Fernando Mora, psiquiatra: “El hambre puede afectar a tu empatía. Baja el azúcar en sangre y nuestra capacidad de conectar con los demás”

Cuando las necesidades básicas no están cubiertas, el ser humano puede volverse menos sociable

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El psiquiatra Fernando Mora en
El psiquiatra Fernando Mora en un reciente vídeo. (@doctormora_/Tiktok)

A mediados del siglo XX, el psicólogo estadounidense Abraham Maslow publicó su teoría sobre la motivación humana. Planteaba que las personas organizan sus prioridades en función de necesidades, y que estas se estructuran en una jerarquía. Para él, si las necesidades humanas básicas no estaban cubiertas, no se desarrollan otras más elevadas. Respirar, alimentarse y descansar son procesos clave que el ser humano debe completar antes de preocuparse por aspectos como la creatividad, el éxito o la amistad.

La pirámide de Maslow no solo se ha establecido como teoría básica de la psicología, sino que tiene un amplio fundamento científico. El psiquiatra Fernando Mora ha rescatado parte de este concepto en un reciente vídeo publicado en sus redes sociales (@doctormora_), donde explica que “el hambre puede afectar a tu empatía”. Mora explica que las funciones biológicas tienen tal importancia que, cuando no se ven satisfechas, pueden condicionar procesos complejos como la interacción social.

Según el médico especialista, “cuando tenemos hambre, no solo baja el azúcar en sangre, también baja nuestra capacidad de conectar con los demás”. “Según varias investigaciones recientes, el hambre activa en nosotros el modo supervivencia. Y en ese momento, nuestra mente deja de preocuparse por los demás y se centra en una sola cosa: conseguir energía. Por eso nos cuesta más conectar, somos más impulsivos, estamos más irritables y menos empáticos“, indica el doctor Mora. ”Así que la próxima vez que vayas a tener una conversación importante con alguien, no vayas con hambre”, concluye en su vídeo.

El hambre y la empatía en la ciencia

Sus afirmaciones se basan en varios estudios científicos publicados en los últimos años. El más reciente, recogido por Nature en septiembre de 2025, es un trabajo realizado por el Francis Crick Institute de Londres a partir de experimentos en ratones hembra. En sus conclusiones, los investigadores exponen que el cerebro de las ratonas vírgenes integra señales de hambre y estado hormonal para decidir entre cuidar o agredir a crías. Según los autores, “el hambre promueve la agresión dirigida a las crías” por parte de animales “normalmente no agresivos”.

Este cambio en el comportamiento no solo se da entre los animales. En el mundo anglosajón, se ha popularizado el término hangry, mezcla de las palabras hambriento (hungry) y enfadado (angry) para expresar la ira que sienten ciertas personas con el estómago vacío. Un estudio publicado en 2019 en la revista Emotion analiza justamente este fenómeno, si bien para los autores "el hambre por sí sola no es suficiente para sentir ira por el hambre“, sino que es necesario que se dé un contexto negativo alrededor.

En 2021, investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y la Universidad Justus-Liebig (Alemania) analizaron los efectos tanto del hambre como del estrés en la conducta social de las personas. En su artículo, publicado en la revista Current Opinion in Psychology, los autores concluyen que los seres humanos suelen encontrarse en “estados psicofisiológicos subóptimos”, es decir, con necesidades sin cubrir. Dependiendo de qué mecanismos ayuden a satisfacer necesidades como el hambre o la inseguridad, tomarán una estrategia más social o más egoísta.