Este hombre ha visitado casi todos los países del mundo y tiene claro cuál le ha gustado más: “La naturaleza es deslumbrante”

El creador estadounidense Drew Binsky, que ha visitado casi todos los países del mundo, asegura que ninguna experiencia se compara a la hospitalidad y diversidad natural de Filipinas, un destino al que ha vuelto más de 75 veces

Guardar
Islas filipinas (Pexels)
Islas filipinas (Pexels)

Elegir un país favorito no es sencillo para un viajero habitual, y mucho menos para alguien que ha estado prácticamente en todos los países del planeta. Sin embargo, para Drew Binsky, creador de contenido estadounidense y uno de los viajeros más conocidos de YouTube, la respuesta es clara: su destino predilecto es Filipinas, adonde ha viajado más de 75 veces desde su primera visita en 2014.

Binsky, que ha conseguido el raro logro de recorrer los 197 países reconocidos internacionalmente, explica que la relación que mantiene con Filipinas no tiene comparación con ningún otro lugar del mundo. Según él, lo que lo enamora del país no son únicamente sus paisajes, sino la hospitalidad de su gente. “Cada experiencia en Filipinas es increíble. Desde el momento en que pisas el país, te hacen sentir como uno más”, declara.

Desde que llegó por primera vez, Binsky no ha dejado de acumular experiencias inolvidables. Pescó con arpón junto a comunidades indígenas, probó algunos de los platos más peculiares de su gastronomía e incluso se tatuó con una artista tradicional de 107 años. Son vivencias que, según él, difícilmente podrían repetirse en otro destino.

Una docente ideó una estrategia para que sus estudiantes no pudieran copiarse en un examen y la imagen se volvió viral

El paraíso de la hospitalidad

Según el medio digital Viajes, el país —compuesto por más de 7.500 islas, muchas aún prácticamente vírgenes— le ofrece una combinación que para él resulta irresistible. Entre sus lugares preferidos menciona Siargao, Bohol, Siquijor, Romblon, Batanes o Luzón, isla donde se encuentra Manila. Algunas de estas regiones le recuerdan incluso a escenarios de otros continentes, como Batanes, que compara con ciertos paisajes de Nueva Zelanda.

Además de playas y selva, Filipinas presume de fenómenos naturales únicos, como las Colinas de Chocolate de Bohol, que en la estación seca se tiñen de marrón, o su interminable catálogo de cascadas: Kawasan, Tumalog o Lugnason figuran entre las más populares. A esto se suman más de una veintena de volcanes activos que moldean el territorio con una mezcla de dramatismo y belleza.

Playa El Nido, Filipinas (Getty)
Playa El Nido, Filipinas (Getty)

Aunque los paisajes impresionan, Binsky insiste en que lo que realmente distingue a Filipinas son sus habitantes. La hospitalidad, la cercanía y el trato amable son, en su opinión, la razón principal por la que siempre desea volver. El hecho de que gran parte de la población hable inglés también facilita una conexión más directa y espontánea con la vida local.

Su segunda gran debilidad es la gastronomía filipina. Su plato favorito es el sinigang, un estofado agrio elaborado con tamarindo o kamias, y como postre destaca el halo-halo, una mezcla fría perfecta para las temperaturas tropicales. Además, subraya que Filipinas es un destino muy asequible; comer por menos de cinco euros o volar entre islas por unos veinte es habitual, aunque en zonas de Manila como Makati o Taguig los precios se elevan.

Después de haber completado la lista casi imposible de visitar todos los países del mundo, Binsky asegura que Filipinas es el único destino al que volvería una y otra vez sin pensarlo. “Filipinas no es solo un lugar para visitar; es un lugar en el que te sientes parte de algo”, concluye satisfecho.