Un nuevo tratamiento contra un tipo de leucemia “incurable” logra la remisión del cáncer en 11 pacientes

Esta terapia emplea linfocitos T procedentes de un donante sano, modificados genéticamente en laboratorio para que sean capaces de destruir las células leucémicas

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Investigación en un laboratorio (Shutterstock
Investigación en un laboratorio (Shutterstock España)

Una novedosa terapia contra una forma de leucemia T ha conseguido la remisión del cáncer en un 11 participantes de un ensayo clínico. El tratamiento ha sido desarrollado en el Great Ormond Street y el King’s College Hospital (ambos en Londres) y consiste en emplear linfocitos T procedentes de un donante sano, modificados genéticamente en laboratorio para que sean capaces de identificar y destruir las células leucémicas.

Los resultados del estudio han sido publicados en la revista New England Journal of Medicine y abren la puerta a un futuro tratamiento para la leucemia T, un tipo de cáncer muy agresivo. Frente a las terapias convencionales que requieren de la manipulación de las células propias, lo revolucionario de esta investigación es que puede prepararse con antelación y administrarse inmediatamente en caso de urgencia.

En la leucemia de células T, el propio cáncer está formado por linfocitos T. Si se introdujeran más linfocitos T sin modificar, estos podrían atacarse entre sí o ser rechazados por el sistema inmunitario del paciente. Por ello, los investigadores han empleado herramientas de edición genética para desactivar o modificar moléculas clave en los linfocitos T del donante, permitiendo que eviten las defensas inmunitarias del receptor y centren su acción en las células cancerosas.

En los estudios iniciales, algunos pacientes que ya no disponían de alternativas terapéuticas alcanzaron remisiones profundas, hasta el punto de que ni siquiera las pruebas más sensibles han detectado la presencia de leucemia. Este resultado ha permitido que se plantee la opción de un trasplante de médula ósea o de células madre, que sigue siendo la única vía realista hacia una curación a largo plazo para estos casos.

Una terapia para cuando la enfermedad se resiste

No obstante, la terapia con linfocitos T modificados no está concebida como un tratamiento de primera línea para todos los pacientes con leucemia. Se reserva para aquellos cuya enfermedad ha resistido o ha reaparecido tras los tratamientos estándar.

El objetivo de este tratamiento de inmunoterapia es reducir la carga tumoral lo suficiente como para que el trasplante de células madre sea viable. Los linfocitos T modificados no están diseñados para mantener el control de la enfermedad de forma indefinida, sino para ejercer un efecto potente pero transitorio, ganando tiempo hasta que el paciente pueda recibir el trasplante, que permitirá reconstruir un sistema inmunitario y hematopoyético sano.

Un tratamiento combinado (es decir, una inmunoterapia intensiva aunque limitada en el tiempo, seguida de un trasplante) es lo que ofrece una posibilidad realista de supervivencia prolongada para algunos de estos pacientes.

En el año 2024 se produjeron en España 433.357 defunciones, solo 194 defunciones más que el pasado año en la misma fecha, según los datos provisionales del informe 'Defunciones según la Causa de Muerte', publicado este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que por segundo año consecutivo sitúa a los tumores como primera causa de muerte en 2024, con un 26,6% del total de defunciones, seguidos de las enfermedades del sistema circulatorio (26%). Fuente: Europa Press

Un tratamiento aún por perfeccionar

La vida después de este tipo de intervención dista mucho de ser sencilla. El trasplante de médula ósea o de células madre puede salvar vidas, pero también implica uno de los procedimientos más exigentes de la medicina actual. Durante los meses posteriores, los pacientes presentan un riesgo elevado de infecciones graves, ya que su nuevo sistema inmunitario aún es inmaduro y puede estar suprimido por los fármacos utilizados para evitar el rechazo.

Además, muchos experimentan fatiga intensa, pérdida de peso y dificultades emocionales, y un número significativo requiere hospitalizaciones repetidas para tratar complicaciones como la enfermedad injerto contra huésped, en la que las células inmunitarias del donante atacan los tejidos del receptor.

Incluso años después, los supervivientes pueden padecer problemas crónicos en la piel, el aparato digestivo o el hígado, alteraciones hormonales, infertilidad o secuelas psicológicas derivadas de una enfermedad prolongada y la incertidumbre asociada.