La sorpresa del entrenador del papa León XIV al descubrir por TV que su cliente era el nuevo pontífice

Valerio Masella afirmó que Robert Prevost era un cliente habitual del gimnasio, al que acudía dos o tres veces por semana. Nadie sabía que era un cardenal, y mucho menos que sería el próximo líder de la Iglesia Católica

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El papa León XIV frecuentaba
El papa León XIV frecuentaba un gimnasio desde 2023. (AP Photo/Andrew Medichini)

En un sorprendente giro de los acontecimientos, el papa León XIV fue reconocido por su entrenador personal, Valerio Masella, como un cliente habitual del gimnasio que frecuentaba antes de su elección.

Masella, de 26 años, había estado entrenando a Robert Prevost, ahora conocido como León XIV, en un gimnasio cercano al Vaticano desde 2023. En ese momento, Prevost había sido llamado a Roma por el papa Francisco para liderar el Dicasterio para los Obispos.

La noticia de su elección como Papa dejó a Masella y a otros miembros del gimnasio completamente sorprendidos, ya que nadie sabía que Robert era un cardenal.

Nunca sospechó que su cliente fuera un cardenal

Antes de convertirse en el
Antes de convertirse en el papa León XIV, Robert Prevost asistía al gimnasio dos o tres veces por semana. (REUTERS/Yara Nardi)

De acuerdo con el relato de Masella, quien habló con el periódico Il Messaggero, Prevost asistía al gimnasio con regularidad, mostrando una notable consistencia en su entrenamiento.

“Era preciso, venía dos veces por semana, a veces incluso tres, dependiendo de sus compromisos, claro”, comentó Masella. El entrenador describió al papa León XIV como un hombre con una condición física excepcional, algo que atribuyó a su dedicación al deporte desde joven.

El régimen de entrenamiento incluía ejercicios aeróbicos y de calentamiento, seguidos de actividades para fortalecer los músculos y mejorar la postura. Masella detalló que, a pesar de pasar muchas horas sentado en un escritorio, Prevost no mostraba signos evidentes de estrés. “Nunca me pareció un hombre estresado, al contrario”, afirmó.

Durante las sesiones de entrenamiento, las conversaciones eran escasas, ya que Prevost era reservado, aunque siempre amable y sonriente. En una ocasión, mencionó que había practicado muchos deportes en su juventud y que tenía una pasión por diversas disciplinas.

Masella nunca sospechó que Prevost fuera un cardenal. “Pensé que era un profesor, un académico, o algo por el estilo. Ciertamente, una persona que pasaba horas sentado en un escritorio, aunque sus parámetros físicos eran muy buenos”, confesó. La sorpresa fue mayúscula cuando, al ver la televisión, reconoció a su cliente como el nuevo Papa.

El entrenador personal explicó su asombro al contar que se enteró que no solo conocía al nuevo papa, sino que también lo ayudó con sus rutinas de ejercicio. Al verlo a través de la televisión, dijo que “fue increíble”.

“Básicamente, entrené al futuro pontífice: es increíble, pero para mí era un cliente como cualquier otro, y se comportaba como todos usuarios de este gimnasio”, expresó.

Una sorpresa mayúscula al verlo en televisión

Su entrenador personal dijo no
Su entrenador personal dijo no saber quién era hasta que fue elegido como papa. (REUTERS/CLAUDIA GRECO)

León XIV, conocido en el gimnasio simplemente como Robert, asistía vestido de manera informal, sin dar pistas sobre su verdadera identidad. Masella recordó que siempre fue cortés y nunca mostró signos de nerviosismo o irritación.

En cuanto a las interacciones personales, Prevost se interesó por la carrera de Masella como entrenador personal, pero rápidamente se enfocaba en el entrenamiento, sugiriendo que no disponía de mucho tiempo.

“Era ciertamente reservado y siempre me daba las gracias. También dijo que se sentía bien en nuestro gimnasio, que le gustaba la ciudad y el clima de Roma”, recordó el entrenador personal sobre las palabras del papa León XIV.

También mencionó que podría haber otros cardenales u obispos que frecuentan el gimnasio, aunque no estaba seguro de sus identidades.

“He visto a alguien con un anillo, y me han explicado el significado del anillo episcopal o cardenalicio. Pero no puedo decir más”, comentó.

La historia de cómo el ahora Papa Leo XIV mantuvo su identidad en secreto mientras se ejercitaba en un gimnasio común y corriente añade una dimensión humana y accesible a su figura, mostrando que incluso aquellos en las posiciones más altas pueden llevar una vida sorprendentemente normal.