Las escaleras de Recaredo en Toledo: 25 años de orgullo y hospitalidad de una obra pionera

Los remontes mecánicos de Recaredo en Toledo, ejemplo de accesibilidad y modernidad arquitectónica, celebran 25 años como símbolo de integración y turismo inclusivo en la ciudad histórica

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Diego Albaladejo Álvarez

Toledo, 20 jun (EFE).- Los primeros remontes urbanos de Castilla-La Mancha, las escaleras mecánicas de Recaredo en Toledo, cumplen 25 años y durante este cuarto de siglo se han convertido a decir de los expertos en un motivo de "orgullo" para los toledanos y una muestra de "hospitalidad" de la ciudad; algo a lo que también aspira Cuenca, que está levantando ahora sus primeros remontes mecánicos.

Las escaleras de Recaredo fueron inauguradas un 20 de junio de 2000, y su uso ha permitido a residentes y visitantes un acceso más cómodo y directo al Casco Histórico de la ciudad, pero también forma parte de una serie de obras "de primerísimo orden" que introdujeron a Toledo en la modernidad de la arquitectura contemporánea.

Así lo ve el secretario del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, Eugenio Díaz, que ha recordado que el edificio de las escaleras mecánicas, junto a otros como la Consejería de Agricultura, de Manuel de las Casas, o el Centro Cultural San Marcos eran actuaciones que "se mostraban a corazón abierto y que expresaban su arquitectura, su carácter y su funcionalidad en un entorno tan complicado como es Toledo", y con las que distintos arquitectos dejaron su impronta y abrieron camino para los demás.

En una entrevista con EFE, Díaz ha reconocido que estas actuaciones supusieron un "choque" para la población toledana por la transformación que suponía del perfil de la ciudad, pero "con el tiempo, los toledanos han hecho suya esta arquitectura".

Aunque haya supuesto, incluso, una "cicatriz" visual en la ciudad, Díaz ha resaltado que "es un éxito rotundo desde el punto de vista funcional", y ha manifestado que es "una experiencia subir, y ver cómo el paisaje va cambiando".

Sin embargo, ha reconocido que pese a ese éxito el mantenimiento del edificio "no es el que debería ser" y eso se nota en el deterioro de elementos como la cubierta vegetal que precisa de un "mantenimiento intensivo".

Ha apuntado que "empiezan a verse ya algunos elementos que están dañados, y si no se acometen obras de reparación con cierta inmediatez, estos problemas se agravarán".

Tras las escaleras mecánicas de Recaredo llegaron las de Safont (o Miradero) y Díaz pone en duda que en Toledo quepa un tercer remonte, porque el problema de la accesibilidad está resuelto con un acceso cómodo.

"En algunos puntos a lo mejor hace falta tratar para facilitar la accesibilidad a las personas que tienen problemas de movilidad, pero el acceso al Casco con estos dos remontes creo que está resuelto de forma estupenda", ha explicado el arquitecto.

El "éxito rotundo" cosechado por las escaleras mecánicas de Toledo en estos 25 años se debe también en parte a una percepción: la de una ciudad "que se adapta, que se abre al visitante, y que apuesta por un turismo más inclusivo y sostenible", una ciudad que lanza un mensaje de "hospitalidad".

Así lo ve el catedrático de Marketing e Investigación de Mercados de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Juan Antonio Mondéjar, que ha argumentado que este tipo de estructuras "consiguen mejorar la percepción del destino sin agredir el entorno patrimonial".

Mondéjar ha relatado a EFE que las escaleras han mejorado la experiencia del visitante, pero "la clave es que tienen que integrarlo los residentes", y a la vez permiten "dinamizar zonas menos transitadas, equilibrando el flujo turístico".

En el caso de Toledo, el catedrático ha reconocido que las escaleras de Recaredo son utilizadas a diario por alumnos que acuden a San Pedro Mártir, y por vecinos del Casco, y se ha referido también a la apuesta que tiene que hacer Cuenca por integrar sus propios remontes en la vida diaria de los ciudadanos, no sólo de los turistas o visitantes.

"Las escaleras mecánicas o los ascensores urbanos son mucho más que soluciones técnicas: son parte de la hospitalidad de una ciudad" y también una parte esencial en su estrategia de márketing turístico por el mensaje que envían.

Cuenca comparte varios de los retos de Toledo, como un casco elevado, escasa accesibilidad y necesidad de revitalización, y necesario integrar bien el proceso y comunicarlo con acierto, pero Mondéjar ha ido más allá y ha instado a imitar otro de los logros de Toledo: la unanimidad.

"En Toledo hubo consenso total apoyando el proyecto; me da igual que el Ayuntamiento sea de un color, la Junta de otro, el Gobierno central, todos remaron en esa dirección", ha evocado el catedrático, que ha reclamado apoyo unánime para el proyecto de Cuenca.

Las escaleras mecánicas de Recaredo fueron diseñadas por los arquitectos Elías Torres y José Antonio Martínez Lapeña y costaron entonces 1.700 millones de pesetas -unos 10,2 millones de euros-, mientras que el proyecto de Cuenca tiene un presupuesto de 15,7 millones de euros.

Con seis tramos de escaleras y otros tantos ascensores, los remontes de Cuenca salvarán un desnivel de 57 metros, desde el entorno del río Huécar a la plaza de Cecilio Albendea, a la altura de la Plaza Mayor; las de Recaredo, por su parte, permiten con sus seis tramos de escaleras mecánicas salvar 35 metros de desnivel hasta la Diputación Provincial.

Aunque las escaleras de Recaredo fueron los primeros remontes mecánicos urbanos en Castilla-La Mancha, Mondéjar recuerda que antes y después han surgido múltiples ejemplos en el plan nacional o internacional.

"Santander, por ejemplo, ha implantado una red de escaleras mecánicas y ascensores urbanos para salvar desniveles entre barrios; Vitoria, Bilbao o incluso Girona también han utilizado este tipo de soluciones para conectar el casco histórico con la ciudad baja, en todos los casos con gran repercusión para el turismo", ha apuntado, antes de citar Lisboa, Nápoles o Valparaíso, cuya "red de ascensores históricos se consideran patrimonio y atractivos turísticos en sí mismos". EFE

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