El increíble Parador incrustado en los Picos de Europa: un refugio de montaña con un teleférico, rutas de senderismo y bonitos pueblos

A lo largo de Asturias, Cantabria y Castilla y León, los Picos de Europa se alzan como uno de los principales destinos naturales de nuestro país. Este lugar, declarado Parque Nacional en 1918, es el espacio natural protegido más antiguo de España y cuenta con una impresionante red de senderos que atrae a aventureros de todas partes. Así, estos caminos, que recorren desfiladeros, lagos de origen glaciar y cumbres escarpadas, lo ha convertido en uno de los principales destinos para los aficionados al montañismo y al turismo de naturaleza.

Es por ello que es uno de los enclaves naturales más visitados de España, pero no solo por su belleza natural, sino por la oferta turística que alberga. En este sentido, hay que mencionar el Parador de Fuente Dé, un hotel exclusivo que es de los más impresionantes de nuestro país. Se trata de un moderno hotel que se incrusta en el corazón de los Picos de Europa. Un refugio de montaña del que parten muchas actividades ideales para los amantes del turismo rural, el turismo de aventura y la naturaleza.

El Parador de Fuente Dé es uno de los alojamientos más singulares del norte de España. Situado junto al famoso teleférico que asciende hasta el mirador de El Cable, este refugio combina el encanto de un enclave natural único con el confort de un hotel de montaña moderno. Un lugar pensado para quienes buscan desconectar, caminar entre cumbres escarpadas y saborear la identidad de una tierra ligada al paisaje y a la tradición. Así, lejos del bullicio urbano y rodeado de paredes verticales y bosques frondosos, el Parador ofrece una experiencia de alojamiento que mezcla lo rústico y lo contemporáneo.

Las habitaciones, amplias y luminosas, cuentan con vistas directas a los farallones calizos que rodean la zona. En su interior, el viajero encuentra un ambiente cálido, con estancias comunes diseñadas para el descanso tras una jornada de senderismo o contemplación. Entre los servicios disponibles destacan el jardín, zonas de juegos infantiles, salas de reuniones, garaje y aparcamiento exterior. Además, el parador admite mascotas, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes viajan en compañía animal. Pensado tanto para escapadas en pareja como para familias o grupos, el alojamiento se adapta a las distintas formas de vivir la montaña.

Además, por su fiera poco, el visitante puede degustar una cocina regional lebaniega gracias al restaurante que incluye el Parador. En él, “disfrutarás a los pies de los Picos de Europa de la auténtica y contundente cocina de la comarca cántabra de Liébana. Una carta con recetas como el cocido lebaniego, sus famosos quesos, carnes de ternera y lechazo y los pescados recién llegados del Cantábrico”, cuentan desde su página web. Un amplio abanico gastronómico que tiene como especialidades el cordero lechal asado a la flor de tomillo, pimientos rojos naturales asados con anchoas de Laredo y espuma helada de té de roca al aroma del orujo lebaniego.

El atractivo del Parador de Fuente Dé va más allá de su arquitectura o de su propuesta gastronómica. Lo que realmente lo distingue como uno de los alojamientos más especiales del país es el entorno natural y cultural que lo rodea. Enclavado en el corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa, este parador se convierte en una puerta abierta a la montaña y a la historia viva de la comarca de Liébana.

A escasos metros del hotel se encuentra uno de los grandes emblemas turísticos de la zona: el teleférico de Fuente Dé. Esta imponente estructura permite salvar un desnivel de 753 metros en apenas cuatro minutos, elevando al visitante desde la base del valle hasta los 1.823 metros de altitud. Una vez en la cima, el paisaje se transforma en un balcón natural hacia un mar de montañas, con vistas panorámicas que, en días despejados, permiten adivinar los límites del macizo central.

Desde la estación superior del teleférico parten numerosas rutas de senderismo, que convierten a este enclave en un punto de partida ideal para los amantes del aire libre. Caminos que atraviesan laderas, neveros y pastos de altura, y que permiten explorar rincones como el mirador de Álica o aventurarse hacia zonas más técnicas como Horcados Rojos, una pared vertical de casi 300 metros que se alza sobre el sendero que conduce al refugio de Cabaña Verónica.

Pero la experiencia no se limita a la montaña. En el entorno inmediato del Parador se encuentran algunas de las localidades más pintorescas de Cantabria. A pocos kilómetros, Mogrovejo aparece como un ejemplo intacto del urbanismo tradicional lebaniego. Declarado Conjunto Histórico, conserva edificaciones de gran valor como una torre del siglo XII o antiguas casonas de piedra que aún mantienen la impronta del tiempo.

Otro núcleo imprescindible es Potes, capital de la comarca, con sus puentes medievales, sus calles empedradas y su animada vida local. Desde aquí es posible acceder al Monasterio de Santo Toribio de Liébana, uno de los centros de peregrinación más importantes del norte peninsular, donde se conserva el que se considera el fragmento más grande conocido de la cruz de Cristo.

Desde Santander, el trayecto tiene una duración estimada de 2 horas y 5 minutos por las carreteras A-8 y N-621. Por su parte, desde Cangas de Onís el viaje es de alrededor de 2 horas y 10 minutos por las mismas vías.