Formaldehído en productos de belleza, un riesgo oculto para mujeres afroamericanas y latinas

Estudios recientes revelan la presencia de compuestos potencialmente cancerígenos en artículos de uso diario, lo que incrementa la exposición a sustancias peligrosas en comunidades vulnerables de Los Ángeles

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Una mujer aplica una loción
Una mujer aplica una loción (AdobeStock)

Más de la mitad de las mujeres afroamericanas y latinas en Los Ángeles utilizan productos de belleza que contienen formaldehído o sustancias que lo liberan, según un estudio publicado el miércoles en la revista Environmental Science & Technology Letters y reportado por NPR.

Estos compuestos, reconocidos por su potencial cancerígeno, están presentes en artículos de uso cotidiano como jabones, lociones y champús, lo que expone a estas mujeres a riesgos para la salud en su rutina diaria.

Hallazgos del estudio: productos analizados, frecuencia de uso y sustancias identificadas

El estudio, realizado por el Silent Spring Institute en colaboración con organizaciones comunitarias, analizó el uso de productos de cuidado personal entre 64 mujeres afroamericanas y latinas residentes en el sur de Los Ángeles.

Durante una semana, las participantes fotografiaron las listas de ingredientes de todos los productos que empleaban en casa. En total, se revisaron 1.143 productos, con un promedio de 17 artículos diferentes por persona al día, aunque algunas llegaron a utilizar hasta 43.

De acuerdo con NPR, el 53% de las participantes reportó el uso regular de productos que contenían formaldehído o conservantes que lo liberan, conocidos como FRPs. Estos compuestos se hallaron en una amplia gama de productos, incluyendo lociones corporales, jabones, champús, acondicionadores, pegamento para pestañas y delineadores.

El análisis identificó cinco tipos de FRPs en las etiquetas, siendo el DMDM hydantoin el más común, presente en 19 productos, seguido de diazolidinyl urea, imidazolidinyl urea y quaternium-15. En algunos casos, una sola participante utilizó hasta tres productos con FRPs en su rutina diaria.

Más de la mitad de
Más de la mitad de las participantes usaban productos con formaldehído o FRPs, presentes en cosméticos como lociones, jabones, champús y maquillaje (Foto: iStcok)

El uso de estos productos no se limitó a aplicaciones esporádicas: muchas mujeres los emplearon varias veces al día. Por ejemplo, una participante usó jabón de manos con FRPs más de dos veces diarias, y 20 mujeres aplicaron lociones con estos compuestos en 76 ocasiones durante cinco días.

Más del 70% de los productos con FRPs fueron utilizados al menos dos veces por las participantes en el periodo de estudio.

Riesgos para la salud asociados al formaldehído y sus liberadores

El formaldehído es un gas incoloro y de olor penetrante, ampliamente utilizado como conservante por su capacidad para prevenir el crecimiento microbiano y prolongar la vida útil de los productos. Sin embargo, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) lo clasifica como un carcinógeno humano conocido, con evidencia suficiente de que puede causar cáncer en personas expuestas.

Estudios epidemiológicos han vinculado la exposición al formaldehído con un mayor riesgo de cáncer nasofaríngeo, sinonasal y de tipo linfático y hematopoyético.

Además del riesgo oncológico, el formaldehído y los FRPs pueden provocar dermatitis alérgica de contacto y otras afecciones cutáneas. Se estima que alrededor del 8% de la población estadounidense podría desarrollar alergias a estos compuestos. La exposición puede producirse tanto por absorción a través de la piel como por inhalación durante el uso de los productos.

Estudios epidemiológicos asocian la exposición
Estudios epidemiológicos asocian la exposición al formaldehído con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluidos nasofaríngeo, sinonasal y hematológico (AdobeStock)

Robin Dodson, autora principal del estudio y directora asociada de investigación en Silent Spring Institute, advirtió en declaraciones recogidas por NPR: "Es preocupante que estemos poniendo intencionalmente químicos que liberan un carcinógeno en productos que usamos a diario“.

Dificultad para identificar estos químicos en las etiquetas

Uno de los principales desafíos para los consumidores es la identificación de estos compuestos en las etiquetas de los productos. Los FRPs rara vez aparecen bajo el nombre de “formaldehído”; en su lugar, figuran con denominaciones técnicas como DMDM hydantoin, diazolidinyl urea, imidazolidinyl urea o quaternium-15.

Según NPR, estos nombres complejos dificultan que los usuarios reconozcan la presencia de sustancias peligrosas en los productos que adquieren.

Janette Robinson Flint, directora ejecutiva de Black Women for Wellness y coautora del estudio, subrayó: "No deberíamos tener que ser químicas para saber qué productos nos pueden enfermar“. La falta de transparencia en el etiquetado complica la toma de decisiones informadas por parte de los consumidores, especialmente en comunidades que ya enfrentan barreras de acceso a información y recursos.

Desigualdades raciales y sociales: presión estética y justicia ambiental

El estudio pone de relieve cómo las presiones sociales y económicas influyen en el uso de productos de belleza entre mujeres afroamericanas y latinas. Tracey Woodruff, directora del Programa de Salud Reproductiva y Medio Ambiente de la Universidad de California en San Francisco, explicó a NPR que la cantidad de productos utilizados refleja la presión que sienten las mujeres para ajustarse a ciertos estándares de belleza.

“Las normas de belleza que priorizan la apariencia blanca están llevando a las personas a usar productos que pueden ser perjudiciales para su salud“, afirmó Woodruff.

La investigación señala que las mujeres afroamericanas y latinas suelen estar más expuestas a estos químicos debido a la frecuencia con la que emplean alisadores de cabello, productos para uñas y cosméticos, en comparación con mujeres blancas.

Esta exposición desproporcionada se vincula con desigualdades históricas y estructurales, y se considera un tema de justicia ambiental. “Esto es parte del legado y la historia de la discriminación contra la población afroamericana y latina”, añadió Woodruff.

Situación regulatoria: diferencias entre Estados Unidos y la Unión Europea

La regulación de estos compuestos varía significativamente entre Estados Unidos y la Unión Europea. Según NPR, en parte de Europa se prohibió el uso de formaldehído en cosméticos en 2009 y exige advertencias en los productos que contienen FRPs por encima de una concentración mínima.

En contraste, la FDA en Estados Unidos ha propuesto regulaciones para restringir el formaldehído en productos como alisadores de cabello, pero hasta la fecha no ha implementado una prohibición nacional. La agencia declinó hacer comentarios sobre el tema.

Al menos 12 estados estadounidenses, entre ellos California y Washington, han aprobado o propuesto leyes para regular el uso de formaldehído en cosméticos, con prohibiciones que entrarán en vigor en 2025. Sin embargo, la efectividad de estas medidas aún está por verse.

Informes del Programa de Cosméticos Seguros del Departamento de Salud Pública de California muestran una disminución de diez veces en la cantidad de productos con formaldehído entre 2009 y 2022.

Testimonios y llamados a la acción

Las investigadoras y activistas involucradas en el estudio coinciden en la necesidad de una mayor supervisión gubernamental y transparencia en la industria de productos de cuidado personal. "En el corto plazo, los consumidores deben leer las etiquetas; a largo plazo, debe haber una solución regulatoria“, enfatizó Robin Dodson a NPR.

Por su parte, Janette Robinson Flint reiteró la importancia de que las personas no tengan que recurrir a conocimientos especializados para proteger su salud.

El llamado de los expertos es claro: urge una regulación más estricta y una mejor información para los consumidores, especialmente para aquellas comunidades que enfrentan una carga desproporcionada de exposición a sustancias peligrosas.

Mientras tanto, recomiendan a los usuarios revisar cuidadosamente las etiquetas de los productos, aunque reconocen que la identificación de estos químicos sigue siendo una tarea compleja.