Parir sin pujar es posible en algunos casos si el trato es respetuoso: “Cuando el entorno es cálido y acogedor, las mujeres pueden tener un pico de adrenalina”

Los expertos señalan tres técnicas de empuje, aunque unas “lesionan más los tejidos que otras”

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Una mujer después de parir
Una mujer después de parir (Canva)

El parto es uno de los momentos más temidos, pero también más esperados, cuando una mujer se queda embarazada. No obstante, existen múltiples formas de llevarlo a cabo, a pesar de que en el marco general solo se hable de “parto” o “cesárea”. Pero, para el primero existen tres diferentes preparaciones, tal y como señala Beatriz Cosgrove, fisioterapeuta especialista en recuperación del suelo pélvico: reflejo de Ferguson-Harris (reflejo de expulsión), Pujo en Valsalva (pujo dirigido) y pujo en espiración frenada (pujo fisiológico).

Quizás lo más importante de esta distinción es que unas técnicas “lesionan más los tejidos que otras”, explica la especialista en un artículo de su web. De este modo, Cosgrove ha detallado cada uno de estos métodos “para que todos aquellos músculos implicados en este momento vital sufran lo menos posible y de esta manera reduzcamos al máximo el número de secuelas postparto”.

El avance en la atención al parto ha mostrado la necesidad real de poner el foco en el respeto a los tiempos y a las sensaciones naturales de la mujer posibilita partos en los que el bebé nace con un esfuerzo mínimo por parte de la madre, especialmente cuando las condiciones físicas y emocionales son óptimas. Y es que, en ocasiones, se opta por la inyección de fármacos como la epidural -puede dificultar la habilidad de la madre para empujar durante la fase de expulsión-, sin tener en cuenta otros factores.

Una mujer después de parir
Una mujer después de parir (Canva)

“Cuando el entorno es acogedor, la mujer experimenta un deseo incontrolable de empujar”

El expulsivo, también denominado periodo de pujo, inicia cuando la dilatación cervical es completa, generalmente a los 10 centímetros, y finaliza con el nacimiento del bebé. Aunque no muchas mujeres lo tengan en cuenta, el proceso fisiológico del parto tiene una lógica propia y natural que puede alterarse de manera perjudicial si se somete al cuerpo femenino a instrucciones rígidas o directivas externas para empujar.

En este sentido, la Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal del Sistema Nacional de Salus (SNS) en colaboración con el Ministerio de Sanidad y Política Social detalla que los pujos espontáneos, aquellos que realiza la mujer solo cuando percibe la necesidad, son más seguros que los dirigidos. Este último método tradicional, conocido como Maniobra de Valsalva, consiste en inhalar aire, retenerlo y empujar hacia el ano como si se tratara de una evacuación.

Este procedimiento, aunque acorta ligeramente el tiempo del expulsivo debido al uso de fármacos como el analgésico epidural, incrementa el daño en la pared abdominal y el suelo pélvico. Por ello, “en el parto normal debe existir una razón válida para interferir en el proceso natural”, recuerda Cosgrove.

En cambio, “cuando el trato es discreto y respetuoso, y el entorno cálido y acogedor, las mujeres pueden tener un pico de adrenalina en el expulsivo que desencadena lo que Michel Odent ha denominado ‘Reflejo de eyección fetal’“, describen en El parto es nuestro. Esta acción, también conocida como reflejo de Ferguson, “se activa cuando el útero produce contracciones intensas e involuntarias que logran expulsar al bebé, sin necesidad de empuje activo por parte de la madre”, explica el doctor Simón Álvarez en su cuenta de Instagram (@drsimonfit).

En palabras de Cosgrove, esta sensación sucede “cuando el entorno es acogedor, la mujer experimenta un deseo incontrolable de empujar que coincide con la secreción de oxitocina y betaendorfinas, lo que facilita la salida eficaz y segura del bebé”. No obstante, “el exceso de intervencionismo y la ausencia de este reflejo nos ha llevado a tener que enseñarle a la mujer cómo parir”, determina la especialista. De esta forma, las organizaciones de salud señalan que es aconsejable esperar a que la sensación natural se manifieste antes de dirigir la intervención.

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“Su ausencia no significa que el parto sea menos fisiológico”

Si bien tiene bastantes beneficios frente a la técnica dirigida, el parto sin necesidad de empuje de Odent es muy poco probable. Además, hay que tener en cuenta que “no ocurre en todos los partos y su ausencia no significa que el parto sea menos fisiológico o válido”, afirma el doctor Simón Álvarez. Por lo que no se puede tenerlo como objetivo, ya que solo es “una de las variantes posibles del proceso natural cuando las condiciones neuroendocrinas lo permiten”.

Por su parte, el pujo fisiológico, que se produce en espiración con la glotis abierta y breves impulsos que orientan la cabeza fetal, se posiciona como el método más recomendado. Esta técnica no implica retener el aire ni realizar esfuerzos sostenidos, y permite que los tejidos maternos se adapten y reduzcan el riesgo de lesiones. “Empujar lúcidamente y con libertad reduce las secuelas posparto, especialmente la incontinencia urinaria y fecal, al tiempo que mejora la satisfacción materna y los indicadores de bienestar del recién nacido”, destaca Cosgrove.

En definitiva, las recomendaciones de las principales guías clínicas, coinciden en alentar que las mujeres empujen según su deseo, facilitando su comodidad y el descenso fetal pasivo. Y es que, la práctica rutinaria del pujo dirigido se asocia a lesiones perineales que pueden durar años, en contraste con la ausencia de efectos negativos en las mujeres a quienes se permite empujar sin presión externa.