El impresionante Parador ubicado en un castillo del siglo XII que ha visitado Iker Jiménez: por sus pasillos ‘merodea’ un fantasma

La fortaleza cuenta con una larga historia y es ahora uno de los alojamientos más singulares y misteriosos de la región

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Tal es su historia, que hasta el mismísimo Íker Jiménez ha visitado la fortaleza en busca de sucesos paranormales

Misterio, enigma e historia recorren cada piedra de los castillos y fortalezas que pueblan España. Sus leyendas y relatos de sucesos paranormales siguen atrayendo a viajeros deseosos de adentrarse en los secretos de estas arquitecturas ancestrales. Algunos de estos monumentos han encontrado nuevas vidas al convertirse en ayuntamientos, museos o elegantes hoteles.

La red de Paradores de España destaca entre estos ejemplos, transformando espectaculares enclaves históricos en alojamientos singulares que permiten experimentar la historia en primera persona. Dentro de este selecto grupo, el castillo de Sigüenza, en la provincia de Guadalajara, sobresale no solo por sus muros centenarios y su imponente presencia, sino por la enigmática figura de un fantasma que, según cuentan, pasea por sus pasillos en las noches silenciosas.

Un bastión medieval lleno de historia y vida

Levantado en el siglo XII sobre los restos de una alcazaba árabe del siglo VIII, el castillo de Sigüenza se erige como testigo de buena parte de la historia local y nacional. Durante siglos, sus estancias fueron el hogar de obispos seguntinos y, hasta finales del siglo XVIII, albergó la Sede Episcopal de la ciudad. Esta fortaleza ha resistido y sufrido distintas contiendas: la invasión francesa, las guerras carlistas y la Guerra Civil española dejaron profunda huella en su estructura, obligando a plantear una restauración casi total guiada por planos históricos y documentos antiguos.

Castillo de Sigüenza, en Guadalajara
Castillo de Sigüenza, en Guadalajara (Parador.es).

La recuperación culminó en 1972, cuando el castillo fue reconvertido en Parador Nacional de Turismo. El entorno conserva la majestuosidad original: una portentosa fachada de torres imponentes y una solemne puerta principal reciben al visitante, quien accede a un hermoso patio empedrado. Dentro se puede admirar la capilla románica del siglo XIII, así como estancias y comedor abovedado que sumergen al huésped en una atmósfera medieval. Estos espacios han sido rehabilitados para ofrecer todas las comodidades modernas sin perder su autenticidad histórica, logrando que cada rincón transporte a tiempos pasados.

Experiencia gastronómica en un entorno único

Alojarse en el Parador de Sigüenza no solo supone dormir entre muros históricos, sino disfrutar de la gastronomía tradicional castellanomanchega. El restaurante, de ambiente medieval, está especializado en asados de carne y presenta platos autóctonos como las migas. La combinación de recetas legendarias y productos de la zona crea una propuesta culinaria que satisface tanto al viajero exigente como al curioso gastronómico.

Las habitaciones, cuidadas al detalle, garantizan descanso y tranquilidad, mientras que los salones y espacios comunes invitan a la conversación pausada o la exploración relajada. Todo ello enmarcado por vistas excepcionales al casco antiguo de Sigüenza y los paisajes que la rodean.

Leyenda y misterio al anochecer

Interior del parador de Sigüenza,
Interior del parador de Sigüenza, en Guadalajara (Adobe Stock).

Pero todo cambia cuando cae la noche sobre la fortaleza, surgen relatos inquietantes: cadenas arrastradas y sollozos retumban entre las paredes, protagonizados por el espectro de Doña Blanca de Borbón. Según la leyenda, Doña Blanca fue esposa de Pedro I el Cruel. Tras solo tres noches de matrimonio, el rey la repudió en favor de su amante, María de Padilla, y mandó encerrar a Blanca durante cuatro años en el mismo castillo de Sigüenza.

Finalmente, la joven reina fue trasladada a Jerez y después a Medina Sidonia, donde murió en circunstancias extrañas, con sospechas de veneno o asesinato. La tradición señala que su espíritu retorna cada noche al castillo, encadenado a la tristeza de aquel injusto encierro. Huéspedes y exploradores han narrado experiencias inexplicables, reforzando la atmósfera misteriosa.

Tanto es así que Iker Jiménez, junto a su equipo de Cuarto Milenio, ha visitado el enclave y recogido algunos de estos testimonios. Los visitantes del Parador pueden conocer la celda supuestamente habitada por Doña Blanca, así como la silla donde permaneció encerrada. Además, diariamente a las 17:00 horas, se ofrece una visita guiada por los rincones más legendarios del edificio, dirigida a los clientes del hotel.

Historia monumental y naturaleza desbordante

Sigüenza, Guadalajara. (Adobe Stock)
Sigüenza, Guadalajara. (Adobe Stock)

El encanto del castillo es la antesala de todo lo que Sigüenza tiene por descubrir. Un paseo por su casco histórico revela edificios y rincones de enorme valor patrimonial. La catedral de Santa María, erigida en el siglo XII, mezcla estilos románico, cisterciense y detalles góticos, coronando su interior con numerosos elementos renacentistas. En ella destaca la escultura funeraria del Doncel, considerada una de las mejores de su género.

El recorrido no debe omitir plazas como la Plaza Mayor o barrios como el Humanista, así como el Palacio Episcopal y la casa Plateresca, lugares donde convergen estilos renacentistas y barrocos bajo la luz de Castilla.

Pero Sigüenza también es destino de primera para los amantes de la naturaleza. En su entorno directo, el municipio abarca hasta tres espacios naturales protegidos: el Parque Natural del Río Dulce, el Lugar de Interés Comunitario del Río Salado y la Microreserva de los Saladares del Río Salado. Numerosas rutas de senderismo se internan por estos parajes, permitiendo al viajero descubrir paisajes de gran valor ecológico y espectaculares panorámicas.

Cómo llegar

Desde Madrid, el viaje hasta Sigüenza es de alrededor de 1 hora y 30 minutos por la carretera a-2. Por su parte, desde Guadalajara el trayecto es de alrededor de 50 minutos por las vías A-2 y CM-1101.