Descansos dispares: la risa va por barrios

Sevilla y Betis experimentan días de descanso contrastantes tras sus recientes resultados en La Liga, con autocrítica en el conjunto verdiblanco y satisfacción en el nervionense tras sus respectivas actuaciones

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Sevilla, 20 ene (EFE).- Sevilla y Betis viven este lunes sendas jornadas de descanso con tintes de calma para los blancos y de autocrítica y reflexión para los verdiblancos tras sus respectivos resultados de la pasada jornada, una agónica victoria ante el Girona (1-2) en Montilivi y una lacerante derrota ante el Alavés (1-3) en el Benito Villamarín.

La risa va por barrios y, en este caso, el de Nervión respira de forma diferente al de Heliópolis después de una jornada en la que los de Xavier García Pimienta superaron por vez primera a los del chileno Manuel Pellegrini en la clasificación y en la liga particular desde finales de la temporada 2022-2023.

El Sevilla entrenó el domingo a puerta abierta y el Betis cerrada tras un sábado en el que los sevillistas remontaron la ventaja del Girona y se llevaron el gato al agua con un postrero gol del belga Dodi Lukebakio; y los béticos remataron una semana para olvidar en una tarde aciaga frente al conjunto que dirige el argentino Eduardo 'Chacho' Coudet.

El conjunto de Xavier García Pimienta se ejercitó en su ciudad deportiva para empezar a preparar su duelo del próximo sábado ante el Espanyol y lo hizo con el ánimo propio de quien había recibido un enorme balón de oxígeno tras la mala racha de resultados que precedía su llegada a Montilivi con su eliminación en Copa del Rey ante el Almería (4-1) y el empate en casa ante el Valencia.

Los goles de Saúl Ñíguez, su primero como sevillista, y el decisivo de Dodi Lukebakio fueron mano de santo para que cambiaran unas tornas que, en el bando rival, tienen tintes de crisis acentuada tras el 'destrozo' que le hizo al equipo de Pellegrini el delantero alavesista Kike García con su triplete en el Villamarín.

Tras las lógicas y tópicas apelaciones a la unidad en el "el momento más difícil" de sus cinco años al frente del conjunto bético, Pellegrini entrenó con los suyos a puerta cerrada en un día en el que, a falta del pan de los puntos, buenas fueron las tortas en forma del anuncio de la cesión hasta final de temporada de Antony Matheus, extremo brasileño del Manchester United inglés.

El partido ante el Alavés ha hecho mucho daño en el seno del equipo bético, que llegaba tras una derrota dolorosa ante el Valladolid y una no menos eliminación copera ante el Barcelona con una goleada por 5-1 que, como el 1-0 de Pucela, no lo fueron tanto como el preocupante juego desplegado por los de Pellegrini.

Salieron a dar la cara dos de los pesos pesados del equipo, Isco Alarcón y Marc Bartra, para, como ilustró del de Arroyo de la Miel, "aguantar el chaparrón, callar y sacar adelante la situación, que queda mucho", "trabajar" porque "no queda otra" y no escudarse en "excusas" como podrían ser las lesiones.

El centrocampista malagueño dijo que parecía que los había "mirado un tuerto" por los resultados, el juego y también las lesiones de jugadores como el suizo Ricardo Rodríguez, el francés Romain Perraud y Pablo Fornals, pendientes de pruebas y a la espera de diagnóstico.

Estas secuelas en forma de problemas físicos del duelo ante el Alavés se unen en una poblada enfermería al portugués William Carvalho, al argentino Giovani Lo Celso y los laterales derechos Aitor Ruibal, Héctor Bellerín y el senegalés Youssouf Sabal, lo que plantea a Pellegrini un serio problema para conformar sus bandas para su próximo duelo ante el Mallorca, el próximo sábado.

A la espera de saber los partes médicos y de que se cierre la incorporación de Antony, el Betis vive sus horas más bajas de la era Pellegrini, clasificado en duodécima posición con 25 puntos, en tierra de nadie y casi equidistante de los puestos europeos, a cinco, y de los de descenso, a seis.

Todo tras una jornada aciaga en la que, por perderse, perdió también el derbi femenino ante el Sevilla (2-0) y la final de la Supercopa de España de fútbol sala ante el Jimbee Cartagena (3-1): el lunes llega con tintes balsámicos. EFE