El increíble reto de recorrer Nueva York a pie: casi 480 kilómetros en 30 días

Un neoyorquino puso a prueba sus límites al caminar exclusivamente durante un mes por la ciudad, enfrentando obstáculos, sacrificando reuniones y redescubriendo la naturaleza urbana hasta lograr una hazaña poco común en la vida moderna

Guardar
Peatón cruza el puente de
Peatón cruza el puente de Brooklyn al amanecer, un trayecto emblemático que muchos caminan en su trayecto diario en Nueva York.

El desafío personal de Benjamin Solomon ha transformado la rutina urbana de Nueva York en un escenario de resistencia y autodescubrimiento. A tan solo una semana de concluir su proyecto denominado “Thru-Hike to Nowhere”, este entusiasta del senderismo, residente de Brooklyn, ha recorrido ya 297 millas (478 kilómetros) a pie, una distancia equivalente a la Long Trail de Vermont, según relató Solomon a New York Post.

La iniciativa surgió de su anhelo de algún día completar travesías de gran envergadura como el Appalachian Trail o el Pacific Crest Trail, rutas que requieren hasta seis meses de dedicación, un tiempo que, por ahora, no puede permitirse. Ante esta limitación, Solomon decidió crear su propio reto de resistencia en la ciudad, estableciendo una regla fundamental: durante 30 días, solo se desplazaría utilizando sus propios pies, prescindiendo por completo de automóviles, trenes, autobuses, bicicletas, monopatines e incluso servicios de entrega de comida.

Personas caminando por una senda
Personas caminando por una senda urbana en Manhattan, reflejando la vitalidad peatonal de la ciudad.

Desde el 15 de septiembre, Solomon, de 42 años y empleado en una empresa de entretenimiento, se ha impuesto una rutina diaria que incluye una caminata de ida y vuelta entre su hogar en Williamsburg y su oficina en Midtown, trayecto que le demanda aproximadamente 180 minutos cada día laboral, en contraste con los 60 minutos que le tomaría el metro. Esta disciplina le obliga a recorrer al menos 19 kilómetros (12 millas) durante cinco días a la semana.

El compromiso con su desafío ha tenido un costo social. Solomon ha debido renunciar a eventos familiares y personales, como la cena de Rosh Hashaná en Glen Rock, Nueva Jersey, y una reunión universitaria en Colorado, debido a que la distancia no era viable para cubrirla a pie. No obstante, considera que el sacrificio ha valido la pena: “No existe un momento perfecto para hacer nada. Si quieres comprometerte con algo, tendrás que sacrificar algo”, afirmó Solomon en diálogo con New York Post.

Camino junto al río con
Camino junto al río con vistas al horizonte de Manhattan: el paisaje urbano se convierte en un escenario para caminantes.

A lo largo de su travesía, Solomon ha explorado rincones de la ciudad que antes le eran ajenos, como el Puente de Queensboro, y ha sido testigo de la diversidad de actividades que se desarrollan en los espacios públicos de Nueva York. Al describir una de sus experiencias favoritas, relató: “Cuando cruzo el Puente de Williamsburg, veo que la gente lo usa para todo. Hay personas haciendo ejercicio, otras pinchando música, incluso una vez vi a un grupo que organizó una cena, montaron una mesa y estaban cenando. Me encanta que existan estos espacios públicos y que los usemos como queramos; como neoyorquinos, apenas nos sorprende”, expresó Solomon a New York Post.

El proyecto también ha modificado su percepción sobre la naturaleza en la ciudad. Solomon explicó: “Tendemos a pensar que Nueva York no es naturaleza, que aquí no hay naturaleza y que hay que salir de la ciudad para experimentarla”. Sin embargo, añadió: “Pero aquí hay mucha naturaleza. Cuando camino, siento que estoy en la naturaleza. Cuando estoy en lo alto del puente, sobre el río, es hermoso; es como estar en una montaña. Cambia la forma en que ves la ciudad”, según sus declaraciones recogidas por New York Post.

Caminar el puente se vuelve
Caminar el puente se vuelve parte de la rutina diaria en la ciudad para quienes optan por moverse únicamente a pie.

El nombre “Thru-Hike to Nowhere” no implica una connotación negativa, sino que refleja la ausencia de un sendero preestablecido, a diferencia de las rutas señalizadas de los Apalaches. En este caso, Solomon ha diseñado su propio recorrido, adaptándolo a las posibilidades y limitaciones del entorno urbano.

El inicio del reto no estuvo exento de dificultades físicas. Solomon experimentó molestias en los pies, especialmente en los arcos plantares, pero optó por utilizar plantillas ortopédicas y continuar con su objetivo. Además, ha documentado su experiencia mediante diarios diarios en redes sociales, compartiendo tanto los desafíos como los descubrimientos de su travesía.

Humanidad en movimiento: caminantes cruzan
Humanidad en movimiento: caminantes cruzan una intersección en Manhattan, evidenciando el pulso urbano del día a día.

Con una semana restante en su calendario, Solomon aspira a sumar 160 kilómetros (100 millas) adicionales para alcanzar un total de 644 kilómetros (400 millas) recorridos a pie en 30 días. Según manifestó a New York Post, este entrenamiento lo dejará preparado para, en el futuro, enfrentar el Appalachian Trail.