Girona, 28 ene (EFE).- El profesor en periodismo Lluís Pastor, titular de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y colaborador de la de Girona, acaba de publicar 'Los mismos muertos vuelven' (Ediciones Luciérnaga), un estudio de apariciones desde el punto de vista de la comunicación, en el que apunta a un patrón común.
Pastor defiende en una entrevista con EFE el carácter puramente científico de su investigación, en el que sigue la fórmula clásica de emisor, receptor, canal y mensaje.
El autor desvela que han sido once años de trabajo para estudiar apariciones de las que hay testimonio desde la antigüedad clásica hasta principios del siglo XX.
"Solo investigo casos donde los muertos son los emisores, aunque luego hay gente que va a médiums para hablar con sus padres o madres ya fallecidos, pero eso lo descarto porque si alguien va voluntariamente a buscar un contacto seguramente lo encontrará", indica.
Lluís Pastor ha necesitado cerca de novecientas páginas para mostrar un patrón que detecta siempre que se da esa circunstancia, en la que el aparecido emite el mensaje.
Destaca cinco elementos que se repiten: "El contacto es muy corto, la persona viva reconoce a quien ve, casi siempre hay una luz alrededor del cuerpo o que sale de su interior, la densidad es de algo gaseoso o brumoso y la apariencia del fallecido es buena".
El mensaje que se traslada coincide también en muchos casos, "el más habitual es el de que el muerto manifiesta que está bien, pero hay otros como que estará siempre al lado del receptor".
"Otros dicen que están en un lugar y, aunque menos comunes, los hay también que te desvelan cosas para ayudarte, como dónde están unas llaves perdidas", añade.
Relata otro que no es tan repetido, en el que el aparecido explica que le han dado permiso para contactar o expresa al final del contacto que tiene que irse.
Lluís Pastor reitera su perfil científico como doctor en Periodismo y subraya que se ha apoyado para la investigación en historiadores y antropólogos: "No hablo de lejía para curar el cáncer".
"Yo analizo en mi trabajo habitual la comunicación política y social y, aquí, soy el mismo con las mismas herramientas", afirma antes de regresar al contenido del libro, donde se explica que "los vivos se han imaginado a los muertos de maneras diferentes en cada contexto histórico".
En la Edad Media se aparecían "rodeados de llamas y con cadenas, y en la época victoriana eran unas sombras negras, mientras que ahora son más ectoplasmáticos".
El patrón hallado le lleva a descartar que se trate de algo cultural sin que se atreva a ir más allá porque "la ciencia tiene que saber hasta dónde sabe cosas y hasta dónde no".
Aventura la posibilidad de que haya "un mecanismo humano que proyecte, aunque no exista, una imagen o percepción del muerto", pero tampoco se cierra a algo más, aunque resulte inexplicable.
Pastor asegura que entre un 20 y un 30 por ciento de la población ha pasado por un episodio de aparición y que todos los que le han relatado uno le aseguran que no es algo "que dé miedo, pero la sociedad lo tiene y es por el peso importante de las iglesias protestante y católica".
Lo que no ha detectado es un sesgo relacionado con la formación, la capacidad económica o las etnias y, al regresar a la influencia de la religión, confirma que ha empezado un trabajo que pone el foco en la resurrección de Jesucristo que, "vista por un profesor que analiza todo esto, es una comunicación de un muerto con sus amigos".
Ahí ve también muchos puntos en común con los relatos de apariciones que ha investigado en 'Los mismos muertos vuelven' y precisa datos históricos, como que en la época romana "había leyes que tenían que ver con contactos con fallecidos".
"A partir de los siglos XVIII y XIX todo se convierte más en tema de ocio porque se descubre que el asunto es un filón para el entretenimiento", concluye en este repaso histórico de apariciones que, en el libro, muestra en forma de diario para meter al lector en la piel del autor a lo largo de esos once años de trabajo. EFE
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