Esta es la diferencia entre atención y concentración, según un psicólogo: “La atención es involuntaria e inconsciente”

Rafael Guerrero explica que la atención es automática, mientras que la concentración requiere esfuerzo consciente y aprendizaje

Guardar
Una persona estudiando concentrada. (Adobe
Una persona estudiando concentrada. (Adobe Stock)

Atención y concentración no son lo mismo. El psicólogo Rafael Guerrero, director de Darwin Psicólogos, ha ofrecido una explicación clara en uno de sus vídeos compartidos a través de su cuenta de Instagram, desde donde hace divulgación sobre psicología. Según ha expuesto, “la atención es: involuntaria, automática e inconsciente. Mientras que, la concentración es: consciente, voluntaria y necesita perseverancia”.

El especialista ha subrayado la importancia de diferenciar ambos conceptos. En este sentido, detalla que la concentración “es una función ejecutiva que está aquí, es decir, se aprende”. Ha añadido que, a diferencia de la atención, la concentración forma parte de las funciones ejecutivas exclusivas del ser humano: “Nadie se concentra, nadie controla impulsos, nadie se planifica, nadie se automotiva de la manera en que lo hacemos nosotros desde la corteza frontal”.

Para Rafael Guerrero, la diferencia fundamental radica en la localización y el desarrollo de cada proceso en el cerebro. Ha ilustrado que “la atención está aquí abajo, es del cerebro instintivo, es de un cerebro automático”, mientras que la concentración depende de áreas superiores y más evolucionadas. El psicólogo ha recurrido a una metáfora tecnológica para explicar el desarrollo de las funciones ejecutivas “con esas aplicaciones cerebrales que se van descargando”, ha dicho, en referencia a la adquisición progresiva de habilidades como la concentración.

El experto ha puesto como ejemplo la capacidad de un bebé para prestar atención a estímulos externos. “Un bebé, un recién nacido, un chiquitín de seis meses, tiene la capacidad de prestar atención ante un estímulo que es externo, ante un estímulo que es llamativo, que es sobresaliente un ruido fuerte a un bebé le asusta. Y es que está prestando atención”, indica. De hecho, añade que también puede fijarse en la figura de su madre, “de repente aparece su mamá y entonces sonríe y entonces le presta atención a su mamá”, apunta. Por el contrario, la atención, según ha insistido el psicólogo, es “involuntaria, automática, inconsciente, mientras que la concentración es consciente, voluntaria, perseverante”.

Estas son las oposiciones mejor pagadas, que coinciden con las más difíciles de aprobar

Cómo se pierde la concentración

En el entorno laboral y educativo, la concentración resulta esencial para cumplir con las tareas asignadas y retener la información necesaria. Cuando esta habilidad falla, el tiempo requerido para completar cada actividad aumenta de forma significativa, e incluso puede impedir que se lleven a cabo en el momento oportuno. Si la falta de concentración se convierte en algo habitual, puede derivar en un bajo rendimiento, y en situaciones extremas, en fracaso escolar, conflictos en el trabajo o incluso despidos.

En el plano personal, la ausencia de atención sostenida suele traducirse en desmotivación y frustración, lo que lleva a posponer o abandonar actividades. Además, en el ámbito social, desconectar durante una conversación puede ser interpretado por los demás como una falta de interés, generando malestar y posibles conflictos interpersonales. No obstante, se pueden llevar a cabo pequeños cambios que favorezcan la concentración.

Uno de los pilares fundamentales para lograr una buena concentración es el descanso adecuado. Dormir las horas necesarias no solo favorece la recuperación cerebral y cognitiva, sino que también garantiza un estado de lucidez durante la vigilia. La falta de sueño puede provocar dispersión, reducir la memoria y afectar la capacidad de atención, además de causar molestias oculares y visión borrosa de forma transitoria. Por este motivo, se recomienda dormir al menos ocho horas, especialmente antes de actividades exigentes como exámenes, ya que durante el sueño el cerebro realiza un “reseteado” que facilita el procesamiento de información y la consolidación de la memoria a largo plazo. Pero también es importante crear un ambiente propicio en el que no haya interrupciones.