciones, más que sus competidoras de otros centros europeos como el Reino Unido y Alemania.

Los datos confirman que las universidades de París son la fuente del nuevo músculo tecnológico de Francia.
Inteligencia parisina de libro
Arthur Mensch, de 31 años, Consejero Delegado de Mistral, unicornio de la inteligencia artificial, es quizá la cara más interesante del floreciente sector tecnológico francés, ya que supervisa el rápido ascenso del gran grupo de modelos lingüísticos hasta alcanzar una valoración de 6.000 millones de dólares.
Pero empezó como la mayoría de sus colegas fundadores franceses: en una universidad parisina. Alrededor del 57% de los fundadores franceses proceden de la École Polytechnique, una universidad centrada en la ciencia y la ingeniería con sede en Palaiseau, un suburbio del sur de París.
Mensch fue uno de ellos y estudió matemáticas aplicadas e informática en la universidad entre 2011 y 2015. El cofundador de Mistral también fue empleado de Google DeepMind. Está en buena compañía, ya que el 11% de los fundadores analizados por Accel empezaron en Google.

El campus Pierre et Marie Curie de la Universidad de la Sorbona y Telecom Paris son las otras grandes universidades de la capital donde los fundadores de hoy en día se curtieron. La Ecole Normale Supérieure, por su parte, es el lugar donde crecen los protegidos de la tecnología.
Alrededor del 29% de los fundadores franceses adquirieron experiencia laboral en la universidad, superando a las universidades estadounidenses Stanford y MIT y a gigantes de la IA como Google y Facebook. Mensch, de Mistral, se doctoró en esta universidad del quinto distrito de París antes de pasar a Google.
La búsqueda de capital para la IA está de moda en toda Europa. Mientras que las startups francesas son las que más financiación reciben, el Reino Unido es el país con más startups de IA Gen de las 221 identificadas por Dealroom.
Las universidades se convierten en fábricas de fundadores
No siempre las universidades europeas han sido la cuna de los fundadores de empresas multimillonarias. Los empresarios no han dudado en señalar un desajuste cultural que hace que la innovación rara vez comience tras los muros de las universidades al este del Atlántico.

Pero las cosas están cambiando gracias al auge de la inteligencia artificial. Harry Nelis, socio de Accel, lleva dos décadas invirtiendo en el ecosistema tecnológico europeo y afirma que el panorama ha “cambiado radicalmente” en los últimos años.
Se lo atribuye a las “fábricas de fundadores”, es decir, a las startups que crean nuevas startups. “Al principio, invertíamos en empresarios que salían de grandes empresas francesas y no lo habían hecho antes. “Como resultado, tenían que reinventar la rueda varias veces”, dice Nelis.
Ahora, el maduro ecosistema europeo se está convirtiendo en el hogar de varias de estas fábricas de fundadores, siendo las más significativas las universidades, junto con el establecimiento de Meta de su centro de Investigación Fundamental de IA (FAIR) en París en 2015.
Dado que la IA se basa en tecnología profunda y modelos fundamentales, Nelis afirma que no es sorprendente que el 38% de los fundadores europeos ocupen puestos en instituciones académicas.

“Esto es realmente novedoso para la ola de la IA. No fue la situación de la ola del comercio electrónico, por ejemplo, o de la ola del software empresarial; es algo realmente único para la IA”, afirma. Sin embargo, existe una amenaza inminente procedente del ala política francesa, relativamente caótica.
El presidente Emmanuel Macron convocó elecciones la semana pasada que podrían aupar al poder a la extrema izquierda o la extrema derecha del país. La noticia hizo que la bolsa francesa cayera en picado, lo que permitió a la bolsa de Londres recuperar su corona como la mayor de Europa.
Eso ya es de por sí suficientemente inquietante sin recordar la postura proempresarial de Macron. El presidente ha estado al frente de la campaña de inversión “Elige Francia”, que ha permitido la entrada en el país de 16.000 millones de dólares de capital procedente de titanes tecnológicos como Microsoft y Amazon. Un panorama político francés perturbado podría alterar las prioridades.
Nelis, sin embargo, cree que ni siquiera un cambio histórico en la clase dirigente francesa podría detener la supremacía de la IA que tanto le ha costado conseguir a Francia. “Creo que la ola de IA será tan poderosa por derecho propio que la política realmente no importará mucho”.
(c) 2024, Fortune
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